Gabinete Akro - Psicología Infantil y Adolescente

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EL DUELO EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

En el Diccionario de la Real Academia Española, el vocablo “duelo” tiene tres acepciones:

1. Dolor, lástima, aflicción o sentimiento,

2. Demostraciones que se hacen para manifestar el sentimiento que se tiene por la muerte de alguien

3. Reunión de parientes, amigos o invitados que asisten a la casa mortuoria, a la conducción del cadáver al cementerio o a los funerales. A nosotros nos interesa ahora las dos primeras acepciones y hablamos de duelo al referirnos a la reacción de una persona ante la muerte de un ser querido. Nos referimos al conjunto de fenómenos que los seres humanos manifestamos en los ámbitos psicológico, biológico y social tras una pérdida afectiva. El duelo consiste en un proceso adaptativo, es decir, que “se va elaborando”. Se trata de uno de los acontecimientos más estresantes en la vida de una persona y cada individuo necesita un tiempo variable para la recuperación.

Cuando no se tienen los recursos suficientes para afrontar la pérdida se entra en el terreno del “duelo complicado” y se necesita una atención psicológica especializada. Los factores que predisponen a un duelo complicado son de diversa índole:

1. Relacionales (de dependencia, de conflictividad con aparición de autorreproches, etc),

2. Circunstanciales (juventud del fallecido, muerte súbita, muerte incierta por desaparición, etc),

3. Personales (más complicado en el varón, problemas previos de salud física o mental, duelos anteriores no resueltos, etc)

4. Sociales (ausencia de apoyo social o familiar, nivel socioeconómico bajo, etc).

EL DUELO EN LOS NIÑOS (LA PÉRDIDA DEL PADRE/MADRE)

Un caso especial de riesgo para un duelo complicado es el de los niños y adolescentes que pierden al padre o a la madre. La edad en la que se puede empezar a hablar de duelo suscita muchas controversias entre los distintos autores, desde los que niegan su existencia antes de la adolescencia (una minoría) hasta los que observan manifestaciones de duelo a partir de los seis meses de vida. A partir de esta edad puede decirse que el niño experimenta la angustia de la separación cuando la madre está ausente.

CARACTERÍSTICAS DEL DUELO EN NIÑOS Y ADOLESCENTES El concepto de muerte es abstracto y complejo y la forma de abordarlo va a depender de muchos factores: edad, educación, aspectos emocionales, creencias religiosas, etc. Hasta los 3 ó 4 años hay una ignorancia relativa del significado de la muerte y no se considera como algo definitivo. Se suele confundir la muerte con el dormir.

Entre 4 y 7 años, la muerte sigue siendo un hecho temporal y reversible, y los muertos tendrían sentimientos y funciones biológicas. Pueden preguntar cómo come el fallecido o si va al cuarto de baño. También puede haber “pensamientos mágicos”, en el sentido de que pueden creer que un mal pensamiento de ellos causó esa muerte. Entre 5 y 10 años, la muerte sería final e irreversible, pero los muertos conservarían algunas funciones biológicas. En muchos niños antes de los 10 años, la muerte sería irreversible y consistiría en el cese definitivo de todas las funciones biológicas. En casi todas estas edades, el hecho de la muerte le ocurre a los demás y no se piensa en una muerte propia. En realidad, antes de los cincos años no se llega a entender los tres componentes básicos de la muerte:

1. Es irreversible, definitiva y permanente,

2. Consiste en la ausencia total de las funciones vitales

3. Es universal, es decir, que nadie escapa de morir. También antes de esa edad es muy escasa la tendencia a llorar por un duelo. Lo que suele haber, sobre todo, es perplejidad y confusión.

Es por eso que preguntan reiteradamente por el fallecido: dónde está y cuándo volverá. Hay tres temores muy frecuentes en el duelo infantil:

1. ¿Causé yo la muerte?,

2.- ¿Me pasará esto a mí?

3. ¿Quién me va a cuidar? En realidad, podemos decir que la muerte del padre o la madre constituye una experiencia que afecta a la manera en que el niño estructura su mundo. Puede dividirse el proceso de duelo en los niños en tres fases:

1. Protesta.

El niño añora amargamente al progenitor fallecido y llora suplicando que vuelva,

2. Desesperanza. Comienza a perder la esperanza de que vuelva, llora intermitentemente y puede pasar por un período de apatía,

3. Ruptura de vínculo. Empieza a renunciar a parte del vínculo emocional con el fallecido y a mostrar interés por el mundo que le rodea.

Manifestaciones del duelo en niños y adolescentes Igual que ocurre en los adultos, existen unas manifestaciones del duelo infantil que se consideran normales y que se enumeran a continuación:

• Conmoción y confusión al haber perdido a una persona amada.

• Ira por haber sido abandonados y que pueden ponerse de manifiesto en juegos violentos, pesadillas y enfado hacia otros miembros de la familia (dar patadas, por ejemplo)

. • Miedo a perder al progenitor que sigue viviendo o ser abandonado por éste.

• Vuelta a etapas anteriores del desarrollo emocional con conductas más infantiles (exigiendo, por ejemplo, más comida, más atención, hablando como un bebé o miedo a la oscuridad).

• Culpabilidad derivada de la dificultad de relación con el fallecido o de la creencia de haber causado su muerte por el mero hecho de haber deseado en algún momento que ya no estuviera o que desapareciera.

• Tristeza por la pérdida, que se puede manifestar con insomnio, anorexia, miedo a estar solo, falta de interés por las cosas que antes les motivaban y disminución acentuada del rendimiento escolar.

En los niños predominan las manifestaciones de tipo fisiológico al ser mayor la dificultad para expresar las emociones y los sentimientos, y en los adolescentes es más frecuente el malestar psicológico. En cualquier caso, en los niños no es demasiado frecuente la tristeza o el abatimiento como en los adultos, sino que las manifestaciones del duelo suelen ser más bien cambios de conducta o de humor, alteraciones en la alimentación y en el sueño, y disminución del rendimiento escolar, como hemos expresado más arriba. Los trastornos psicológicos son semejantes a los que ocurren en el duelo de los adultos, quizás con mayor ansiedad en los niños y mayores cambios en sus circunstancias vitales (cambio de domicilio, de colegio, etc). Tres diferencias con el duelo de los adultos podrían ser:

1. Los niños utilizan más la negación,

2. Mantienen con mayor facilidad la capacidad de disfrutar con situaciones agradables y

3. No pierden la autoestima.

En realidad, cuanto menor es el niño, menos posibilidades hay de que el duelo se parezca al de un adulto Respuestas en niños de 2 a 5 años.

1. Perplejidad y confusión. Buscan a la persona fallecida.

2. Regresión. No se apartan del progenitor superviviente, se quejan, se orinan, se chupan el dedo…

3. Ambivalencia. Se alternan fases de preguntas y expresión emocional con fases de indiferencia y silencio.

4. Irritabilidad y rabia por haber sido abandonados.

5. Miedo a que también les abandone el otro progenitor (¿Quién me va a cuidar?).

6. Vínculos afectivos con alguien que se parezca al fallecido. Respuestas en niños de 6 a 9 años. La duración de un duelo normal en los niños puede ser muy variable, de pocos meses a más de un año. Conviene decir también que la mayoría de los niños que sufren la muerte de un progenitor superan el duelo sin grandes complicaciones, elaborando la pérdida de manera adecuada.

Factores de riesgo de duelo complicado. Aunque en la edad infantil también inciden los factores de riesgo ya señalados anteriormente para los adultos, existen factores particulares de esta edad, como son los siguientes:

• Ambiente inestable con alternancia en la figura responsable de los cuidados

• Forma inadecuada de reaccionar del progenitor superviviente, ya que sirve de modelo

• Existencia de segundas nupcias y relación negativa con la nueva figura

• Pérdida de la madre para las niñas menores de 10 años y pérdida del padre para varones adolescentes

• Falta de consistencia en la disciplina impuesta al niño o adolescente

• Suicidio u homicidio del progenitor fallecido

Los predictores de riesgo permitirán identificar a aquellos niños y adolescentes que necesitan apoyo y ofrecer alternativas de prevención e intervención.

1. Negación de lo ocurrido. Pueden aparentar indiferencia como un mecanismo de defensa.

2. Idealización de la persona fallecida, lo que permite una relación imaginaria.

3. Culpabilidad, sobre todo, si no pueden expresar la tristeza que sienten.

4. Miedo y vulnerabilidad, que pueden llevar a una cierta agresividad con las personas del entorno.

5. Asunción del papel del fallecido, como el cuidado de los hermanos pequeños. interés por las actividades que antes resultaban agradables, alteraciones del sueño con pesadillas, miedo a quedarse solo, comportamiento infantil, cefaleas u otras dolencias físicas, imitación del fallecido, disminución del rendimiento escolar o no querer ir a la escuela, etc.

La adolescencia, esa etapa frágil y confusa en nuestro periplo vital, los efectos de un duelo complicado pueden ser muy importantes y producir baja autoestima, problemas en el estudio, drogadicción, delincuencia o, incluso, suicidio. En los adolescentes hay dos formas fundamentales de reaccionar:

1. Con pena, agresividad y culpa, que puede traducirse en escuchar música estridente o andar todo el día con los amigos 2. Haciéndose el fuerte y quitando importancia a la situación, ahogando los sentimientos. En cualquier caso, se quiebra la línea de su vida y se dan cuenta de que tienen que madurar más deprisa y hacerse más responsables.

ESTRATEGIAS ÚTILES EN EL DUELO DE NIÑOS Y ADOLESCENTES

A nivel general, convendría “educar para la muerte” a nuestros hijos desde los primeros años, quitando dramatismo a un hecho natural y que nos rodea en todo momento. Casi la mitad de los niños entre dos y seis años han vivido alguna experiencia cercana de muerte (vecinos, abuelos, animales). Sería muy conveniente introducir el tema de la muerte en los colegios. El tabú que la sociedad actual tiene sobre la muerte y cualquiera de sus manifestaciones no es lo más apropiado por una correcta educación. La muerte no se lleva porque es símbolo de decadencia y fracaso.

Hay que ocultarla a toda costa en esta sociedad tecnológica que nos ha tocado vivir. La cultura que no valora la muerte, tampoco valora la vida. A este ocultamiento lo llama Carlos Cobo, el mayor experto en duelo infantil de nuestro país, “la Gran Mentira”.

Dice el psiquiatra infantil del Hospital “La Paz” a este respecto: “A menudo, hablo de la muerte con niños. Les pregunto si han tenido experiencia de seres queridos que hayan fallecido y, a partir de ahí, sobre todo si la respuesta es afirmativa, me es fácil entablar una conversación en la que la primera parte es más indagatoria y luego se abre más a su espontaneidad, a sus asociaciones libres y a expresiones creativas.

Las ideas de un niño sobre la muerte derivan de sus tradiciones familiares y de su relación con otros niños. Comienza a preguntar cuando ven a un animal muerto y en ese momento hay que resolver todas sus dudas: hay que decirle que todos vamos a morir algún día, que es una ley de la naturaleza y que es natural sentir pesar y deseo de volver a ver a la persona fallecida. Las respuestas ante el tema de la muerte tienen que ser simples y honestas. Hay, por ejemplo, dos hechos que deben quedar claro para el niño: que el fallecido no regresará y que el cuerpo está sepultado o incinerado.

La importancia de la intervención psicológica en estos casos es avalada por las pruebas que existen de que los trastornos depresivos y los intentos de suicidio son más frecuentes en los adultos que vivieron durante su infancia esta pérdida. A este respecto, quizás la etapa más vulnerable esté entre los 10 y los 14 años.

La pérdida de la madre suele ser más significativa y se asocia muchas veces con episodios en la vida adulta de agorafobia, ataques de pánico u otros trastornos de ansiedad. El objetivo terapéutico con menores en situación de duelo complicado, consiste en facilitar la información que necesiten con las rectificaciones oportunas sobre las fantasías que tenga sobre el hecho de la muerte, ayudarles a expresar sus emociones, trabajar sobre la idealización del progenitor fallecido, ayudar a mantener las relaciones sociales y las actividades que venía realizando y facilitar la comunicación entre los miembros de la familia. Estas intervenciones pueden realizarse a nivel individual o grupal.

Veamos algunas medidas que pueden tomarse para prevenir un duelo complicado y facilitar el proceso de adaptación: Antes del fallecimiento 1. No apartar a los niños de la situación planteada. Acompañarles en el duelo no significa apartarle de la realidad que está viviendo con el pretexto de ahorrarle sufrimiento.

Las personas mayores intentan evitar el sufrimiento en niños y adolescentes con conductas sobreprotectoras que dificultan la resolución adecuada del duelo. Sería conveniente implicarles de alguna manera en los cuidados del enfermo terminal (estar encargados, por ejemplo, de que al paciente no le faltan pañuelos ni agua y llevarles las zapatillas).

Cada uno de los miembros de la familia debe tener un papel y puede ser necesario ayudarles a encontrarlo.

2. Es importante que los niños y adolescentes puedan despedirse de sus personas queridas si así lo desean, sobre todo cuando el enfermo mantiene la consciencia. La muerte se convierte de esta manera en algo real y les será más fácil hacerse a la idea que la persona querida se ha ido para siempre. Es bueno que el niño lleve al agonizante, dibujos o cualquier otro tipo de regalo personal ya que los buenos recuerdos contribuyen mucho a suavizar el dolor de la pérdida. 3. Conviene informar a los niños de lo que está sucediendo de la manera más sencilla y natural lo antes posible y para ello debe buscarse el lugar y el momento oportunos.

Explicar de la manera más sencilla en qué consiste la muerte para irlo preparando. Después del fallecimiento

1. Si la persona querida ya ha fallecido, convendrá explicarles gradualmente y con pocas palabras lo que ha ocurrido y responder con honestidad a todas las preguntas que hagan, incluso expresando dudas si no tenemos clara la respuesta. Utilizar sin reparo la palabra “muerte” y decirles que todo lo que vive, muere algún día.

Es preferible que el progenitor superviviente sea el que dé la mala noticia, pero si esto no es posible es importante elegir a una persona emocionalmente próxima. La información al niño suele ser tardía y equívoca. Muchos padres, en su afán de proteger al niño, le informan de que el progenitor fallecido se ha ido de viaje, está en el hospital o se ha quedado dormido, lo que complica el proceso normal del duelo.

No se debe mentir ni recurrir a explicaciones fantásticas o eufemismos, aunque se puede explicar de una manera suave algunas situaciones delicadas, como en caso de suicidio del progenitor. Se puede hablar aquí de “ataque al cerebro” y de que el fallecido no sabía lo que hacía. Las mentiras mantenidas a lo largo del tiempo (“se ha ido de viaje”, “volverá muy pronto”) sólo traen complicaciones.

En especial, no debemos ligar el hecho de la muerte con el sueño (que puede derivar en trastornos del sueño) o con un viaje (que pueda dar sensación de abandono). En las familias creyentes sucede con frecuencia que al niño le cuesta trabajo entender cómo su padre o su madre está “en el cielo” si su cuerpo está enterrado. Se le puede explicar que Dios le ha concedido un nuevo cuerpo. La información que se dé al niño debe estar en consonancia con su edad y con su desarrollo madurativo y cognitivo. Pueden surgir problemas tanto por defecto de información como por exceso de realismo. Se puede explicar el hecho de la muerte con verdades parciales, midiendo lo que pueda asimilar y lo que necesita saber.

2. Debemos permitir que vean el cadáver si lo desean y sería conveniente que participaran en los ritos funerarios (velatorio, entierro, funeral). Los ritos son útiles, sea un acto de liturgia oficial de cualquier religión o sea colocar una flor en un lugar especial. Es importante que el niño se vea como uno más entre los que comparten el dolor ante la muerte de la persona querida. Todo ello puede ayudarles a comprender y aceptar la muerte y facilitarles el proceso de duelo. Es aconsejable explicarles previamente cada situación en la que decidan participar y acompañarlos en aquello que quieran hacer. Si deciden ver el cadáver es conveniente que lo hagan acompañados de una persona cercana que pueda contestar a las preguntas que planteen y a clarificar las dudas.

Si no quieren ver el cadáver ni participar en los ritos funerarios, no se les debe obligar y conviene evitar los sentimientos de culpa que puedan tener por no hacerlo. Es natural conservar fotografías y recuerdos del progenitor fallecido, pero tampoco hay que pasarse al otro extremo de dejar la casa como si el difunto estuviese a punto de entrar en cualquier momento. No convertir la casa en un santuario.

3. Conviene favorecer la expresión de las emociones y la comunicación empática. Frases como “No llores”, “No estés triste”, “Tu llanto no va a revivirlo”, etc. pueden abortar esta expresión e impedir que el niño se desahogue. Hablar del padre o de la madre que ha fallecido no es producir sufrimiento en el niño, sino que le consuela y le ayuda a elaborar la pérdida. Hay que hablar de la persona fallecida con toda naturalidad. Cuanto más pequeño sea el niño, más útil pueden ser el juego, el dibujo o la dramatización. Por otra parte, no debemos olvidar que los niños manifiestan su dolor por la pérdida de manera diferente a los adultos y pueden mostrar cambios frecuentes de humor, falta de atención en la escuela y anomalías en sueño y alimentación.

En líneas generales, existe un amplio abanico de reacciones que pueden considerarse “normales” (hablar con el fallecido, llorar desconsoladamente, estar enfadado, etc) y hay que permitir los canales adecuados de expresión. La investigación señala que la mayoría de las conductas y de los sentimientos se van atenuando con el paso de los meses, excepto la conexión con el familiar fallecido, que se alarga en el tiempo y que sirve para elaborar la pérdida.

4. Algo importante es eliminar el sentimiento de culpa. La fantasía de los niños puede llevarles a considerar que algo que pensaron o dijeron en algún momento determinado fue la causa de la muerte de la persona querida. Hay que decirles con firmeza que no ha sido culpa suya y ayudarles a ver la diferencia entre deseo y realidad.

5. Es necesario mantenerse física y emocionalmente cerca de ellos, garantizarles el afecto y compartir con ellos el dolor así como ofrecerles modelos de actuación.

El progenitor superviviente, por ejemplo, no debe esconder su dolor y es conveniente que muestre al niño su fragilidad y sus sentimientos y compartir con él su tristeza. Hay que comentarles que no vamos a olvidar a la persona querida y que la vamos a seguir queriendo aunque haya muerto. Son importantes las demostraciones físicas de cariño, con besos y abrazos. Dedicarles mucho tiempo, con juegos y caricias.

6. Hay que garantizar la estabilidad y retomar lo antes posible la normalidad de la actividad cotidiana. Nunca hay que tratar de fingir que no ha pasado nada, o que el fallecimiento no ha ocurrido, o que la vida del niño no va a cambiar porque no tardará en persuadirse de lo contrario. De aquí que resulte muy necesario mantener “la rutina” y “las normas” que existían antes del lamentable episodio, de forma que el niño no sienta que el mundo se desorganiza o se desestabiliza. Esto ayuda a conservar un cierto orden dentro de la confusión que se produce en estos eventos. Lo que más ayuda al niño frente a la pérdida es la recuperación del ritmo cotidiano de sus actividades y potenciar los elementos adaptativos existentes: colegio, amigos, juegos, etc.

No sería conveniente, por ejemplo, en esos momentos un cambio de colegio.

7. Por último, no hay que plantearles expectativas muy altas o asignarles responsabilidades excesivas, olvidando la edad que tienen. Conviene evitar que los niños ocupen “el lugar” o “el papel” de la persona fallecida como forma de agradar a los adultos. Por mucho que lo intenten no lo van a conseguir y esto va a suponer una frustración. Se dificulta, además, la búsqueda de su propia identidad. Existen terapias cognitivas, en las que se trabaja con el pensamiento del niño, aclarando dudas, mitos, fantasías o falsas creencias.

También puede recurrirse a terapias conductuales, con técnicas de modificación de la conducta. Estas estrategias terapéuticas puede verse facilitada por la creación de “grupos de duelo”, que sirven para un mejor afrontamiento de la situación al disminuir claramente los síntomas de ansiedad y depresión. También existen en el mercado algunos juegos (“Adios Tristeza” se llama el más famoso de ellos, con un tablero y unas tarjetas) concebidos para facilitar la expresión emocional de los sentimientos en el duelo infantil. En niños pequeños la intervención psicológica a través del juego puede ser fundamental. El juego permite el despliegue de los sentimientos, de sus temores y de sus fantasías, que muchas veces no pueden expresar de otro modo. Con un buen trabajo, el niño puede elaborar el duelo más fácilmente que un adulto porque no tiene el prejuicio del “qué dirán” y es pura espontaneidad. Tiene menos sentimiento de culpa que el adulto y nunca se niega a rehacer su vida y ser feliz

ALGUNOS LIBROS QUE PUEDEN AYUDAR A LOS NIÑOS

• Caracoles, pendientes y mariposas – Alvarez A. – Ed. Edelvives, Madrid 2002

• Los niños y la muerte – Kübler-Ross E. Ed. Luciérnaga, Barcelona 1992.

• Osito y su abuelo – Gray N. Ed. Timun Mas, Barcelona 1999.

• Recuerda el secreto – Kübler-Ross Ed. Luciérnaga, Barcelona 1992.

• Te echo de menos – Paul Verrept, Ed. Juventud. Barcelona 2000. • Consejos para niños antes el significado de la muerte – Wolfelt A. Ed. Diagonal,

• Mamá, ¿qué es el cielo? – Shriver M. Ed. Salamandra,

Barcelona 2000.

• Se ha muerto el abuelo – Saint Mars D. Bloch S. Ed. Galera, Barcelona 1998.

TIPOS DE INTERVENCION

1. Intervención individual (varios tipos de terapia: cognitiva, conductual, psicodinámica, etc).

2. Intervenciones en grupo (escasa experiencia en el momento actual).

3. Intervención familiar (intenta modificar de manera positiva las relaciones intrafamiliares). 4. Intervención psicológica escolar (el maestro debe estar al corriente de la situación). 5. Otras formas de intervención (técnica psicoeducativa, counselling).

 

 

FUENTE https://seom.org/seomcms/images/stories/recursos/sociosyprofs/documentac...

ENTREVISTA EN PRIMERA PERSONA SOBRE MIEDOS

ALEJANDRO ES UN NIÑO DE 11 AÑOS QUE SE HA TRATADO EN NUESTRO CENTRO POR MIEDOSY ANSIEDAD.

1.¿PORQUE COMENZASTE A VENIR AL CENTRO?

Comencé a venir porque me sentía nervioso y me costaba la lengua y me costaban las trabadas. Tenia muchas faltas y eso me ponía nervioso.

2. ¿COMO TE HA AYUDADO LA TERAPIA? Porque mi madre no era maestra ni eso, no sabía ayudarme y te busco a ti. Me ha ayudado hablar, eso que hacemos de psicología, para ayudarme en todo lo que fuera mejor para mi.

3. ¿QUÉ HAS APRENDIDO? Han mejorado mis medos, sobre todo los que tenia por las faltas de cole (faltas de ortografía y lectura) ese miedo ha mejorado mucho.

4. ¿COMO HAS IDO SUPERANDO TUS MIEDOS? Me enseñaste a dibujar los miedos en un papel, en un papel dibujaba cosas que me daban miedo y cuando venían los tiraba, como si expulsara fuera de mi y de mi habitación

. 5. ¿CUALES ERAN ESOS MIEDOS QUE TE PONÍAN MAS NERVIOSO? Los que me provocaban pesadillas, cuando me dijeron que tenía que repetir 3º, eso me impactó mucho y estuve días nervioso y triste.

6. ¿QUE TIPOS DE ACTIVIDADES TE HAN AYUDADO? Actividades que me ayudaron a seguir y no quedarme parado, lo importante era seguir adelante. Aprender eso no vero como algo negativo, sino algo que me iba a ayudar a ver las cosas con otro punto de vista. La relajación y la respiración me han ayudado mucho. Aprender a respirar correctamente es muy importante. Antes me enfadaba cuando no me salía algo, ahora estoy aprendiendo a controlar esos enfados.

7. ¿COMO TE SIENTES AHORA? Ahora puedo controlar mi ira y antes era como si la ira me controlara a mi. Antes eso me ponía nervioso y ahora no. Ahora soy diferente.

8. ¿QUE LE DIRIAS A OTROS NIÑOS EN TU SITUACION? Le diría que me gusta mas el niño que soy ahora. Antes estaba siempre preocupado y no era feliz. Me ha ayudado ver lo que me pasaba y porque y por eso he podido cambiarlo. Esto les diría que se puede cambiar con ayuda .

 

LOS MIEDOS INFANTILES

Puntos claves

Los miedos son frecuentes en la infancia, sus manifestaciones dependen de estadio evolutivo, tienden a ser pasajeros, resolviéndose espontáneamente con la maduración cognitiva. Valorar si la respuesta ante el estímulo es desproporcionada y desadaptativa ayudará a diferenciar entre miedos normales y fobias.

Dentro de los factores etiológicos, genética, temperamento y ambiente, adquieren especial relevancia las experiencias vividas por el niño y los aprendizajes, tanto directos como indirectos, como, por ejemplo, lo que los niños ven en la televisión.

Los niños fóbicos pueden permanecer asintomáticos fuera del estímulo fóbico o, por el contrario, manifestar un gran sufrimiento si la fobia es invasiva y no es posible la evitación. Aunque las fobias son más frecuentes en adultos, la gran mayoría se inician en la infancia, siendo factor de riesgo para el desarrollo de futuros cuadros psicopatológicos, por lo que un diagnóstico y un tratamiento precoz son necesarios.

Todos los niños tienen miedos en algún momento de su vida. La mayoría son pasajeros, varían a lo largo del desarrollo y se resuelven espontáneamente con la evolución y la mejora de sus capacidades cognitivas. En ocasiones, puede resultar complicado diferenciar los miedos normales de las fobias. Se considera miedo a aquella emoción displacentera con componentes cognitivos, psicológicos y comportamentales, normalmente específico para la edad del niño, que se produce en respuesta a una situación de peligro real o imaginario, y que no produce una importante alteración funcional.

El miedo tiene una función adaptativa y necesaria filogenéticamente para la supervivencia de la especie. La presentación es diferente según la edad. En líneas generales, los miedos a la separación de seres queridos o a la oscuridad son más propios de niños pequeños. Con el crecimiento, los miedos sociales adquieren mayor importancia, el miedo al ridículo o a hablar en público son más comunes en la adolescencia.

Miedos y desarrollo evolutivo

Primera infancia

A partir de los 6 meses aparece miedo a las alturas, a los extraños y a la separación de las figuras de apego que se intensifica entre el año y 2 años y medio. Estos 3 tipos de miedos se consideran programados genéticamente y con alto valor adaptativo. En esta etapa empiezan a surgir miedos relacionados con pequeños animales y ruidos fuertes, como los de los truenos.

Preescolares (2,5–6 años)

Se mantienen los previos, sobre todo el miedo a la separación. Conforme avanza el desarrollo cognitivo, aparecen más estímulos generadores de miedo. Son propios de esta etapa el miedo a los monstruos, la oscuridad, los fantasmas o a los personajes del cine o dibujos. La mayoría de los miedos a animales empiezan en esta etapa y pueden perdurar hasta la adultez.

Escolares

El pensamiento operativo y la capacidad para razonar de forma concreta mejoran la percepción de la realidad; así van desapareciendo los miedos a seres fantásticos e imaginarios, dando lugar a otros relacionados con el temor a situaciones reales que puedan causar un daño, miedos a las catástrofes naturales, a presentar enfermedades o a lastimarse. Es la edad de inicio de las fobias a daño-sangre-inyecciones.

Al final de esta etapa comienza, aunque poco frecuente, el miedo a la valoración negativa de los iguales o a los exámenes.

Adolescencia

Se reducen significativamente los miedos de épocas anteriores. Los intereses y las preocupaciones se centran ahora sobre todo en las relaciones con iguales, por lo que los miedos estarán asociados al temor a la crítica y al rechazo, al fracaso escolar y a no conseguir los logros académicos deseados o miedo al ridículo o a hablar en público.

Miedos y fobias según la edad Edad

Competencias e intereses

Fuentes de miedo

Posibles trastornos 0–24 meses

Esquema sensoriomotor, relación causa-efecto, permanencia objeto

Estímulos intensos, altura, rostros extraños separación 2–5 años

Pensamiento preoperatorio, imaginación

Monstruos, potenciales agresores, oscuridad

Ansiedad de separación 7–12 años

Pensamiento operativo, razonamiento concreto, interés por logros escolares

Catástrofes naturales, accidentes, animales, enfermedades, mal rendimiento

Fobias a animales, sangre, quejas somáticas, TOC, ansiedad a exámenes

Adolescencia

Pensamiento operativo formal, capacidad de anticipación, importancia de los iguales Ser excluido por los iguales

Fobia social, agorafobia, crisis de angustia TOC: trastorno obsesivo compulsivo.

Miedos y fobias La distinción entre los miedos normales y las fobias no es sencilla. La fobia es un temor no justificado ante un objeto o situación que, aunque pueda reconocerse como irracional o exagerado, genera en el individuo una intensa reacción de angustia y que se acompaña del deseo por evitar dicho estímulo, produciendo elevado malestar emocional con repercusión funcional en caso de enfrentarse a ello.

Epidemiología

Los miedos infantiles son muy comunes, entre el 30% y el 50% de los niños presentan uno o más miedos intensos pero no todos tendrán significación clínica.

La prevalencia de las fobias oscila entre un 3 y un 9% de los niños y adolescentes, llegando incluso a un 15% según diferentes autores.

Esta variabilidad se debe a diferencias metodológicas en los estudios y a que los padres tienden a ocultar la presencia de las mismos por lo que podría haber una infraestimación de dicha patología

1. Son más frecuentes en el sexo femenino. Las más habituales y de comienzo en la primera niñez son las relacionadas con los animales, seguidas por las ambientales, y posteriormente por las de tipo situacional y la agorafobia, que son más frecuentes alcanzada la veintena

2. Las fobias ambientales parecen tener una mayor repercusión social, más comorbilidad, e ir acompañadas de más clínica somática que el resto de fobias simples

3. En un estudio realizado en 3.005 adolescentes de entre 12 y 17 años, hasta un 76,5% manifestaba tener miedos, y solo el 27,3% cumplía criterios para fobia específica a lo largo del año previo.

El daño-sangre-inyecciones y los animales eran los miedos más comunes. De todos ellos, solo el 6,5% necesitó tratamiento. Esto último corrobora los datos ya conocidos, es sencillo poder evitar los estímulos fóbicos en la vida diaria y, por tanto, habrá mínima repercusión funcional en la gran mayoría de los casos

4. Etiología Neuroimagen. Las áreas cerebrales relacionadas con la fobia son principalmente

5: la ínsula, la amígdala, el córtex prefrontal y orbitofrontal, y la corteza del cíngulo anterior. El papel de la amígdala ha sido ampliamente estudiado en el mecanismo del miedo. Las conductas evitativas se situarían en la corteza prefrontal y se ha objetivado una relación entre los receptores del N-metil-D-aspartato y la adquisición y consolidación de memorias del miedo

6. Estos hallazgos son similares a los obtenidos para otros trastornos de ansiedad, lo que hace pensar en una base neurobiológica semejante. Factores etiológicos de los miedos y las fobias Factores etiológicos Características Genéticos Agregación familiar Más frecuente en fobia a las inyecciones Temperamentales Predisposición individual: timidez, inhibición, retraimiento Ambientales Aprendizajes: Condicionamiento clásico: miedo tras mordedura de perro Condicionamiento operante: perpetúa el miedo al ver a otro perro Modelado: el niño observa cómo su madre se cambia de acera al ver un perro A través de experiencias, lecturas, conversaciones, televisión… Factores de riesgo Presencia de una fobia en algún miembro de la familia

7; un temperamento intolerante a la frustración con tendencia a sobredimensionar ante situaciones cotidianas o debilidad física o mental; niños de temperamento más sensible, dependiente, con pobre autonomía para la edad o con alteraciones en el apego, y especialmente relevante para el desarrollo de fobia social y agorafobia es la reexperimentación de acontecimientos traumáticos en situaciones semejantes

8. Clínica Los niños fóbicos se encuentran habitualmente asintomáticos fuera del estímulo, que es evitado con facilidad y sin interferencia en su vida diaria. En caso de no poder evitarlo, generará importante sufrimiento en el niño y en su entorno. La presentación clínica la agruparemos en 4 tipos de síntomas; la expresión y el predominio de un grupo u otro variará en función de la edad y el desarrollo emocional y cognitivo.

La fobia social tiene un inicio más tardío, en caso de ser grave podría conducir a rechazo al colegio. La fobia escolar es factor de riesgo para fracaso escolar, presenta 2 picos a los 6 y a los 12 años. Podría ser una manifestación de trastorno de ansiedad de separación o de fobia social. Síntomas de los miedos y las fobias Neurovegetativos(activación simpática) TaquicardiaAumento de la presión arterial y frecuencia respiratoriaSudoración, palidez o ruborAumento del tono muscular

Cognitivos Fallos en concentración, atención y memoria

Pensamientos o imágenes relacionados con lo peligroso del estímulo y las consecuencias negativas que el niño cree que le acarreará Sensación de despersonalización o desrealización más frecuente en niños mayores y adolescentes

Emocionales Llanto, ansiedad, angustia y aprensión. Más llamativos e intensos cuanto menor sea el niño

Conductuales Inquietud, desasosiego. Rara la inhibición. Evitación activad del estímulo aversivo incluso reacción de huida

Diagnóstico Ante un niño con miedos, lo primero es valorar si es normal y cumple unas características específicas según la edad o si adquiere significación clínica.

Conocer la intensidad y la duración de los síntomas y recabar información sobre el grado de interferencia en el funcionamiento del niño nos ayudará a distinguirlo.

Recogeremos información sobre patología médica intercurrente, antecedentes personales de cuadros similares y antecedentes familiares de trastornos relacionados y psiquiátricos.

Para definir bien el alcance de la fobia o miedo, investigaremos sobre todo: modo de aparición del cuadro y posibles desencadenantes recientes y remotos, conductas observables en el niño, modo de reaccionar del entorno ante la aparición de estas conductas y consecuencias, y grado de interferencia en la vida del niño y la familia.

Las fobias pueden formar parte de otros cuadros psiquiátricos, como, por ejemplo, trastornos del espectro autista o psicosis. En estos casos, lo relevante no es la conducta temerosa y de evitación, sino el objeto fóbico o la intensidad de la reacción. Estos niños pueden reaccionar con intenso pavor, incluso con crisis de agitación, ante situaciones u objetos cotidianos, tipo el ruido de la cisterna, escuchar una determinada canción o usar cordones en las zapatillas. Es frecuente la comorbilidad entre varios tipos de fobias.

La patología comórbida más habitual en los niños es el trastorno de ansiedad por separación, la ansiedad generalizada y el déficit de atención con hiperactividad

9. La fobia social y la agorafobia suelen asociarse también a trastornos afectivos y abuso de sustancias

3. Tratamiento

Muchas fobias tienen su inicio en la infancia y pueden ser un factor de riesgo para desarrollar patología en la vida adulta. Un tratamiento precoz mejorará el pronóstico. Debe incluir a niño, padres y colegio. Las familias, al igual que el entorno escolar, son fundamentales a la hora de reforzar o limitar dichas conductas, pues es posible que estos niños presenten rechazo social o afectación de rendimiento escolar.

Niveles de tratamiento

- Psicoeducación para padres y niño: conocer el origen de los miedos, su carácter evolutivo y cuáles son los mecanismos que los perpetúan. Mejora el manejo y facilita la extinción.

- Terapia cognitivo-conductual (TCC): es el tratamiento efectivo de mayor evidencia y debería ser el tratamiento de primera línea. La relación con el estímulo/objeto fóbico es la base de estas terapias. Son más eficaces las técnicas que facilitan esa relación in vivo, ya que no todos los niños tienen facilidad para recrear imágenes mentales. La exposición debería realizarse de modo gradual para facilitar el control de síntomas, ya que, por su inmadurez, los niños poseen pocos mecanismos efectivos de control del estrés y emociones negativas. Es fundamental la participación de los padres.

Dentro de este tipo de terapias, destacan por su evidencia la desensibilización sistemática in vivo, la práctica reforzada y el modelado participante. La desensibilización sistemática mediante movimientos oculares es una técnica prometedora. - Terapias humanistas y psicodinámicas.

Estas, al contrario de las anteriores, actúan as directamente sobre posibles traumas asociados.

- Fármacos: necesarios si el miedo y los síntomas asociados son incapacitantes, no se puede realizar TCC, existe comorbilidad grave o ideación suicida. Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina son los fármacos de primera línea con eficacia demostrad.

Los benzodiacepinas son útiles como tratamiento agudo. Pronóstico La mayor parte de los miedos en los niños son transitorios y se resuelven espontáneamente. En general, el pronóstico es bueno. Existen pocos estudios en niños pero parece que, a mayor severidad de los síntomas o presencia de comorbilidad psiquiátrica, peor es el pronóstico y mayor la tendencia a persistir durante la adultez.

No existe correlación negativa significativa sobre los resultados académicos. Aquellos adultos que mantengan las fobias desde la infancia presentan repercusiones en su vida social, laboral y personal, con empeoramiento en la calidad de vida, incluso sin comorbilidad.

 

 

 

FUENTE: https://www.elsevier.es/es-revista-anales-pediatria-continuada-51-articu...

MINDFULNESS EN PRIMERA PERSONA

 Andrea es una niña que llega a consulta por dificultades para conciliar el sueño, que le provocaba ansiedad. entre otras, se trabajo con ella la tecnica del mindfulness con buenisimos resultados. 

-Hola Andrea, mira vamos a hablar sobre tu experiencia con las herramientas de Mindfullnes que has aprendido en este tiempo. Para comenzar, ¿nos puedes contar cómo te sentías antes de conocer estas herramientas?

Pues muy agobiada, había veces que no me sabía controlar y sudaba y todo y me ponía super estresada y a llorar……parecía que me había llevado 5 horas en el gimnasio.

-¿Qué cosas te pasaban concretamente A.? ¿qué te pasaba para pedir ayuda a tus padres?

Que no podía dormir, cuando en realidad tenía mucho sueño.

-Una de las herramientas que hemos visto, ha sido la meditación, ¿cómo te sentiste la primera vez que meditaste?

No estaba tan concentrada como cuando lo hacemos ahora y me quedé igual, miraba para todos lados…….pero luego cuando lo he hecho más veces me relajaba cada vez más.

-Otra de las actividades que hemos hecho, ha sido tomar conciencia de alguno de nuestros pensamientos. ¿Qué sentiste cuando te diste cuenta de tus propios pensamientos?

Me di cuenta de que me quedaba pensando o haciendo una cosa y podía estar pensando en otra. El mundo era un bote y alguien lo comprimía, me frustraba porque sabía que podía pararlo, pero no lo conseguía.

-Ahora que has aprendido herramientas, ¿cuál te gusta más?

El cuento de las pompas de jabón. Me centraba en un mismo pensamiento y no me dejaba en paz, este cuento me ayudo y me sirvió a dejar ir mis pensamientos, me siento más relajada.

-¿Cuáles son tus sensaciones ahora? Ahora no me agobia irme a dormir, ahora hay veces que tardo 20 minutos en quedarme dormida pero se esperar y no me agobio.

-¿A quién le recomendarías aprender herramientas de Mindfullnes?

Pues a todos los que se preocupan y no son capaces de dejar de pensarlo y se preocupan por todo. A mí también me pasa pero ahora que lo se me relajo y ya que sé que no pasa nada…..

Y antes de un examen, antes sienta muy bien relajarse.

 

La historia es la siguiente: “Desde pequeña, a Clara le encanta hacer pompas de jabón. Le gusta soplar suavemente, ver cómo se infla, cómo la pompa se va formando poco a poco y después, le encanta seguirla con la mirada. Ver primero cómo flota cerca de ella y después cómo se eleva poco a poco y cómo se la lleva la brisa y si tiene paciencia suficiente para mantener la atención centrada en la pompa, seguramente verá, cómo se explota, de forma suave y espontánea.

¿Qué nos puede enseñar esta historia? Cuando meditamos y nos conectamos con la respiración, podemos aprender a hacer varias cosas podemos contemplar las sensaciones en nuestro cuerpo, las emociones o los pensamientos. Podemos aprender a verlos de forma separada, cómo las pompas de jabón. Podemos aprender a darnos cuenta que son cosas que solo duran unos momentos y podemos observar como llevadas por el aire se van suavemente de nuestra mente. Las pompas de jabón que flotan en el aire, son como los pensamientos, así que dejan que se alejen y que desaparezcan, sin aferrarte a ellos y sin desviar la mirada.

MINDFULNESS

El Mindfulness puede considerarse una filosofía de vida que incluye la práctica de la meditación. Juntamente a varias técnicas de relajación, su apogeo es reciente. A pesar de que muchas personas dicen que realizan meditación, es en ocasiones un concepto equívoco, por tanto, antes de hablar del Mindfulness debemos a aclarar qué es la meditación.

La meditación es una actividad intelectual en la que se busca lograr un estado de atención centralizada en un pensamiento o sentimiento (felicidad, tranquilidad, armonía), un objeto (una piedra), la concentración propiamente dicha, o algún elemento de la percepción (los latidos del corazón, la respiración, el calor corporal…).

Este estado se recrea en el momento presente y pretende liberar la mente de pensamientos nocivos. Como el Mindfulness tiene tanto que ver con el modo en el que manejamos nuestro foco atencional, también se le llama atención plena. Mindfulness: partiendo de la meditación tradicional Ciertamente, además del Mindfulness también existe una meditación de cariz religioso y otra orientada a mejorar la salud, tanto física como, en términos más abstractos, psicológica.

Sus principios elementales son muy similares, puesto que el origen de la meditación, con todas las ramas que existen en la actualidad, se desarrolló en las religiones orientales tales como el budismo. Sin embargo, podemos entender el Mindulness como un giro pragmático a la concepción de meditación tradicional. Es decir, que las propuestas de investigación y práctica del Mindfulness tienen el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas en unos términos muy concretos, y no están vinculadas a una religión o una filosofía de vida determinadas.

Por lo tanto, la práctica del Mindfulness está desvinculada de creencias religiosas y filosofías de vida concretas; es, simplemente, una práctica que puede convertirse en herramienta para mejorar la calidad de vida de las personas de manera demostrable. El enfoque científico del Mindfulness Practicar Mindfulness significa creer que eso va a servir para mejorar la calidad de vida en ciertos aspectos, pero no implica creer en ideas relacionadas con el dualismo, los espíritus, los dioses o la vida después de la muerte. Es por eso que con frecuencia se utiliza el término Mindfulness para hablar sobre una especie de meditación basada en los principios de la ciencia. Una versión sistematizada y "aconfesional" de la meditación, capaz de ser moldeada por los descubrimientos científicos y orientada hacia objetivos concretos y "terrenales".

Esto es importante no solo porque desvincula el Mindfulness de la religión. También lo es porque lo transforma en una herramienta cuya modalidad de aplicación está relativamente bien consensuada y, por tanto, es posible investigar con ella desde diferentes equipos científicos y en cualquier parte del mundo sabiendo que todas las personas han seguido los mismos criterios a la hora de realizar Mindfulness.

Es decir, que permite comparar casos y cruzar datos de diferentes investigaciones, además de garantizar de que todos los equipos de investigación han hecho lo mismo. Esto es algo difícil de conseguir a la hora de investigar acerca de la meditación en general, porque al ser "un arte" cada persona puede hacerlo de distinto modo.

De este modo, mientras que en la meditación a secas hay diferentes maneras de interpretar la tradición, en el Mindfulness se trata de crear una herramienta avalada científicamente. De hecho, si se ha demostrado que ayuda a prevenir las recaídas en la depresión es porque se concibe como un recurso que debe ser utilizado para intervenir sobre objetivos concretos...

Aunque también hay personas que lo utilizan en su día a día simplemente por pasar por esa experiencia. Un enfoque pragmático orientado a los objetivos Por tanto, esta filosofía puede ser adaptada a diferentes contextos y entornos, porque su enfoque es pragmático y no depende de dogmas religiosos. Y, lo que es más importante, su popularidad ha hecho que se esté creando una biblioteca de literatura científica en la que se incluyen muchos estudios que exploran el potencial del Mindfulness en diferentes facetas: el autocontrol en los niños y niñas, el desarrollo de resiliencia y recursos de afrontamiento en personas enfermas, la mejora en niveles objetivos de salud, etc.

Es esta monitorización científica lo que ha llevado a mucha gente a preguntarse: ¿qué es el Mindfulness?

A continuación puedes aprender sus claves e ideas principales.

"Tu cuerpo vive en el presente. ¿Y tu mente?" Una pregunta retórica que nos acerca a la filosofía del Mindfulness. Ideas básicas sobre el Mindfulness Desde las distintas técnicas de meditación se proponen enfoques también diversos: unas trabajan de forma exclusiva la concentración, mientras que otras se centran en la conciencia plena y la autoaceptación. La primera podría recibir la etiqueta genérica de meditación mantra, mientras que la segunda responde a las técnicas de Mindfulness.

1. ¿Qué es el Mindfulness?

El objetivo es lograr un profundo estado de conciencia durante la sesión, y se usan varias técnicas concretas para alcanzarlo. Perseguimos conseguir que nuestra conciencia se relaje y no elabore juicios de nuestras sensaciones, sentimientos o pensamientos. Saber qué acontece en nuestro fuero interno en cada instante a través de la gestión de los procesos atencionales. El Mindfulness consigue separar la persona de sus pensamientos para poder reconocerlos y poner en duda los patrones mentales, otorgando un gran peso al aquí y el ahora mediante una atención total al momento presente.

2. ¿Cuándo practicarlo?

Idealmente, el Mindfulness debería practicarse durante media hora al día, aunque se recomienda comenzar con sesiones más cortas, de no más de diez minutos, para ir aclimatando la mente a las nuevas sensaciones e ir construyendo poco a poco estados mentales de meditación. Si nos propasamos con el tiempo al principio, es fácil que terminemos frustrados al dedicar mucho rato seguido a algo que aún no sabemos hacer bien, y terminemos cansándonos y abandonando esta rutina. Por lo tanto, aprender a hacer Mindfulness puede requerir cierto tiempo de práctica hasta que seamos capaces de meditar en casi cualquier circunstancia.

3. ¿Dónde realizar Mindfulness?

Hay que tratar de buscar un sitio libre de ruidos, con una temperatura entre 18 y 25º y en la que nos sintamos confortables. No hay que olvidarse de desactivar teléfonos, alarmas, aparatos electrónicos y todo tipo de ruidos y ondas que nos puedan molestar o interferir en la meditación. En caso de que pongamos música de fondo, es importante que ésta sea relajante y con ciclos repetitivos para impedir que acapare nuestra percepción.

Algunas personas prefieren realizar la meditación en entornos abiertos, en su jardín o en un parque público. No es una mala decisión, pero es importante escoger un sitio que no sea muy concurrido y esté libre de ruidos y elementos distractores. El uso de ropa cómoda siempre será un elemento positivo de cara a la meditación, y se recomienda quitarse el calzado y todos los complementos que puedan oprimir el cuerpo.

4. ¿En qué posición se practica?

La posición para el Mindfulness será, simplemente, sentarse cómodamente en el suelo; no necesariamente en la posición de loto, pero sí es básico que la postura deje la espalda en un ángulo recto para facilitar la respiración. Se puede emplear un cojín, una esterilla o una toalla para estar más cómodos. En el caso de que el cojín sea bastante grueso, será recomendable inclinar la zona pélvica hacia delante, sentándonos en el extremo. Las vertebras deben permanecer en una posición recta, sujetando el peso del tórax, el cuello y la cabeza.

Las piernas y los brazos deben permanecer relajados pero sin desestabilizar la línea de la columna. Por ejemplo, es una buena idea dejar caer los brazos apoyándolos encima de las caderas, o bien simplemente dejarlos colgando. Si la postura alcanzada nos genera tensión en algún área del cuerpo, será preciso reajustar la posición corporal.

5. Ejercicios básicos Debemos concentrar la atención en la respiración.

Escucharla, sentirla como recorre el cuerpo… pero sin pensar en ella. Estrictamente, debemos centrarnos en reconocerla y dejarla fluir por el cuerpo. En el momento en que toda nuestra atención esté inmersa en la conciencia de la respiración, podremos proseguir emitiendo un “mantra”: una palabra o frase corta que, repetida de forma constante, induce a la relajación. Es habitual usar el sonido “ohm”, u otras fórmulas como “estoy bien”, “siempre aquí”, etc.

Dependiendo del lugar donde nos encontremos, podemos emitirla a viva voz o mentalmente. Será necesario crear una imagen relajante, visualizando un lugar tranquilo y que nos produzca bienestar. Tanto puede ser un sitio real como imaginario. Podemos imaginar una escalera cuyos peldaños nos van acercando paulatinamente a ese lugar, contando pausadamente los escalones que vamos recorriendo.

También podemos visualizar una vela e ir jugando a modificar la intensidad de su luz, o cualquier otra imagen que pueda servirnos de apoyo. Estos ejercicios nos irán conduciendo gradualmente hasta el siguiente, y será necesaria mucha práctica para poder concentrarse en los estímulos específicos.

6. Ejercicios avanzados Habiendo entrenado la mente en concentrarse en un aspecto de la percepción o imagen mental, deberemos ejercitarla para permitir que se vacíe y podamos tener la mente en blanco.

Es necesaria mucha disciplina pero éste es el punto final de la meditación. Se pueden usar los ejercicios de pensamiento descritos en el punto anterior. Es imprescindible mantener una actitud neutral ante los pensamientos o imágenes, no juzgarlos como buenos o malos, sino simplemente percibirlos, observarlos de manera impersonal. Es posible que, durante los primeros intentos, no seamos capaces de mantener la mente en blanco más que unos pocos segundos, pero esto es habitual y será el tiempo el que nos permitirá lograr un estado de meditación profunda.

7. ¿Por qué debemos practicar Mindfulness?

Una investigación publicada en la revista Journal of Internal Medicine reveló que practicar media hora de Mindfulness diaria alivia los síntomas de trastornos como la depresión o la ansiedad. Además, descubrieron que la meditación centrada (procedente de la práctica budista de concentración en el presente y ausencia de juicios de valor) podía tener efectos positivos en la percepción del dolor.

Los resultados fueron validados incluso controlando el efecto placebo. Se reportó que el incremento del bienestar perduró hasta medio año. La meditación también reporta mejoras en la memoria, la capacidad de concentración, la autoconciencia y la inteligencia emocional. También se asocia con la optimización de los recursos del sistema inmune, así como con la mejora en la percepción de soledad en personas de la tercera edad. Actualmente algunas terapias específicas incorporan algunos principios y técnicas del Mindfulness.

Por ejemplo, la MBCT. Esta terapia ha dado excelentes resultados, siendo tan eficaz como los antidepresivos, y reduciendo además el riesgo de reincidencia. Muchas técnicas se utilizan para paliar los efectos o mejorar la calidad de vida en personas con trastorno obsesivo compulsivo (TOC), trastornos de la ansiedad, dolor crónico, trastornos de la personalidad, estrés postraumático, etc. Una filosofía de vida distinta Más allá de las técnicas concretas usadas en el Mindfulness, existe una filosofía de vida basada en lo que se entiende por vivir en el aquí y el ahora.

Y es que a pesar de que algunas personas entienden la atención simplemente como algo que deja fuera información sobre lo que ocurre en el presente, desde la filosofía del Mindfulness se ve el foco atencional como algo cuya gestión permite de liberarnos de situaciones que nos bloquean y nos hacen perder el control.

A fin de cuentas, el simple hecho de no caer en la rumiación y en las ideas obsesivas es una manera de pensar y sentir de un modo más libre y consistente. Hay recuerdos y sensaciones desagradables que tienen la propiedad de volver a nuestra consciencia una y otra vez, pero saber estar en el presente es una manera de distanciarse de este tipo de experiencias. mindfulness infantil Los niños son mindfulness de serie, pero es una capacidad que hay que cultivar para que no se atrofie como nos ha pasado a muchos adultos.

Por ejemplo, ¿Cuántas veces vemos a un niño absorto mirando hormigas esperando el autobús, mientras la madre está con la mente perdida en las preocupaciones del día a día (la lista de la compra, la agenda de trabajo…) sin percibir lo que pasa a su alrededor?.

Frecuentemente los padres se quejan de que sus hijos se distraen mucho y que no son capaces de concentrarse. En esa queja desde mi visión hay dos factores presentes: Por un lado la proyección de una falta de atención que señala a los hijos pero que tiene que ver mucho con la falta de atención que sufren los propios padres.

Por otro lado, la falta de atención de los niños como consecuencia del mundo plagado de estímulos en el que vivimos y del ritmo acelerado de vida que les imprimimos los padres. No les dejamos tiempo para que se aburran o sean ellos mismos. La mente absorbente del niño es capaz de integrar las técnicas y actitudes mindfulness de forma rápida como podéis ver en este video.

El mindfulness puede aportar numerosos beneficios al cuerpo y la mente de nuestros niños ayudándoles a gestionar el estrés y las emociones.

Beneficios del mindfulness en niños La Atención Plena aporta mucho y muy bueno a los niños, del mismo modo que nos aporta beneficios a los adultos como muchos ya habréis experimentado si soy lectores habituales.

Algunos beneficios para los niños son: Mejora la capacidad de atención Les ayuda a mejorar el rendimiento académico, a ser más eficientes en sus tareas. Aprenden a vivir plenamente su vida, prestando atención al momento presente y disfrutando más de cada instante vivido. Aumenta la capacidad de regulación emocional Aprenden a reconocer, entender y manejar sus emociones y pensamientos de forma natural.

Descubren que están por encima de sus emociones y pensamientos, que todos les aportan algo beneficioso y que todos son transitorios. Incrementa la capacidad de tomar mejores decisiones A través de la autobservación y el autoconocimiento, aprenden a conocer a fondo todas sus capacidades, fortalezas y limitaciones.

De este modo pueden tomar decisiones más conscientes. Aprenden a frenar su mente mejorando su autocontrol Adquieren capacidades para controlar su estrés y sus miedos antes de que les lleguen a bloquear. Son capaces de salir de esos estados de «secuestro emocional» en los cuales la parte más primitiva del cerebro toma el control y no podemos tomar decisiones racionales.

Aprenden a ser más reflexivos, menos impulsivos y a ser capaces de responder en vez de reaccionar frente a los pensamientos o emociones que les surgen. Aumenta su capacidad de resiliencia Al centrarse en el momento presente, no viviendo con angustia el futuro ni recordando con añoranza el pasado, son capaces de recobrarse mejor tras una experiencia o sentimiento contractivo.

Ejercicios de mindfulness para niños Ya sabemos que es muy beneficioso pero ¿qué actividades de Atención Plena o mindfulness puedo hacer con niños?.

Hay numerosas meditaciones guiadas para niños, ejercicios de atención para niños o libros de mindfulness infantil.

1.- Escucha el silencio Podemos empezar a practicar mindfulness con niños poniendo la atención en lo que escuchan. Yo lo hago con un cuenco tibetano pero puedes usar cualquier otro instrumento que tenga mucha vibración como una campana, la clave es que tarde en dejarse de oír. Si no tienes, puedes usar alguna aplicación móvil o un audio grabado, no es lo mismo pero te puede servir. Explica al niño que vas a hacer un sonido y que debe escuchar cuidadosamente hasta que se deje de oír (suele ser entre 30 segundos y un minuto). Si lo haces con varios niños, les puedes decir que levanten la mano cuando dejen de escuchar, así no interrumpen al resto que quizás aún lo oiga. El efecto suele ser calmante y a la vez es una forma divertida de entrenar la atención.

2.- Muévelos No podemos olvidarnos que mente y cuerpo están interrelacionadas. mindfulness no se queda solo en los pensamientos o emociones sino que también se fija en lo que pasa en el cuerpo. Propón a los niños que salten durante un minuto en el sitio. Luego pídeles que se sienten, con los ojos cerrados con las manos en el pecho para sentir su corazón y su respiración. Preguntales que han notado en sus cuerpos durante esta técnica de mindfulness infantil. Puedes aprovechar para explicarles cómo el movimiento les puede ayudar a cambiar su estado de ánimo por ejemplo cuándo están tristes o enfadados. Esta actividad ayuda a tomar consciencia de las sensaciones corporales que es muy útil para ayudarles a gestionar sus emociones.

3.- Paseos conscientes Caminar con atención les suele gustar mucho a los niños, sobre todo con el buen tiempo y si es por la naturaleza. Les puedes animar a que busquen cosas que no hayan visto antes, como el juego «busca las diferencias» pero en este caso comparando lo que ven hoy con lo que vieron la vez anterior. También puedes estár durante un minuto en silencio y fijar la atención en todos los sonidos que se pueden oír (ranas, pájaros, insectos, un coche, un avión, una motosierra, un cencerro…). O que huelan atentamente. Pídeles que tomen una inspiración profunda y que identifiquen los olores. Si son algo mayores puedes ir un paso más allá y que exploren cómo les hacen sentir esas imágenes, olores o sonidos.

4.- La respiración de la abeja Este ejercicio tomado del yoga está muy bien para calmarse y ayudar a los niños a centrarse en su respiración. Consiste en taparse las orejas con los dedos índice, cerrar los ojos e imitar el sonido de las abejas… MMMMMMMMMMM. Este ejercicio de control de la respiración invita a la interiorización y es un recurso fantástico para practicarlo juntos y calmar los ánimos. Nosotros lo hemos practicado alguna vez en el coche para manejar las impaciencias del «¿ya llegamos?» y en vez de la abeja hemos simulado con la «MMMMM» el ruido del motor.

5.- Compañero de respiración Un niño pequeño es probable que no te llegue a entender cuando le dices «pon tu atención en la respiración» o le hablas de respiración diafragmática. Sin embargo tú sabes lo importante que es la respiración para ayudar a los niños en la meditación mindfulness, en su concentración o en su relajación. Esta técnica sirve para que lo puedan entender.

Pide al niño que se tumbe boca arriba con su peluche o juguete preferido encima de su barriga y propón que se fije en cómo sube y baja a la vez que él inspira y espira. Para ayudarle a controlar su respiración le puedes decir que haga que el peluche se mueva más despacio respirando más lenta y profundamente, como si lo quisiese mecer. De este modo el niño va tomando consciencia de su respiración y del control que puede ejercer sobre ella y dándose cuenta de cómo se siente en función de cómo es su respiración. También activarás en el la compasión y el cuidado hacia su peluche, que seguramente al final del ejercicio habrá acabado plácidamente dormido.

6.- El parte meteorológico En el libro “Tranquilos y Atentos como una rana”, Eline Snel les propone a los niños que revisen el parte meteorológico que mejor describe sus emociones: Lluvias, sol, tormentas, calma, viento… de este modo observan su estado emocional. Según la autora, los niños van aprendiendo a reconocer cosas como: “Yo no soy el aguacero, pero me doy cuenta de que está lloviendo» “No soy un miedoso, pero me doy cuenta de que a veces tengo este gran sentimiento de miedo en algún lugar cerca de mi garganta”. Se dan cuenta de que igual que no pueden cambiar el tiempo que hace afuera, no pueden cambiar sus emociones o sentimientos pero sí pueden cambiar cómo se relacionan con ellos, a percibirlos como si fuesen un observador externo. En los mayores podemos ir estableciendo el concepto de conciencia de forma metafórica a través del cielo. Los fenómenos meteorológicos van y vienen pero el cielo, esa pantalla de consciencia sobre la que se manifiestan, siempre está.

7.- Empezar a meditar como una rana En el mismo libro, «Tranquilos y Atentos como una rana» también hay una meditación que me gusta para los niños. Les pedimos a los niños que se queden quietos y atentos como una rana. Las ranas pueden dar grandes saltos pero también saben quedarse muy quietas observando lo que pasa a su alrededor y atentas para cazar una mosca. Su tripa se hincha cuando entra el aire y se deshincha cuando sale el aire. Ahora vamos a sentarnos y a respirar como la rana, sin dejarnos llevar por todos los planes interesantes que se nos pasan por la cabeza. Durante un rato vamos a estar quietos como una rana, notando como se mueve la barriga. Con este ejercicio el niño aprende a ser paciente, a relajarse y a estar calmado. Esta práctica que os invito a compartir con ellos, es una excelente iniciación a la meditación Mindfulness.

8.- Mindful Eating – Comer Consciente Este ejercicio de mindfulness con comida funciona muy bien con niños y les entrena en comer lentamente, atentos a los estímulos sensoriales y contribuye a desarrollar una relación placentera con la comida. Os recomiendo que lo hagáis con fruta, ya que son fragantes, vistosas y con texturas muy variadas aunque lo podéis adaptar a una comida que le guste al niño. Consiste en invitarles primero a observar el aspecto, la textura, los olores con la comida en la mano. Luego proponles meter el trozo de comida lentamente en la boca, con los ojos cerrados, sin morderlo y explorarlo con la lengua. Finalmente, poco a poco, ir masticándolo conectando con las sensaciones que se despiertan.

9.- Aceptar las emociones que surgen Es muy habitual decirles a los niños «no llores», «no te enfades«… y eso es lo opuesto a aceptar sus emociones. De este modo, poco a poco, van aprendiendo a negar sus emociones, desconectándose de ellas y percibiéndolas como buenas o malas en función de la atención, la aprobación o el rechazo que reciben hacia ellos de su entorno. Los niños viven las emociones muy intensamente a la vez que tienen facilidad para pasar de una a otra sin engancharse a ellas, seguro que has visto muchas veces a un par de niños discutir por un juguete, llegando hasta las manos y al minuto estar abrazados jugando juntos como si no hubiera pasado nada.

Los niños dominan la atención plena y esas emociones que sienten: miedo, alegría, frustración, ira… son muy reales e intensas. La mejor respuesta ante ellas es validar sus emociones, ponerles nombre y estar presentes a su lado. Hazles saber que comprendes su tristeza o enfado. Así irán aceptando y reconociendo todas sus emociones, sin juicios y desde el presente.

También les ayuda a esa toma de consciencia ver la utilidad (¿para qué?) y el origen de esas emociones. Puedes hacerles preguntas como ¿De dónde viene esa tristeza? ¿Cómo se siente tu cuerpo? ¿Para qué te sirve esa tristeza?. Esto les ayuda a reflexionar sobre lo que sienten y cómo lo sienten.

10.- Ser agradecido La gratitud es otra componente del mindfulness muy importante. Podemos ayudar a los niños a ser agradecidos y poner el foco en todo lo que tienen en vez de en lo que desean. Elige un momento, después de comer, antes de irse a la cama, un día a la semana a cierta hora… el que mejor os encaje, crea un ritual bonito de agradecimiento para que los niños pongan atención en todo lo bueno que tenéis en el presente y repetidlo con la frecuencia que os habéis marcado.

11.- Crear una rutina para antes de dormir Al irse a la cama suele ser un buen momento para practicar mindfulness. Cuando ya están tumbados, podemos hacer una relajación guiada para niños. Una opción es hacer una escaner corporal. Pedirles que cierren los ojos y vayan llevando su atención a las distintas partes del cuerpo, a los dedos de los pies, a los empeines, a los tobillos, a las pantorrillas… así hasta recorrer todo el cuerpo. De este modo vuelven a la calma y a contactar con su cuerpo al final del día.

Otra técnica es pedirles que cierren los ojos y guiarles para que aprieten cada músculo de su cuerpo tan fuerte como puedan, que aguanten unos instantes esa tensión y luego relajen completamente esa zona. Puedes crear tu propia rutina integrando varias cosas como leer unos cuentos, compartir las experiencias del día y como nos sentimos, el ritual de agradecimiento que hemos visto en el punto anterior, la relajación mindfulness… tira de tu imaginación y descubre cual os viene mejor en esta etapa.

¿Cómo practicar la Atención Plena con niños?

Ahora toca pasar a la acción y empezar a sembrar vida consciente en los niños. Aquí van unos breves consejos sobre cómo explicar mindfulness a los niños y cómo poner en práctica los ejercicios que te acabo de proponer. Da ejemplo con tu práctica La mejor forma de enseñar algo a los niños es mediante el ejemplo, si te ven meditar, si ven que pones en práctica las actitudes mindfulness ellos se irán interesando por el tema, te irán preguntando y modelando. Por otra parte, frecuentemente, los niños nos hacen de espejos y esa falta de atención que vemos en ellos es la misma que tenemos nosotros.

Cuanto más atentos, presentes y conscientes estemos en nuestras vidas, más lo estarán nuestros hijos. Esto es como lo que nos dicen en los aviones de que si viajas con niños, en caso de accidente, primero te pongas tú la mascarilla y luego les ayudes a ellos a ponérsela. Si uno no está bien y no vive conscientemente no puede ayudar a los demás a hacerlo. Lo primero es cuidarse a uno mismo para luego cuidar a los demás, sé que es difícil de aplicar, que muchas veces nos descuidamos volcados en el cuidado hacia ellos, pero que ellos estén bien pasa necesariamente por ahí. 7

Hazlo sencillo Los niños, sobre todo los más pequeños, no necesitan saber que están haciendo mindfulness o que les des un montón de información. Usa palabras sencillas y adaptadas a su edad, por ejemplo si quieres explicar qué es Atención Plena a un niño, habla simplemente de «darse cuenta» de lo que nos pasa dentro (pensamientos, sensaciones corporales, emociones) y de lo que pasa fuera (olores, sonidos, etc.).

Se constante y paciente Dedica unos 5 minutos al día de forma recurrente y ten paciencia, los resultados no se dan siempre de inmediato, se necesita una práctica regular. Primero hay que tratar de capturar su interés por el mindfulness y poco a poco ir creando el hábito en ellos. Progresa poco a poco sin prisas y con ejercicios más cortos cuanto más pequeño sea el niño. Sigue al niño y adáptate a lo que demande.

Es un juego, divertiros Suelta tus expectativas y activa tu parte lúdica, el principal objetivo es que os divirtáis. Plantea las actividades como un juego, echa mano de esa creatividad que la meditación despierta en ti. Por ejemplo, cuando les pidas que pongan todo su interés en ver que son capaces de percibir con sus sentidos, les puedes montar una película de que son superhéroes y tienen super-sentidos: super-oído para oír hasta los pasos de una hormiga, super-olfato para oler una flor a kilómetros de distancia… saca a relucir ese niño que llevas dentro.

Si les gusta algún ejercicio en particular, repitelo más a menudo, eso ayuda a ir creando afición. Aceptación La aceptación es una actitud mindfulness fundamental, ponla en práctica también aquí. Valora su interés, se amable con los chavales. Habrá días en los que no les apetezca, estén más distraídos y otros en los que todo fluya sin esfuerzo, es normal. Simplemente ayúdales a que tomen consciencia del estado en el que están cada día, que todo forma parte del momento y de su aprendizaje.

Trata de que acepten las cosas tal como son en ese momento sin juzgarlas. Hazlo tú primero y verás como te siguen. Aprende de ellos Los niños tienen la ventaja de que no tiene que des-aprender para cambiar hábitos o creencias arraigadas durante años como nos pasa a los adultos. Ellos ya viven en el presente. A veces creemos que su malestar está ligado con pensamientos rumiativos como los nuestros, pero en verdad los niños no son tan mentales, son mucho más emocionales y corporales.

Tener a mi hija que cumple ahora 3 años al lado todo este tiempo ha sido un regalo en cuanto a tomar consciencia de que es «simplemente ser»; atenta al momento, conectada con sus necesidades, con sus emociones… os invito a que contempleis a vuestros hijos en ese «simplemente ser» y os dejéis llevar por ello, será la mejor práctica que podáis compartir :). libros de mindfulness para niños y dos cuentos Si te han gustado estos ejercicios que te he mostrado y quieres profundizar en el tema te recomiendo estos libros.

Tranquilos y atentos como una rana – Eline Snel Este libro ya es un clásico y es el primero que viene a la cabeza al pensar en mindfulness para niños y es una posición merecida, de hecho 2 de los ejercicios que te he explicado están sacados de él. En el puedes encontrar meditaciones para niños de de 5 a 12 años para realizar con los padres.

Es una forma de iniciar a los niños en la atención plena o si ya van a clases de mindfulness complementarlas en casa. Además incluye un CD. Plantando Semillas – Thich Nhat Hanh Probablemente conozcas a Thich Nhat Hanh, junto a Jon Kabat-Zinn, es uno de los padres del mindfulness que tiene su monasterio en Francia.

Tiene numerosos libros sobre el tema pero este está específicamente orientado a ejercicios para niños para liberarse del estrés, aumentar la concentración y la confianza en sí mismos, enfrentarse a las emociones difíciles, mejorar la comunicación o cultivar la paz.

Este también lleva un CD con canciones y ejercicios de meditación fáciles de practicar. Juegos mindfulness – Susan Kaiser Greenland En este libro hay una recopilación de 60 juegos para integrar la atención plena en la vida diaria. La autora, a raíz de su experiencia trabajando con niños y padres, sacó este libro de actividades que aunque estén pensadas para niños, seguro que divierten también a los mayores a la vez que te hace más consciente.

Un bosque tranquilo – Patricia Diaz Caneja Este cuento incluye ejercicios de mindfulness y un “cuaderno” de trabajo para padres o educadores. El cuento relata cómo un Hada explica a los animalitos de un bosque cómo pueden gestionar sus emociones y ser felices en un mundo demasiado rápido y estimulante.

Es otra forma de llegar a los niños, a través de un cuento. Está pensado a partir de 4 años. En este cuento orientado a los más pequeños, se ayuda a los niños a identificar cuando surge el enfado, la rabieta, haciendo la comparación con tener un volcan en su barriga y a cómo gestionarlas mediante la respiración. La edad recomendada es de 1 a 4 años y viene con hojas de cartón para que sea apto para los peques.

 

 

FUENTE https://psicologiaymente.com/meditacion/que-es-mindfulness https://vivirmindfulness.com/educar/11-ejercicios-de-mindfulness-para-ninos

EN PRIMERA PERSONA , SEPARACIÓN DE PADRES

Hoy vamos a hablar con una chica que termina su terapia ahora. Ella ha madurado en este tiempo a un ritmo casi vertiginoso. Desde que sus padres se separaron, pero no de forma inmediata, comenzó a sentirse poco válida, insegura y comenzó a presentar muchos miedos. La soledad era uno de sus mayores miedos.

Entre otros temas en su terapia vimos la separación de sus padres y como esta pudo sumar o influir en el estado en el que se encontraba. Actualmente es una chica mas segura y con más capacidad de afrontar sus miedos y la vida tal como se presente. Queremos agradecerte tu testimonio que tanto puede ayudar y recordarte que eres puro amor y luz.

Vamos a hablar sobre ti. Sobre cómo ha sido tu terapia ahora que te vas de alta.

¿CUÁNDO SE SEPARARON TUS PADRES? ¿COMO TE LE DIJERON?

Yo tenía solo tres años. No recuerdo que me lo dijeran, aunque después he hablado con ambos. Solo tengo una imagen de ellos discutiendo por algo de mis hermanos que se llevaban mal. No se porque se separaron y siempre asocie a esa conversación en la que discutían la separación.

¿COMO CREES QUE TE INFLUYO ESO?

¿Te refieres a la separación o la conversación?

AMBOS, CUENTANOS

No fui consciente de que me afectara la separación. Era muy pequeña y tampoco sabia si era para siempre o si volverían… al principio preguntaba ¿Cuándo vuelve papa a casa? … ya de mas mayor recuerdo con tristeza el día que pensé que era definitivo. Pero no recuerdo llorar.

Ahora sé que esa conversación no fue el motivo. Eso me tranquiliza porque me sentía mal pensando que fue solo por una conversación.

¿POR QUÉ?

Me daba … no se… inseguridad quizás pensar que si discutes con alguien puede ser que ya no lo quieras más….

¿COMO REACCIONASTE ENTONES Y COMO LO VES AHORA?

De pequeña no se si reaccione…seguía mi vida. Solo recuerdo que era un rollo cambiar de casa al principio y acostumbrarme a que en cada casa debía actuar de forma diferente según lo que mi padre o no dejaran o las normas de cada casa. Ahora estoy acostumbrada y a cada sitio le encuentro sus ventajas y sus inconvenientes. Se que hacer en cada caso y lo llevo bien.

¿CUÁNDO SENTISTE QUE NECESITABAS AYUDA? ¿CUÁNDO Y AQUIEN PEDISTE AYUDA?

No pedí yo ayuda, me trajeron. No me pasaba nada por esto, o eso creía yo. Lo que me pasaba es que me daba miedo hablar, decir mi opinión o mostrarme. Era insegura mucho y tenía miedos…

Con mi madre hablaba as de mis inseguridades en el cole o con mis hermanos y con mi padre de los miedos o de las cosas justas o injustas. Los dos me ayudan siempre.

¿QUIEN CREES QUE TE ENTIENDE MEJOR? (no me refiero a elegir entre papa y mama sino cualquier persona)

Pues otros niños de padres separados, es curioso, pero no mis hermanos sino otros. Una tía mía, mis padres los dos y tú.

¿COMO ACTUÓ EL COLEGIO?

Nunca me han preguntado nada ni me han hablado sobre eso. No relacionan nada con eso creo.

¿TU SÍ?

Creo, que en parte mi seguridad, algunos miedos y mi autoestima baja si vienen parte de ahí.

¿QUE LE DIRIAS A LOS PADRES QUE SE SEPARAN RESPECTO A SUS HIJOS?

Lo mas importante por favor, NO HABLAR MAL DEL OTRO PADRE. Eso nos hace mucho daño, mas que la separación.

No culpar a nadie, por supuesto a nosotros ni a nadie de su separación.

Que hablen siempre con sus hijos, se interesen como están y como se sienten para que puedan hablar de ello, aunque Parezca que no quieren.

Que trabajen para unir a los hermanos y se den cuenta que esta pasando en la relación de los hermanos porque a veces el enfado, el odio y el dolor lo pagamos con los hermanos.

Que informen a la familia extensa de como hablar del tema y de no hablar mal del otro padre o madre.

Que informen al cole y demás…

Que cuando tengan otras parejas se presente poco a poco y que esa pareja tampoco hable mal…

Que intenten llevarse bien o si no puede ser así, no hablar, discutir delante de los hijos.

Tampoco dar información de las cosas del divorcio que hace que discutan con los hijos. No necesitamos saber que les pasa a ellos sino como estamos nosotros.

Respeto, siempre respeto por la situación, por el otro, por los hijos y demás familia extensa.

¿QUE LE DIRIAS A UN NIÑO O NIÑA CUYOS PADRES SE HAN SEPARADO RECIENTEENTE?

Que, aunque ahora se sienta al, va a poder acostumbrarse y adaptarse a esta situación y que después le parecerá que no esta mal. Que no va a perder a sus padres, que siempre lo van a ser, aunque pierda la familia que antes eran… pero sus padres siempre lo serán.

DINOS QUE TE AYUDO Y QUE CAMBIARIAS DE LO QUE PASO

Me ayudo poder hablar de eso. Hablar con otros niños de padres separados. Que mis padres me pregunten como estoy. Que se pueda conseguir paz con mis hermanos. Entender de donde viene mi inseguridad o miedos. Saber que ellos me van a querer siempre.

No cambiaría nada porque como tu dices todo pasa para aprender y he aprendido. Pero lo mas importante sique quiero decir es que los padres no hablen mal uno del otro.

 

LA SEPARACION DE PADRES Y LOS NIÑOS

Las cifras del divorcio son crecientemente importantes. En España, se encamina hacia el 50% sobre el total de los matrimonios celebrados. En 2016, en la última estadística del Instituto Nacional de Estadística (INE), hubo 101.214 rupturas, de las cuales 96.600 fueron divorcios y 4.614 fueron separaciones.

El divorcio suele generar ira y un sentimiento de fracaso para la pareja, choque de lealtades, vergüenza, pesar y angustia para los hijos, y preocupación por parte de todos. La separación también ha generado nuevos patrones familiares, de los que se cuenta con muy pocas normas o pautas de orientación. La psicología está en posición estratégica para ayudar a muchos de estos hijos y familias abatidos por el divorcio.

El pediatra puede brindar a la familia orientación apropiada para el desarrollo de los hijos, en forma anticipatoria, durante el divorcio o después de él, período en que los problemas conductuales y emocionales son muy frecuentes, así como derivar a un profesional de la salud emocional. El divorcio es siempre para los hijos una experiencia diferente que para los padres: la familia en la cual los niños nacieron, crecieron y vivieron toda su vida se muere y cualquiera que fueran sus deficiencias, sienten que es la familia, que les brinda el apoyo y la seguridad que necesitan.

Las consecuencias pueden ir de moderadas a graves, de transitorias a permanentes y que dependen:

• Del grado del conflicto previo, especialmente que se involucre o no a los hijos.

• Del ejercicio o no de la coparentalidad (crianza conjunta de los hijos).

• De los efectos del deterioro económico y del estilo de vida que, por lo general, trae aparejado.

El divorcio se ha instituido para los cónyuges, no para los padres, no existen “ex hijos” ni “ex padres”. Los esposos no se divorcian de sus hijos, ni entre sí como padres, o… al menos, no deberían hacerlo. El divorcio implica el derrumbamiento de los planes comunes, cada adulto se ve obligado a reestructurar su proyecto de vida y, a veces, tiene que lidiar con la sensación de haber fracasado. Disuelve el vínculo conyugal, pero conserva el vínculo parental que los une como padres.

Esta disolución implica la transformación de la familia nuclear original –constituida por padres e hijos– en una familia con una estructura diferente: la familia binuclear, con dos núcleos representados por la casa de la mamá y la casa del papá. Este tipo de configuración familiar requiere, para ser viable, el ejercicio conjunto de la parentalidad o coparentalidad. Es decir, la familia del divorcio es viable, en tanto los padres cumplen conjuntamente las funciones de crianza.

Los divorcios que afectan la coparentalidad se conocen como divorcios destructivos y sus consecuencias adversas para los hijos son irreparables. Estos factores emocionales originan juntos.

• Bajada en el rendimiento académico.

• Peor autoconcepto.

• Dificultades en las relaciones sociales.

• Dificultades emocionales, como: depresión, miedo o ansiedad, entre otras.

• Problemas de conducta. Judith Wallerstein ha realizado, en 1994, el seguimiento de 131 niños durante 25 años y ha encontrado que estos efectos del divorcio en ellos, no se limitaban al periodo de duración del divorcio, sino que trascendían a toda su vida. En su obra “La ley del divorcio” hace conclusiones contundentes sobre el perfil psicológico de los hijos de divorciados.

• El 25% de ellos no ha terminado el colegio (en comparación con el 10% de abandono escolar que se produce en los hijos de matrimonios estables).

• El 60% ha requerido tratamiento psicológico (frente al 30% el de niños de matrimonios estables).

• El 50% ha tenido problemas de alcohol y drogas antes de los 15 años.

• El 65% tiene una relación conflictiva con el padre.

• Pese a que la mayoría pasa de los 30 años, apenas el 30% se ha casado.

• Del total de casados, el 50% ya se ha divorciado. Por si fuera poco, los niños que crecen en hogares divididos son más propensos a enfermar.

Durante los 4 años después del divorcio, el riesgo de que los hijos sufran problemas de salud, es más elevado, además tardan en recuperarse de las enfermedades, debido al estrés al que se encuentran sometidos. Básicamente, el divorcio suele intensificar la dependencia del niño y acelerar la independencia del adolescente; a menudo, provoca una respuesta regresiva en los niños y una respuesta agresiva en los adolescentes. El divorcio está caracterizado por tres etapas:

• Etapa de predivorcio: la fase de conflicto manifiesto: en la cual los problemas normales de la vida de pareja se maximizan, hay insatisfacción, malestar, desilusión, se inicia el alejamiento emocional y físico, pero pueden existir intentos de reconquista. Viene luego la segunda fase de divorcio emocional, en la cual los afectos positivos están anulados por los negativos, e inicia una serie de confrontaciones y agresiones verbales y físicas, en las que se intenta colocar a los hijos en contra del otro progenitor.

• Etapa de transdivorcio: se inicia el divorcio legal, económico y los problemas de custodia y relación parental donde, en muchas ocasiones, no importa el beneficio de los hijos, los cuales son usados en el conflicto, tratando de “ganárselos”, a través de chantajes emocionales, regalos y privilegios.

• Etapa post-divorcio: se presenta un conflicto de lealtades en los hijos, pero, a la vez, es una etapa muy importante, porque se inicia la elaboración del duelo, hay nuevas amistades y rutinas con los hijos, y una fase de elaboración psicológica final, con aceptación de la pérdida.

Como lograr que el divorcio no afecte a los niños

1. Explícale lo que sucede con claridad, de manera que lo pueda entender. A la hora de comunicar la decisión del divorcio, es importante que ambos progenitores estén presentes, ya que esto le dará mayor seguridad al niño y no se sentirá abandonado por uno de ellos.

2. Hazle saber que no es su culpa. Muchos niños se sienten culpables por la separación de sus padres, creen que el divorcio se debe a su comportamiento. Por eso, es importante dejar claro a tu hijo que no tiene ninguna responsabilidad en lo ocurrido y que ambos le seguiréis queriendo igual.

3. Dale los detalles que necesita saber. Después de que le comuniques la noticia, es normal que el niño se sienta confuso y desorientado, ya que siente que su mundo se está desplomando. Intenta explicarle qué sucederá a partir de ese momento. No es necesario que entres en demasiados detalles. Se trata de pequeños detalles que, a menudo, los padres pasan por alto, pero que le transmiten seguridad y confianza a los niños.

4. Mientras asimila la noticia, valida sus emociones. La mayoría de los niños necesitan un poco de tiempo para asimilar el divorcio de sus padres, normalmente unos 2 a 6 meses. Durante esa fase, hay que tener paciencia y apoyarle. Valida esas emociones y anímale a hablar de ellas.

5. Mantén la rutina, incluyendo nuevas actividades motivadoras. Los hábitos cotidianos sirven para que el niño se sienta seguro, por lo que es importante que, dentro de lo posible, mantengas las mismas rutinas. Por supuesto, también es conveniente incluir nuevas actividades que el niño disfrute, de manera que pueda comprender que, aunque todos estáis atravesando por una situación difícil, también podéis seguir disfrutando de la vida.

6. No hables mal del otro progenitor. Para los niños, las razones del divorcio no son suficientes. El niño quiere a ambos padres y no le parece bien que se separen, por encima de cualquier error de pareja se encuentra su amor de hijo. Por encima de las rencillas personales debe prevalecer el bien del niño, y lo mejor para este, es que sus padres sigan queriéndole y apoyándole como siempre.

7. No abandones ni descuides a tu hijo. En algunos casos, la sensación de abandono que tiene el niño es real, ya que uno de los progenitores le abandona, literal o metafóricamente. De hecho, el abandono no es solo físico, del padre que se desentiende del niño, sino también emocional, en cuyo caso es más habitual del padre que se queda a cargo del hijo.

En estos casos, lo usual es que los niños se conviertan en cuidadores del padre, asumiendo roles y responsabilidades para los cuales no están preparados. Las consecuencias del divorcio según la edad La ruptura de la pareja suele producir en los progenitores dos tipos de problemas, el ajuste personal al divorcio y la adaptación al nuevo y diferente papel de progenitor divorciado.

Tanto hombres como mujeres suelen presentar estrés, ansiedad y pérdida de autoestima, y con mayor intensidad quienes no han tomado la decisión de separarse. Estos frecuentemente se sienten: sorprendidos, heridos, rechazados, furiosos, avergonzados, traicionados y devastados, padeciendo enorme confusión emocional, acompañada de rabia y pérdida; quienes toman la decisión de la ruptura de pareja, especialmente si esta tiene hijos, pueden sentirse culpables, y mantener cogniciones y sentimientos contradictorios.

Todo ello les transforma, en muchos de los casos, en personas vulnerables y en gestores incompetentes de sus vidas, especialmente como progenitores. De esta manera, no es infrecuente que las personas que se están separando presenten pensamientos y sentimientos negativos hacia el otro, y que la mala gestión del proceso los transforme en odio, rencor e incluso espíritu de venganza. Lo que convierte el proceso de separación de la pareja en un enfrentamiento personal, donde el conflicto va in crescendo y la brecha familiar se va agrandando exponencialmente. Llegando, en algunos casos, a suponer un proceso de alto maltrato a los hijos, con consecuencias terribles e inimaginables para estos.

No siempre la mala actuación de los progenitores se debe al odio que se procesan, sino al desconocimiento que tienen sobre el alcance que sus conductas tienen en sus descendientes. Con independencia de la motivación, lo cierto es que los hijos se convierten en víctimas de su proceder, lo que justifica la necesidad de los programas de ayuda a familias separadas.

En los procesos de separación y divorcio, el maltrato a los hijos puede ser de cuatro tipos:

1. Maltrato emocional, con conductas tales, como: judicialización de la relación parental, declaración de los hijos en el proceso judicial, falsas denuncias de abuso sexual, interferencias parentales, motivación de la ilusión de reconciliación, utilización del menor como espía o mensajero, la parentificación, etc.

2. Maltrato físico, principalmente producido por sobrecarga en las obligaciones del menor, tenerse que ocupar de tareas que no le corresponden por la etapa evolutiva en la que se encuentran.

3. Abandono físico o negligencia, esto ocurre, por ejemplo, cuando el progenitor que ejerce la custodia, a sabiendas de que no puede atender todas las necesidades de los niños, no pide ayuda al otro progenitor ni a otros adultos o instituciones; cuando el progenitor que no ejerce la custodia no ofrece soporte necesario.

4. Abandono emocional, puede producirse, por ejemplo, cuando: no se le ofrece una explicación a los hijos acorde a su edad; no se les brinda el apoyo, por parte de los progenitores o profesionales, para superar la separación; o se desatiende el cumplimiento del tiempo de estancias y comunicación.

Los niños de padres divorciados presentan un mayor riesgo de padecer problemas de salud física, entre ellos: obesidad, asma, cáncer, hipertensión y enfermedades de tipo coronario. Igualmente, se han encontrado alteraciones psicosomáticas, como dolores de cabeza y estómago. Por otra parte, en jóvenes menores de edad, la separación de los padres se presenta como una de las causas más frecuentes de suicidio y tentativa de suicidio, con frecuencia a causa de sentimientos de rechazo o detrimento del interés de sus progenitores hacia ellos.

Los niños preescolares Suelen reaccionar al proceso de separación o divorcio de sus padres con ira, tristeza o tendencia al aislamiento; pueden sufrir regresiones en su desarrollo, es decir, volver a conductas de edades anteriores, como orinarse en la cama, por ejemplo.

Es posible que las niñas adquieran una actitud adulta y se encarguen del cuidado de sus hermanos menores; el asumir estas conductas depende del niño o la niña y de las relaciones y factores que estén acompañando este proceso. Los niños escolares Generalmente, se sienten tristes y extrañan mucho al padre que deja el hogar; puede ser que los niños sean difíciles de disciplinar y no acaten las normas y condiciones que pone el padre que se queda.

Es muy posible que busquen apoyo fuera de la familia; de ahí, la importancia de conservar buenas relaciones con las familias de ambos padres. El apoyo de los abuelos es significativo para ellos durante la crisis y posteriormente a ella. Los adolescentes Algunos, aparentemente, no se sienten tan comprometidos en el evento, pero son los que realmente pueden salir más afectados durante el proceso. A corto plazo, pueden tener sentimientos de tristeza, soledad y depresión y, además, sentir que deben lealtad a los padres y pensar que deben tomar partido en la situación.

Los sentimientos que se generan en ellos, pueden hacerlos optar por conductas delictivas, de drogadicción, de vagancia o de bajo rendimiento escolar. Otros pueden estar más preocupados por su propia vida y creen que ya no necesitan la guía y orientación de sus padres.

Las conductas duran más o menos tiempo de acuerdo con la trascendencia de la situación y con la calidad de las relaciones y de las manifestaciones afectivas que los padres establezcan con sus hijos, que de ser buenas, servirán como amortiguadores en el proceso de adaptación a la nueva vida. Síndrome de confusión filial (SCF) y el síndrome de indefensión parental (SIP) Gardner, psiquíatra norteamericano que en 1985 acuñó el término “síndrome de alienación parental” (SAP), según el cual, se produce por manipulación o programación del padre con custodia en desventaja del otro.

Como contrapunto a este síndrome y para explicar, bajo otro punto de vista, el proceso que conduce al supuesto SAP, se han propuesto dos denominaciones nuevas: el síndrome de confusión filial (SCF) y el síndrome de indefensión parental (SIP). Se refiere, en el niño, al proceso de inclinación o compromiso, sin fundamento, hacia la “buena y amada” parte del progenitor custodio y al alejamiento de la supuestamente “mala y odiada” parte del otro.

Las principales manifestaciones del síndrome de confusión filial son:

• Campaña de rechazo y difamación: los niños al relatar se tensionan mucho y casi nunca, interrogados, son capaces de concretar algo.

• Racionalizaciones absurdas: las justificaciones aportadas por los niños para defender sus posiciones hostiles e irracionales no tienen conexión real con la experiencia verdadera.

• La falta de ambivalencia normal: un padre es todo bueno y el otro es todo malo.

• La inclinación automática hacia el padre programador: los parientes toman parte incondicional hacia el padre con custodia.

• La ampliación, por parte del niño, de las hostilidades a toda la familia y el entorno del padre no custodio: con fundamentos absurdos y distorsionados.

• Ausencia de sentimiento de culpa por la crueldad hacia el progenitor no custodio: acompañada por exigencia económica sin escrúpulo.

Mediación familiar

La mediación familiar es una forma de tratar los conflictos, en la cual las personas interesadas, con la ayuda de un tercero imparcial, el mediador, participan directamente en la búsqueda de solución de las disputas. Se orienta a las personas, que estando ya separadas o en proceso de separación, no han logrado resolver problemas derivados de la ruptura conyugal. El mediador facilita la comunicación: en un ambiente de tranquilidad y respeto, invita a las personas involucradas en el conflicto a que se centren en los intereses y necesidades de cada uno y busquen soluciones creativas que les permitan llegar a acuerdos y construir así la base de una relación parental de cooperación o apoyo en el desarrollo de sus hijos.

Parentalidad compartida

La custodia compartida es un término confuso que, en algunas ocasiones, se refiere a la responsabilidad conjunta y, en otras, a la localización física o a ambas. Se basa, fundamentalmente, en el concepto de coparentalidad, es decir, igual implicación de los progenitores en la crianza de los hijos.

La custodia compartida no quiere decir que los hijos pasen exactamente el mismo tiempo con el padre y con la madre, sino que ambos contribuyen a su mantenimiento, crianza y educación en forma proporcional a sus recursos, a los del otro progenitor y a las necesidades del niño.

La guardia y custodia compartida requiere respeto mutuo, armonía y colaboración entre los excónyuges, para que puedan resolver las cuestiones relacionadas con los hijos sin demasiados conflictos. Por ello, a la hora de adoptar con las máximas garantías un sistema de estas características, es preciso tener en cuenta una serie de principios:

• Un efectivo pacto entre los progenitores.

• Un alto nivel de cooperación y comunicación entre el padre y la madre, y claridad sobre quién es responsable en cada momento de cada actividad.

• Que los progenitores tengan buena predisposición para entenderse respecto de los problemas y responsabilidades suscitados por los hijos.

• Buena disposición de ambos a ser flexible, en las pautas educativas.

• Proximidad geográfica, para reducir el tiempo de viaje y el cansancio del niño, de residir cerca el uno del otro o como mínimo en la misma población, para evitar el desapego en los más pequeños.

• Respeto por las amistades y actividades del niño: cada vez adquieren más importancia a medida que crece.

• Escuchar al niño y poder percibir cuándo el acuerdo necesita ajustes. Actitud de los pediatras ante el divorcio

• Acompañar, desde la escucha activa y la empatía, a padres e hijos, sin dejar que sentimientos y emociones anulen nuestro juicio pediátrico.

• Tener presente la posibilidad de sospecha de cualquier tipo de maltrato, como abuso o negligencia, y hacer siempre la debida notificación.

• Evitar tomar partido o identificarse con uno de los padres e irse en contra del otro.

• Anticipar y explicar las posibles reacciones del niño, a los padres y al propio niño, de forma adaptada a la edad y circunstancias familiares.

• Detectar síntomas que precisen derivación a otros profesionales, como salud mental o servicios sociales, tanto en los hijos como en los padres.

• Dialogar con los padres sobre el riesgo que supone involucrar a los hijos en sus problemas de adultos.

• Informar a los padres que deberían establecer normas y rutinas similares con ellos, porque así les ofrecen la seguridad y confianza que necesitan para su desarrollo y así disminuir el sentimiento de abandono que sienten

. • Apoyar el contacto de los hijos con ambos progenitores, salvo prohibición legal o sospecha fundada de problema grave, como puede ser cualquier tipo de maltrato.

• No olvidar a la familia extensa, abuelos, tíos y primos, que tienen un gran significado para los niños: les sirve de apoyo para la superación del difícil momento, como elemento protector de la situación de abandono que los acompaña.

Estas relaciones son importantes; pero es necesario, como pediatras, aclarar las condiciones y establecer una unidad en las normas que se tendrán. La disciplina clara y explícita es vital.

Conclusiones

Miles de niños españoles han experimentado, en carne propia, el divorcio de sus progenitores y, posiblemente, millones compartirán esta experiencia en el futuro. Lo anterior hace que el divorcio constituya un problema que surge a menudo en la población de pacientes que debe atender el pediatra. Muchos hijos de divorciados experimentarán, cuando menos, estrés transitorio y hondo que perturbe casi todos los aspectos de su vida. Muchos se adaptarán adecuadamente a estas nuevas circunstancias vitales, pero un porcentaje sustancial sufrirá efectos negativos a largo plazo.

Muchos de los problemas de los hijos y sus familias pueden preverse, evitarse o aliviarse por intervención concienzuda y oportuna. El pediatra puede ser útil como intermediario e intercesor del niño, y brindar guía anticipatoria, ayudar a la familia a superar la etapa aguda del divorcio, identificar desajustes o conducta de adaptación defectuosa de hijos y padres, brindar consejo y enviar a los hijos a la familia a servicios de salud mental más especializados, si así conviene.

La forma de cómo se gestiona la ruptura de pareja y el tipo de relaciones que los miembros de la familia mantienen tras la separación, son la piedra angular determinante del bienestar de los menores. Así, cuando la separación se realiza de una manera racional, centrada en satisfacer las necesidades de los hijos, tanto a nivel físico como emocional, garantizándoles el derecho a seguir manteniendo una relación sana y satisfactoria con ambos progenitores, la separación no les deja afectación.

Por el contrario, cuando los adultos están más interesados en satisfacer sus necesidades materiales o emocionales, los hijos pueden estar en riesgo. Las familias, cuando viven la separación de los progenitores, necesitan apoyo. Sin embargo, las leyes, los procedimientos legales y, en muchas ocasiones, los jurídicos, no solo no lo aportan, sino que de forma general, incrementan la desestructuración y desequilibrio. Los tribunales de familia se han convertido en una sala de urgencias para tratar los problemas familiares.

Por lo tanto, tenemos que intensificar nuestros esfuerzos para mejorar el sistema de justicia familiar. Urge humanizar los aspectos legales, judiciales y psicológicos del divorcio. Un modelo terapéutico que intentará mejorar de forma significativa la vida de las familias y los menores, abogando por la coordinación de servicios legales y sociales amigables, el tratamiento y procesamiento eficiente de los casos y un sistema más accesible.

Es necesario renovar los tribunales de familia, buscando la eficacia, la cual, está relacionada con la creación de tribunales de familia unificados. De esta forma, se podría asegurar una intervención integral que considerase los problemas que subyacen en cada caso, legales y no legales, para incidir positivamente en las vidas de las familias y los niños que participan en los procesos legales. Consideramos oportuno recordar que la Convención de los Derechos de los Niños ha de servir de base para que el Estado, los legisladores y el Sistema de Justicia tomen en consideración el sufrimiento que padecen muchos hijos de progenitores separados y las necesidades que presentan, y actúen en consecuencia.

Para apoyar a nuestros niños después del divorcio, acordémonos de observarles, escucharlos, explicarles, prepararlos, cumplirles, protegerles y abrazarle. Y procuremos apoyo y ayuda, pues es difícil y toma tiempo, pero ¡sí se puede!

 

FUENTE: https://www.pediatriaintegral.es/publicacion-2018-06/el-hijo-de-padres-s...

EN PRIMERA PERSONA HABLAMOS SOBRE SAF

S, es un adolescente que acude a nuestro centro hace algún tiempo. El padece SAF y ha vivido en primera persona las repercusiones que este síndrome tienen a nivel cognitivo, emocional, social, familiar y han afectado sobre todo a sus relaciones. Hoy es un chico mucho mas adaptado a todos los niveles. Conoce su problema y trata de encajarlo emocionalmente y vivir con ello. Un chico resiliente y que lucha por vivir armónicamente. Gracias de corazón por hablarnos de SAF, S.

- Háblanos de qué es para ti el SAF.

Para mi es una enfermedad mental que acarrea muchos problemas de conducta, de aprendizaje, de concentración y habilidades sociales …

- ¿Cuándo supiste que era lo que te pasaba?

Desde que empecé secundaria me costaba mucho más trabajo concentrarme y hacer las tareas. También tardaba más en realizar cualquier actividad que requiera comprensión, ya sea oral o escrita.

- ¿Qué síntomas del SAF han marcado tu vida?

Los hurtos, porque he quitado cosas a gente que quería y respetaba y no me siento bien por haberlo hecho. Creo que es un problema que siempre estará latente y que hace que mis padres sigan desconfiando de mí.

Otros síntomas, como el no saber diferenciar entre buenos y malos amigos y otras cosas, aunque esto no se si más bien producto del abandono y no del SAF…. Al ser adoptado y previamente abandonado, siempre he buscado la aprobación de los demás. Buenos y malos…. No he tenido herramientas personales para poner limites a personas malas porque mi miedo era quedarme solo.

- ¿Cuándo pediste ayuda y a quién?.

Yo no he pedido ayuda. Fue mi madre la que me ayudó y pidió ayuda. Al principio porque todo me daba igual y pasaba de todo….

- ¿Qué piensas de los que te ayudan y entienden y de los que no?.

Las personas que me ayudan son las que conocen el problema y lo respetan. Son personas a las que aprecio.
Los que saben del problema y no lo entienden creo que son malas personas porque no se ponen en nuestro lugar, sufrimos mucho por comentarios como “todo lo que tiene es tontería y lo hace por llamar la atención”.

- ¿Emocionalmente con qué te conecta el SAF en tu vida?.

Partiendo de que el SAF me lo provoco mi madre biológica en ocasiones siento ira, rabia, maldad porque es algo que yo no he causado. Pero también siento pena y tristeza.

- ¿Cómo han actuado los centros educativos ante el SAF?

Fatal. No lo conocían, pero creo que, aunque lo hubieran conocido no lo hubieran respetado y piensan que es una tontería que se arregla con disciplina.

- ¿Qué le dirías a alguien que está pasando por esto?

Que no se desanime porque la vida sigue y no hay que centrarse en lo que digan las malas personas. Que busquen ayuda de profesionales o de asociaciones o familias con SAF.

- ¿Cómo te ha ayudado la terapia?.

A minimizar algunos de los síntomas del SAF y sentirme mejor a nivel personal y físico. Ha mejorado mi autoestima. Mi gestión emocional, mis relaciones sociales mas sanas, a nivel familiar hay más unión y comunicación…

- ¿Piensas que la sociedad está preparada para ayudar a chicos con SAF?

Creo que todavía no. Se tiene que conocer mucho más el problema.
Ahora sólo lo están algunos profesionales y gente cercana a personas que lo padecen (algunos familiares y amigos).

EN PRIMERA PERSONA "HABLAMOS SOBRE SAF" . Hoy noticias y monográfico, mañana publicaremos la entrevista.

MONOGRÁFICO SOBRE EL SAF

Descripción general
El síndrome alcohólico fetal es una afección del niño que se deriva de la exposición al alcohol durante el embarazo de la madre. El síndrome alcohólico fetal provoca daño cerebral y problemas de crecimiento. Los problemas causados por el síndrome alcohólico fetal varían según el niño, pero los defectos provocados por este síndrome son irreversibles.
No hay cantidad de alcohol que considere segura para consumir durante el embarazo. Si bebes durante el embarazo, colocas a tu bebé en riesgo de sufrir síndrome alcohólico fetal.
Síntomas
La gravedad de los síntomas del síndrome alcohólico fetal varía, ya que algunos niños los padecen en un grado mucho mayor que otros. Los signos y síntomas del síndrome alcohólico fetal pueden comprender cualquier mezcla de defectos físicos, discapacidades intelectuales o cognitivas y problemas para desempeñarse y afrontar la vida diaria.
Defectos físicos
Los defectos físicos pueden consistir en:
• Rasgos faciales característicos, entre ellos, ojos pequeños, el labio superior excepcionalmente delgado, nariz corta y hacia arriba, y superficie de la piel lisa entre la nariz y el labio superior
• Deformidades de las articulaciones, extremidades y dedos
• Crecimiento físico lento, antes y después del nacimiento
• Dificultades de la visión o problemas de audición
• Perímetro de la cabeza y tamaño del cerebro pequeño
• Defectos cardíacos y problemas con los riñones y los huesos
Problemas cerebrales y del sistema nervioso central
Los problemas con el cerebro y el sistema nervioso central pueden comprender:
• Coordinación o equilibrio deficientes
• Discapacidad intelectual, trastornos del aprendizaje y retraso en el desarrollo
• Mala memoria
• Problema de atención y para procesar la información
• Dificultad para razonar y resolver problemas
• Dificultad para identificar las consecuencias de las decisiones
• Habilidades de razonamiento deficientes
• Nerviosismo o hiperactividad
• Cambios repentinos de humor
Problemas sociales y de comportamiento
Algunos problemas para desempeñarse, hacer frente e interactuar con otras personas son:
• Dificultad en la escuela
• Problemas para relacionarse con los demás
• Habilidades sociales deficientes
• Problemas para adaptarse al cambio o para cambiar de una tarea a otra
• Problemas de comportamiento y de control de los impulsos
• Concepto de tiempo deficiente
• Problemas para concentrarse en una tarea
• Dificultad para planificar o trabajar hacia un objetivo
Los trastornos del espectro alcohólico fetal (TEAF) son un grupo de afecciones que pueden presentarse en una persona cuya madre bebió alcohol durante el embarazo. Estos efectos pueden incluir problemas físicos y problemas del comportamiento y del aprendizaje. Comúnmente, una persona con un TEAF tiene una combinación de estos problemas.
Causas y prevención
Los trastornos del espectro alcohólico fetal se deben al consumo de alcohol de la madre durante el embarazo. El alcohol en la sangre de la madre pasa al bebé a través del cordón umbilical.
Como ocurre con el SAF completo, no hay una cantidad segura de alcohol que se sepa que se pueda consumir durante el embarazo o cuando se esté tratando de quedar embarazada que sea segura. No hay ningún momento en el embarazo en el que se pueda beber sin correr riesgos. El alcohol puede causar problemas para el bebé en gestación en toda etapa del embarazo, incluso antes de que la mujer sepa que está embarazada. Todos los tipos de alcohol son igualmente dañinos, incluso todos los vinos y las cervezas.
Para prevenir los trastornos del espectro alcohólico fetal, la mujer no debe beber alcohol durante el embarazo, ni cuando podría quedar embarazada. Esto se debe a que una mujer podría quedar embarazada y no saberlo durante 4 a 6 semanas.
Si una mujer bebe alcohol durante el embarazo, nunca es muy tarde para que deje de hacerlo. Debido a que el cerebro del bebé se está desarrollando durante todo el embarazo, cuanto antes una mujer deje de beber alcohol más seguro será para ella y su bebé.
Los TEAF son prevenibles si la mujer no bebe alcohol durante el embarazo.
Signos y síntomas
Los trastornos del espectro alcohólico fetal son una amplia variedad de efectos que se pueden presentar en las personas cuyas madres bebieron alcohol durante el embarazo. Estas afecciones pueden perjudicar a cada persona de diferente manera y pueden ser desde leves hasta graves.
Una persona con un TEAF puede tener:
• Bajo peso corporal.
• Mala coordinación.
• Conducta hiperactiva.
• Dificultad para prestar atención.
• Mala memoria.
• Dificultades en la escuela (especialmente en matemáticas).
• Discapacidades del aprendizaje.
• Retrasos en el habla y el lenguaje.
• Discapacidad intelectual o coeficiente intelectual bajo.
• Capacidad de razonamiento y juicio deficientes.
• Problemas de succión y dificultades para dormir en los bebés.
• Problemas de audición y de visión.
• Problemas del corazón, los riñones o los huesos.
• Estatura más baja de la estatura promedio.
• Cabeza de tamaño pequeño.
• Características faciales anormales, como por ejemplo, surco menos marcado entre la nariz y el labio superior (este pliegue se llama filtro o surco subnasal).

Tipos de TEAF
Para describir los trastornos del espectro alcohólico fetal se usan diferentes términos, dependiendo del tipo de síntoma.
• Síndrome alcohólico fetal (SAF): Este síndrome representa el extremo más grave de los trastornos del espectro alcohólico fetal. Las personas con síndrome alcohólico fetal (SAF) pueden tener características faciales anormales, problemas de crecimiento y del sistema nervioso central. También pueden tener problemas de aprendizaje, memoria, atención, comunicación, vista o audición. Es posible que tengan una combinación de estos problemas. Las personas con SAF comúnmente tienen problemas en la escuela y les cuesta llevarse bien con los demás.
• Trastorno del neurodesarrollo relacionado con el alcohol: Las personas con el trastorno del neurodesarrollo relacionado con el alcohol pueden tener discapacidades intelectuales y problemas de conducta y aprendizaje. Puede ser que su desempeño escolar no sea bueno y que tengan dificultades con las matemáticas, la memoria, el juicio y poco control de sus impulsos.
• Defectos de nacimiento relacionados con el alcohol: Las personas con defectos de nacimiento relacionados con el alcohol pueden tener problemas del corazón, los riñones, los huesos o de la audición. Es posible que tengan una combinación de estos problemas.
• Trastorno neuroconductual asociado a la exposición prenatal al alcohol: En el 2013, el trastorno neuroconductual asociado a la exposición prenatal al alcohol fue incluido por primera vez como una afección reconocida en la quinta edición del Manual diagnóstico y estadístico (DSM-5) de la Asociación Estadounidense de Siquiatría (APA). Un niño o un joven con el trastorno neuroconductual asociado a la exposición prenatal al alcohol tendrá problemas en tres áreas:
(1) Para pensar o recordar, es decir, el niño puede tener problemas para planificar o puede olvidar información que ya ha aprendido;
(2) problemas de conducta, como fuertes rabietas, problemas del ánimo (por ejemplo, irritabilidad), y dificultad para redirigir la atención de una tarea a otra,
(3) problemas con la vida cotidiana, que pueden incluir dificultad para bañarse, vestirse de acuerdo con el estado del tiempo y jugar con otros niños.
El término efectos del alcohol en el feto se usaba anteriormente para describir discapacidades intelectuales y problemas de conducta y aprendizaje en una persona cuya madre consumió alcohol durante el embarazo. En 1996, el Instituto de Medicina de los Estados Unidos reemplazó el término efectos del alcohol en el feto por trastorno del neurodesarrollo relacionado con el alcohol y defectos de nacimiento relacionados con el alcohol.
Diagnóstico
El término trastornos del espectro alcohólico fetal no se refiere a un diagnóstico clínico.
Diagnosticar los trastornos del espectro alcohólico fetal (TEAF) puede ser difícil debido a que no existe una prueba médica, como un análisis de sangre, para diagnosticarlos. Y otros trastornos, como el TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad) y el síndrome de Williams, tienen síntomas como los del síndrome alcohólico fetal (SAF).
Para diagnosticar los TEAF, los médicos prestan atención a lo siguiente:
• Exposición prenatal al alcohol, aunque no se necesita confirmar esto para hacer un diagnóstico.
• Problemas del sistema nervioso central (p. ej., cabeza pequeña, problemas de atención e hiperactividad, mala coordinación).
• Peso, estatura, o ambos, más bajos que el promedio.
• Características faciales anormales (p. ej., surco liso entre la nariz y el labio superior).
Tratamiento
Los trastornos del espectro alcohólico fetal duran toda la vida. No existe una cura para los trastornos del espectro alcohólico fetal, pero los estudios indican que los servicios de tratamiento de intervención temprana pueden mejorar el desarrollo del niño.
Hay muchas opciones de tratamiento, que incluyen medicamentos para aliviar algunos de los síntomas, terapias de conducta y aprendizaje, capacitación para los padres y otros enfoques alternativos. No existe un único tratamiento que sea adecuado para todos los niños. Los buenos planes de tratamiento incluirán una vigilancia atenta, seguimiento y cambios a medida que sea necesario.
También, algunos “factores de protección” pueden ayudar a reducir los efectos de los trastornos del espectro alcohólico fetal y contribuir a que las personas con estas afecciones alcancen su máximo potencial.
Estos factores de protección pueden ser:
• El diagnóstico antes de los 6 años de edad.
• Un hogar estable, lleno de cariño y enriquecedor durante los años escolares.
• Un ambiente sin violencia.
• Acceso a educación especial y servicios sociales.
Dónde tiene que llamar para solicitar la evaluación estatal gratuita dependerá de la edad de su hijo:
Si su niño es menor de 3 años de edad, contacte a su sistema local de intervención temprana.
Si su hijo tiene como mínimo 3 años de edad, comuníquese con el sistema escolar público local.
Pronóstico

El pronóstico de cada uno de estos niños estará condicionado por la gravedad de la afectación del neurodesarrollo, el entorno socioambiental y las intervenciones terapéuticas específicas, además de las discapacidades que presenten. En este sentido, es necesario prestar una especial atención a una serie de trastornos funcionales que se dan en estos casos: problemas de aprendizaje, afectación del desarrollo motor, hiperactividad, deficiencia de atención, problemas de la conducta adaptativa, retraso mental y otras alteraciones cognitivas, trastornos de la función ejecutiva, del lenguaje, de la memoria, de integración social y de comunicación social.

Se trata de una enfermedad crónica y estas alteraciones se traducen en la vida adulta en una serie de discapacidades secundarias: problemas de salud mental, experiencia escolar alterada, problemas legales, internamiento en instituciones, conducta sexual inapropiada y problemas con el consumo de sustancias de abuso, incluyendo el alcohol, además de situaciones de incapacidad, dependencia y problemas para encontrar empleo.

Prevención

El alcohol es un generador de malformaciones, y la única manera certera de prevenir el SAF es evitar el consumo de alcohol durante el embarazo.

No se ha demostrado en estudios de seguimiento que pequeñas cantidades de alcohol durante el embarazo no puedan suponer un riesgo con absoluta certeza, por lo que la recomendación a las mujeres embarazadas (y también a las mujeres que desean quedarse embarazadas en un futuro inmediato, para evitar daños en las primeras etapas de la gestación, cuando la mujer aún no sabe que está embarazada) es la abstinencia total durante el período de la gestación.

Todavía no se ha aprobado en nuestro entorno una legislación que exija el etiquetado de aviso de evitar su consumo por embarazadas en los envases de bebidas alcohólicas, igual que ocurre con el tabaco.

SÍNDROME ALCOHÓLICO FETAL. GUÍA PARA LA ESCUELA.
Las consecuencias del consumo de alcohol durante la gestación se conocen como Síndrome Alcohólico Fetal (SAF). Es importante conocer los efectos de su consumo en el feto en formación y su posterior repercusión en el aprendizaje escolar, ya que en algunos de los países de origen de niños/as adoptados, los índices de alcoholismo son muy altos.
La ingesta de alcohol durante el embarazo afecta al feto produciendo defectos congénitos irreversibles. Las áreas del cerebro que se ven más afectadas por el consumo de alcohol son: el Cuerpo Calloso, el Hipocampo, el Hipotálamo, el Cerebelo, los Ganglios Basales y los Lóbulos Frontales.
• El Cuerpo Calloso es el encargado de pasar información del hemisferio izquierdo (lógica, reglas, etc.) al hemisferio derecho (impulsos, sentimientos, etc.). El cuerpo calloso de un niño cuya madre haya consumido alcohol durante embarazo puede ser más pequeño de lo normal y en algunos casos es casi inexistente.
• El Hipocampo juega un papel fundamental en la memoria, el aprendizaje y las emociones.
• El Hipotálamo controla el apetito, las emociones, la temperatura y la sensación de dolor.
• El Cerebelo controla la coordinación, el movimiento, la conducta y la memoria.
• Los Ganglios Basales afectan a la memoria espacial y a conductas como la perseverancia, el trabajar para conseguir una meta, predecir los resultados de una conducta y la percepción del tiempo.
* Los Lóbulos Frontales controlan los impulsos y el juicio. El daño más notable probablemente ocurre en el Cortex Prefrontal, que controla lo que se conoce como Funciones Ejecutivas. Las Funciones Ejecutivas son las aquellas que nos permiten dirigir nuestra conducta hacia un fin y comprenden la atención, planificación, secuenciación y reorientación sobre nuestros actos.
Los Lóbulos Frontales son, asimismo, los encargados de tomar la información de todas las demás estructuras y coordinarlas para actuar de forma conjunta. Se les ha comparado con un director de orquesta.
Los Lóbulos Frontales también están muy implicados en los componentes motivacionales y conductuales del sujeto, por lo que si se produce un daño en esta estructura puede suceder que el niño/a mantenga una apariencia de normalidad al no existir déficits motrices, de habla, de memoria o incluso de razonamiento, existiendo, sin embargo un importante déficit en las capacidades sociales y conductuales.
Este tipo de niños puede ser por un lado, apáticos, inhibidos, etc., o por el contrario impulsivos, poco considerados, socialmente incompetentes, etc.
Los bebés con SAF pueden experimentar las siguientes características, de leves a severas, dependiendo del tiempo de exposición y de la cantidad de alcohol ingerida por la madre gestante:
* Retardo en el crecimiento intrauterino: deficiencias en el crecimiento del feto y del recién nacido en todos los parámetros (perímetro cefálico, peso, talla).
*Características faciales peculiares como cabeza más pequeña de lo normal (microcefalia), maxilar superior pequeño, nariz pequeña y curvada hacia arriba, surco labial (ranura en el labio superior) liso, labio suprior liso y delgado y ojos pequeños, rasgados y de aspecto extraño con pliegues del epicanto prominentes.
*Defectos cardiacos como la comunicación interventricular o la comunicación interauricular.
*Anormalidades en algunas partes de las extremidades como en las articulaciones, las manos, los pies, los dedos de las manos y los dedos de los pies. Son defectos menores, pero que pueden restringir los movimientos y dar lugar a cierta torpeza motriz.
*Dientes proclives a tener caries.
*Problemas de visión.
*Infecciones frecuente de oído.
A media que el niño crece puede desarrollar síntomas tales como:
• Dificultad para comer y dormir.
• Retraso para aprender a hablar.
• Problemas de aprendizaje.
• Hiperactividad.
• Bajo cociente intelectual.
• Poca coordinación.
• Rango corto de atención.
• Problemas de comportamiento.
• Poca capacidad para controlar los impulsos.
• Problemas para socializar con otros niños.
El SAF afecta, por tanto, de manera importante el rendimiento escolar de los menores, aunque pueda no ser tan evidente como otros síndromes. De todos los niños con necesidades especiales, aquellos que tienen SAF son los que menos parece que tengan ninguna necesidad especial. Si no se aportan ayudas a estas necesidades, el sistema educativo puede ser injustamente punitivo con ellos.
No existe un tratamiento específico para el SAF, por lo que es importante hacer un diagnóstico precoz y una intervención temprana para que los niños reciban ayuda en el aprendizaje escolar y el área social.
La estabilidad familiar también es fundamental. Para los menores afectados de SAF, hacer las cosas bien es hacerlas lo mejor que sus posibilidades le permitan.
El niño/a con SAF en la escuela
• Debido a su falta de concentración aparecen como poco motivados para el aprendizaje.
• Algunos síntomas neurológicos leves son interpretados como pereza y falta de esfuerzo. Tienen poca autoestima.
• Se muestran desafiantes ante las figuras de autoridad.
• Hacen comentarios que nos se asocian con la situación.
• Son fácilmente manipulables e influenciables.
• Se cansan antes que los demás niños por lo que los períodos de trabajo tienen que ser más cortos.
• Necesitan una constante repetición de lo que se supone que ya han aprendido. Cada vez que se le repite pueden reaccionar como si fuera la primera vez que reciben esa información. Por ejemplo, un día puede saber las tablas de multiplicar y al siguiente no saberlas.
• Tienen problemas para el establecimiento de metas, la formación de planes, el inicio de las actividades y operaciones mentales, la autorregulación de las tareas y la habilidad para llevarlas a cabo eficientemente.
• No relacionan experiencias de causa-efecto. Lo obvio y evidente para los demás, puede no serlo para ellos.
• Bajo presión se muestran testarudos, irritables, con lenguaje y conductas repetitivas. • En las pruebas de inteligencia el factor verbal puede ser más alto que el manipulativo de manera desproporcionada.
• Pueden parecer mentirosos patológicos, cuando lo que ocurre es que la parte más lógica del cerebro (lóbulo frontal y hemisferio no dominante) falla en “control de calidad” de la producción verbal. En casos extremos se puede llegar a la fabulación. Pautas generales para realizar las tareas escolares A la hora de hacer las tareas escolares, tanto la familia como el profesorado deberían tener en cuenta una serie de pautas, con objeto de optimizar los esfuerzos que unos y otros realizan.
• Mantener rutinas. Establecer rutinas en las tareas diarias les ayuda a disminuir la ansiedad y a saber que se espera de él/ella.

• Dar instrucciones consistentes. Debido a la dificultad que tienen para transferir y generalizar los aprendizajes, profesores y familia deben tratar de coordinarse y usar la misma terminología cuando den instrucciones para realizar las tareas escolares.
• Ser concretos. Los maestros y la familia deben usar un lenguaje concreto. Hay que evitar palabras que tengan doble sentido, frases idiomáticas, refranes, etc., debido a que su nivel de comprensión socio-emocional está por debajo de su edad cronológica.
• Repetición. Puesto que tienen problemas de memoria a corto plazo, los mensajes deben ser explicados pacientemente una y otra vez. Las tareas se pueden dividir, además, en pequeños pasos para conseguir resultados en la memoria a largo plazo.
• Mantener los espacios sin sobrestimulación. Ambientes sencillos, con colores suaves y luces tenues ayudan a concentrarse.
• Supervisión. Debido a sus dificultades con las habilidades cognitivas, necesitan una supervisión superior a la que sería la apropiada para su edad cronológica.
• Proveer instrucciones y estructuras consistentes, ya que no puede manejar bien las interrupciones.
• Fijar reglas simples, con sus límites y sus consecuencias.
• Cuando se le de información importante, hacer que la repita con sus propias palabras. • Períodos cortos de trabajo, con descansos frecuentes. Cuanto mayor es el tiempo dedicado al trabajo, peor es la calidad de lo que hace.
• Es totalmente contraproducente mandarles a casa el trabajo que no han terminado en clase y pretender que también hagan los deberes que deben hacer el resto de los alumnos.
• Alabar las conductas deseables, ya que necesitan reforzar su autoestima.
• No amenazar. La violencia y el abuso incrementan el riesgo de que el niño/a aprenda a reaccionar de manera similar. Sería recomendable entrenamiento especial para aprender a controlar el enojo.
Es importante que los profesores conozcan las implicaciones educativas que tiene estos déficits en el alumnado y que muestren empatía hacia ellos. Sin tomar conciencia de su realidad se puede ser muy punitivos con estos niños de una manera injusta.
A diferencia de otros muchos problemas congénitos que son detectados desde el nacimiento, los niños con SAF tardan mucho tiempo en ser diagnosticados, lo cual les priva de recibir la ayuda y los servicios que necesitan.
Este desconocimiento del problema y, por tanto, la dificultad para entender sus conductas y comportamientos debido al daño neurológico con el que nacieron, hacen que, a veces, la escuela provoque más problemas de conducta en estos niños que los que pretende aminorar con el trato disciplinario que les impone cuando tienen conductas disruptivas. Una vez que se entiende el problema en su profundidad se pueden tomar medidas más efectivas.
Mientras la mayoría de niños piensan en términos de a-b-c-d, un niño/a afectado de SAF piensa a-g-b-x-c. Tiene que tomar una ruta diferente para llegar al mismo sitio. Su ruta le lleva más tiempo, pero eso no significa que no pueda llegar allí.
Lo que necesita es mucho apoyo y comprensión. El diagnóstico del problema es un paso positivo hacia la búsqueda de soluciones. Líneas de intervención Las personas con SAF, como cualquier otra, muestran un rango muy amplio de niveles intelectuales y discapacidades funcionales que reflejan los diferentes grados de exposición prenatal al alcohol y, por tanto, distintos grados de daño neurológico.
Así pues, cada niño/a con SAF tiene sus propias necesidades especiales, problemas y capacidades. Cuanto más pronto se identifique el problema de cada menor, mejores serán los resultados a largo plazo. El conocimiento de que un alumno tiene una discapacidad ayuda a los educadores a utilizar los recursos para ayudar al alumno/a, en vez de andar preguntándose por qué no se comporta mejor.
Entender que ese niño/a tiene necesidades especiales permite que se puedan encontrar aquellas que mejor atiende dichas necesidades.
Se debe establecer un plan de acción individual con metas a corto y largo plazo para cada estudiante con SAF, que incluya:
• Planes para trabajar los aspectos cognitivos en los que destaca y aquellos en los que tiene dificultades, con objeto de fomentar el éxito y mejorar su autoestima.
• Debido a los problemas de aprendizaje, emocionales o de comportamiento que presentan (impulsividad, distracción, pocas habilidades sociales, escasa memoria de trabajo, desarrollo pobre del ego, poca tolerancia a la frustración, altos niveles de ansiedad, etc.) necesitan una adaptación curricular, así como servicios educativos especiales: logopedia, pedagogía terapéutica, etc.
• Monitorizar de cerca los problemas de conducta que presente con el objetivo de entender bien los antecedentes de cada situación (son fácilmente manipulables), reducir las conductas desadaptativas y enseñarle habilidades sociales.
• Una persona (que puede ser una profesora, tutor, orientadora, etc.) que conozca bien las características de este Síndrome, que tenga una relación empática con el alumno y que actúe de mediadora y de referente para el alumno/a con SAF cuando se produzcan situaciones conflictivas con otros profesores o alumnos/as.
También será quien coordine a la familia y la escuela en cuanto a las necesidades del alumno, conflictos que se generen, etc., ya sea a través de contacto directo, llamadas telefónicas, notas, etc.

NOTICIAS

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LA OLA EMOCIONAL DEL CORONAVIRUS

LA OLA EMOCIONAL DEL CORONAVIRUS

La ola emocional del coronavirus es quizás la mas ignorada. Hace un año comenzamos a conocer que una nueva enfermedad quitaba vidas allá a lo lejos en China. ¡Eso está muy lejos!, ¡aquí eso no llega!, ¡estos chinos quieren acabar con occidente! ¡estos chinos se lo comen todo! Escuchábamos por entonces…

El ser humano tiene a veces esta forma de defenderse. No queríamos ver que llegaría y llegó. Es mas fácil defenderse de algo tan gordo culpando a los demás, echando balones fuera e imaginando que somos intocables y que nacimos en la famosa cara buena del mundo, donde nadie puede tocarnos y ningún mal alcanzarnos. Pero llegó.

Llegó para enseñarnos que no somos invencibles, que existe una realidad más allá de la burbuja en la que nos meten, una realidad en la que existe el miedo, el dolor, la incertidumbre… que no hay superhéroes que puedan evitar el dolor, la muerte, la soledad y la enorme sensación de vacío que nos ha dejado este virus.

Llegó para enseñarnos a vivir de otra manera y crecer de alguna otra manera. A valorar de otra manera y a experimentar de forma global, emociones nuevas que no nos tocaba a nosotros, occidentales e intocables sentir. En marzo nos encerraron por el bien común y fuimos tan buenos que logramos doblegar esa famosa curva, haciendo todo aquello que nos pedían.

Jugamos a ser buenos ciudadanos, cantábamos “resistiré” y aplaudíamos a los supuestos héroes que nos iban a salvar. Y lo hicieron, nos salvaron a costa de sus propias vidas. Después nos hicieron creer que todo estaba casi superado y nos dejaron respirar aire en verano. Con ello llegamos a esa segunda ola que se preveía mental y que siguió no solo matando personas sino quitando la vida, en vida, a muchas personas.

Matando ilusiones, quitando el sustento familiar a muchos y siendo doble ola corporal y mental; atusando cuerpos y almas. Llegó la Navidad y con ello nos dejaron reunirnos con nuestra familia, que bondad aquella que nos trajo no solo la tercera ola consabida sino una nueva emoción global a sumar a todas las que teníamos LA CULPA, si señor porque ahora resulta que tenemos la culpa de en un intento del estado de impulsar la economía, nosotros nos hayamos tomado las uvas o hayamos celebrado la Navidad con una parte de nuestra familia, con ventanas abiertas, mascarillas, hidrogeles y distancia social...

¡Que fácil es echarnos la culpa también! Qué fácil les ha resultado crear, desde el miedo (otra emoción que desde marzo nos inyectaron cual vacuna) la culpa y así nos van envenenado emocionalmente a una sociedad que lleva casi un año sumida en una ansiedad y depresión por algo que no hemos decidido.

Añadiendo además otra emoción EL ODIO, sí el odio creando policías de balcón, creando bandos y dividiendo desde ese odio y ese miedo a la sociedad entre buenos y malos, los que cumplen y no, los que se han bajado un poco la mascarilla para respirar son poco menos que el diablo… Es fácil así ocultar la verdadera responsabilidad y a los verdaderos responsables inoculando sin darnos cuenta casi ese odio hacia el otro.

¿Ahora en plena tercera ola, nos toca como sociedad doblegar la curva y a nuestros sanitarios completamente destrozados seguir batallando y perdiendo soldados en el frente… a costa de qué?

La parte menos visible de este iceberg, a costa de la salud mental y emocional. Y es que cada vez mas nos estamos encontrando en consulta niños con ansiedad, miedos, adicciones, depresión, frustración …. Les están quitando el presente y de alguna forma robando su futuro. Pierden a sus abuelos, padres, amigos (con la distancia social y las burbujas) actividades placenteras, la tranquilidad y seguridad de sus padres afectados por todo esto, las visitas familiares, la celebración de fiestas y cumpleaños…

¿Qué esperamos de ellos? . En la calle el discurso, real, pero discurso, de que lo hacen mejor que nosotros, que obedecen normas y mascarillas y distancias y … ¿ellos por dentro qué?, ¿Los escuchamos? O ¿nos da miedo sentir o empatizar con eso que están sintiendo?

En nuestra experiencia como psicólogas infantojuveniles no es cierto que todo esto ESTA BIEN ASI Y NO PASA NADA. Todo pasa a costa de algo. Por un lado, se resquebraja su salud emocional y como hemos dicho vemos aumento de ansiedad, depresión, desequilibrio entre estas energías, adicciones, frustraciones, agresividad, miedos, culpa….

Pero hay otro lado que debemos rescatar de todo esto y que queremos ilustrar con esta imagen. “No son las situaciones las que roban nuestra paz sino la forma de reaccionar ante ellas” Creemos que otra forma de reaccionar ante lo que ocurre es posible, ellos nos la muestran, además.

Van cada día al colegio, estudian, ríen con sus amigos y hacen la mejor versión posible del día….

¿Qué podemos hacer nosotros?

En vez de intentar huir de lo que sucede aceptarlo como lo hacen ellos. SI, ESTO ESTA OCURRIENDO. Para aceptar que en la vida también existe el dolor, la muerte, el miedo, la preocupación, la ansiedad, los malos momentos….

Pero a pesar de ello existe otra forma de verlo o aceptarlo sin más. Enseñarlos a agradecer lo bonito y lo menos bonito que nos ha enseñado algo de cada día, que podemos rezar o meditar para el bien común de la humanidad además de quejarnos, que el silencio nos da respuestas ante la angustia, que la unión hace la fuerza y que podemos buscar en cada día algo para recordar y algo que nos nutra el alma.

Despojándonos de la CULPA, devolviéndola a aquellos que nos la quieren hacer sentir, porque no es nuestra culpa, es una responsabilidad el actuar juntos y de acuerdo para hacer el bien común, empezando por el propio, el de nuestra familia, nuestra comunidad, nuestro mundo finalmente. De todas estas emociones de las que hemos aprendido y que nos ha tocado esta vez vivir, la culpa no nos sirve para nada. FUERA CULPAS.

Tenemos la responsabilidad de entre todos dejarles un mundo mejor, ACEPTANDO lo que vino, APRENDIENDO de ello, SOLTANDO lo que no toca y VIVENDO y FLOTANDO en las olas que nos vengan.

Fuerza y corazón.

Laura Silva.