Gabinete Akro - Psicología Infantil y Adolescente

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ALIENACIÓN PARENTAL Y MEDIACIÓN.

Hoy tomammos este artículo de la revista de mediación porque nos ha parecido interesante y muy bien explicado.

La mediación y el Síndrome de Alienación Parental

La estructura familiar está en constante transformación. Cada vez nos alejamos más del modelo tradicional y empiezan a observarse estructuras diferentes de aquellas a las que estamos acostumbrados, con menos o más miembros, con vínculos más o menos fuertes.

Este hecho no tiene una connotación positiva ni negativa, ya que es un reflejo de los cambios sociales que estamos viviendo, pero es una realidad que los conflictos que se presentan en estas familias tienen una tipología también diferente de la que se observaba años atrás.

En este marco es entendible que la separación de una pareja pueda ser valorada por sus integrantes como un hecho positivo, que los lleva al crecimiento de la estructura familiar, o –como se da en la mayoría de los casos– tomada como un hecho negativo, que dificulta la vinculación entre sus miembros, y esas dificultades pueden llegar a arruinar el funcionamiento del sistema familiar si no son bien gestionadas.

En cualquier caso, al producirse una separación se manifiesta una crisis que definirá una nueva estructura familiar, más o menos compleja, aunque esto no significa que sea mejor ni peor que la anterior. Si bien de la separación puede derivar un resultado positivo para el grupo familiar, es inevitable que este hecho genere dolor y afecte a sus integrantes, especialmente a los hijos, que son quienes por lo general sienten más las consecuencias de estos cambios.

El ideal sería que, en este proceso de separación, los miembros de la pareja lograran gestionar entre ellos todos los conflictos derivados de la finalización del sistema conyugal sin involucrar a sus hijos y gestionar los vínculos parentales de la mejor manera posible, tratando de satisfacer los intereses de sus hijos y no sus intereses personales. Lograr este ideal es difícil, y por eso son muchas las familias que necesitan ayuda externa para poder solucionar sus desavenencias.

En la mayoría de los casos acuden al sistema judicial, buscando que un tercero les brinde un resultado satisfactorio sin que ellos participen en la solución brindada. Sin embargo, en la actualidad cada vez son más las familias que para solucionar este tipo de conflictos buscan métodos alternativos, a través de los cuales se arriba a acuerdos que resultan de procesos dialogados, donde los integrantes del grupo tienen la posibilidad de manifestar sus intereses y donde el vínculo entre ellos se fortalece, preparándolos para gestionar los conflictos futuros en forma independiente, es decir, sin ayuda externa.

En los procesos de separación, la mediación encuentra un lugar muy importante como medio de resolución alternativa de conflictos, que permite gestionarlos en forma eficaz. Cuando la mediación gestiona conflictos de separación en los que se presentan síntomas de alienación, es importante tener en cuenta que este aspecto se debe gestionar conjuntamente con el resto de los conflictos que se plantean, los cuales, aunque sean de otra naturaleza, no pueden ser obviados.

Es preciso tener en cuenta algunas características del síndrome a los efectos de comenzar a gestionar un proceso de este tipo. Entre otras:

• El SAP no es un síndrome individual sino familiar, en el que todos los involucrados tienen responsabilidad relacional.

• Todos los involucrados deben participar en el proceso (siempre y cuando exista voluntariedad y, en el caso de los hijos, según la edad).

• Ambas partes deben reconocer su legitimidad como padres y tener claro que ser padre o madre es mucho más amplio que cumplir un régimen de visitas o una pensión alimenticia.

El conflicto familiar y la implicación de los hijos En el plano emocional, el proceso de separación en la mayoría de los casos comienza antes y finaliza después del proceso de separación legal. En cualquier pareja con hijos existe un vínculo conyugal, relativo al ámbito de la pareja, y un vínculo parental, relativo a su rol de padres.

Según Linares (1996) la conyugalidad y la parentalidad son atributos de la pareja, aunque poseen una dimensión individual. El peso de estos atributos variará según factores culturales –por ejemplo, la parentalidad puede recaer más sobre la mujer que sobre el hombre–, pero también tiene relación con la historia de cada cónyuge y sus respectivas familias de origen. Conyugalidad y parentalidad se influyen mutuamente –la conyugalidad puede deteriorar la parentalidad, la parentalidad puede redimir la conyugalidad…–, pero son independientes entre sí, por lo que pueden presentarse todas las variables posibles.

El autor habla de variables eco sistémicas, es decir, que están sometidas a la evolución del ciclo vital y el influjo de muy diversos factores. Por este motivo, en el proceso de separación es vital tener presente la interacción de estas dos variables –conyugalidad y parentalidad–, ya que una de ellas tiene vinculación directa con la implicación de los menores en el conflicto familiar y la capacidad que ambos cónyuges tengan para gestionarlo.

Cuando se presentan conflictos en los que se ven involucrados los hijos, de acuerdo a mi experiencia en clínica, es que si los padres no son capaces de tomar decisiones por ellos mismos, mucho menos lo serán los hijos que están inmersos en el conflicto, y que de la gestión de este dependerá la calidad de vínculo que mantendrán con sus padres en el futuro.

Es muy común que los hijos tiendan a sentirse culpables de la separación, sea de forma espontánea o porque muchos padres, sin manifestarlo expresamente, generan ese sentimiento a partir de alguno de sus dichos. Al hijo, la separación y el nuevo sistema de estructura familiar le demandan un proceso de adaptación en el cual se deben gestionar temas fundamentales, como con quién vivirá, cómo verá al padre que no vivirá con él, cuál será el vínculo que tendrá con sus abuelos, primos y otros familiares.

En muchos casos, la angustia generada por el hecho de la separación no le permite al hijo mantenerse neutral, y es aquí cuando se genera el contexto favorable para que comiencen a presentarse los síntomas del SAP (Gardner, 1985).

El síndrome de alienación parental De acuerdo con las definiciones de la Real Academia Española, síndrome es un conjunto de fenómenos que caracterizan una situación determinada, y la alienación es un proceso mediante el cual el individuo o una colectividad transforman su conciencia hasta hacerla contradictoria con la que debió esperarse de su condición.

El SAP, definido por Richard Gardner en 1985, ha sido cuestionado entre los autores desde su formulación, pero en muchos países los especialistas lo tienen en cuenta al analizar separaciones conflictivas en las que existen hijos implicados. Muchas veces dicho síndrome es visto como una oportunidad para conseguir que uno u otro progenitor satisfagan sus intereses personales. Según Gardner, citado por Laura Alascio Carrasco (2008), se trata de un trastorno provocado por uno de los progenitores en el que el niño está “obsesionado” con denigrar injustificadamente o de manera exagerada al otro progenitor. Es decir, es el proceso por el cual un progenitor transforma la conciencia de sus hijos con el objeto de destruir los vínculos de estos con el otro progenitor.

Según Daniel O’Leary y Kirstin C. Moerk (1999), los síntomas que se han asociado al SAP son los siguientes:

• Campaña de denigración en la cual el niño está obsesionado con el odio hacia uno de los progenitores: es lo que se denomina vulgarmente el “lavado de cabeza” por parte de uno de los progenitores, a lo que se debe sumar la participación del hijo denigrando al otro progenitor.

• Racionalización de la conducta de manera débil, absurda o frívola: estos síntomas solo pueden analizarse en aquellos niños que no han sido víctimas de abuso o violencia física o psíquica, ya que en ese marco la denigración sería justificada.

• Falta de ambivalencia: los niños que presentan los síntomas del SAP son incapaces de analizar los aspectos positivos del progenitor alienado, mientras que con el otro progenitor se da la situación inversa.

• El fenómeno del “pensador independiente” se da cuando el niño hace suyos los pensamientos de odio del progenitor alienante hacia el otro progenitor, imitándolos.

• Apoyo automático al progenitor alienante: en caso de conflicto entre los padres, el niño que sufre SAP apoya al progenitor alienante de manera incondicional.

• Falta de remordimiento por la crueldad hacia el progenitor alienado: los niños con el síndrome no sienten remordimientos por sus sentimientos de odio hacia el progenitor alienado.

• Presencia de situaciones “prestadas”: el niño describe situaciones impropias de su edad.

• Extensión de la animosidad hacia la familia del progenitor alienado.

Según estos autores, no es necesario que el niño presente todos estos síntomas, ni con la misma gravedad, para considerar que pueda estar sufriendo el síndrome. Quienes critican la existencia de este síndrome manifiestan que no existe referencia específica al SAP (Montenegro Núñez, 2015, pp.657-680) en la lista de enfermedad mentales de la Organización Mundial de la Salud ni de la Asociación Americana de Psiquiatría, y lo han asimilado a otro tipo de síndrome, como el de la madre amenazada (Klass & Klass, 2005, pp. 189-191), que es aquel en el cual la madre, por la creencia de que puede perder la custodia de sus hijos, reaccionaría de forma inconsciente fomentando actitudes negativas de los hijos hacia el padre, para no perderlos.

Ignacio Bolaños Cartujo (2008) analiza el tema desde otra perspectiva. Habla de un síndrome de alienación familiar (SAF) y afirma que cada uno de los participantes tiene responsabilidad relacional en su construcción y, por tanto, también en su transformación. La idea de este autor es enriquecer el esquema clásico del SAP, en el que hay un progenitor alienante que “lava el cerebro” a sus hijos para excluir al progenitor alienado, quien tiende a ser concebido como la víctima pacífica del síndrome. En su visión cobran relevancia nuevos elementos, como la evolución de la pareja hacia su separación, la influencia del contexto legal y la participación del progenitor alienado.

En este nuevo esquema, Bolaños centra el SAP en una dinámica cuyo síntoma principal es el rechazo de los hijos hacia uno de sus progenitores en el contexto de ruptura conyugal conflictiva. Identifica a estos como aceptado y rechazado, dejando de lado la victimización que generan los términos alienado y alienante.

El citado autor describe la alienación como la proximidad afectiva hacia alguno de los progenitores, natural en todos los momentos de la vida, que se intensifica ante una separación conflictiva, cuando ambos progenitores utilizan a sus hijos como argumento principal en el litigio.

Cuando el SAF entra en contacto con el Poder Judicial se convierte en un síndrome jurídico-familiar, del cual forman parte los operadores del derecho. Más allá de si el SAP o el SAF están reconocidos como tales y si constituyen o no un síndrome, es cierto que son muchos los casos en que se observan síntomas de este tipo en los hijos, y debemos tenerlos en cuenta a la hora de gestionar los conflictos, ya sea por medios alternativos de resolución o por vía judicial, a los efectos de que los acuerdos que se alcancen traduzcan el verdadero interés de los involucrados.

La mediación como forma de gestionar los conflictos en el proceso de separación García Villaluenga y Bolaños Cartujo (2006) definen la mediación como un proceso no jurisdiccional de gestión y resolución no adversarial de conflictos que presenta como inherentes unos principios que configuran su esencia. Tiene carácter voluntario y autocompositivo; confiere a las partes todo el poder de decisión. La intervención del mediador es fundamental para tratar de que las partes aproximen sus intereses a través de la calidad de la comunicación y, si lo desean, lleguen a un acuerdo que solamente ellas elaborarán, sin la intervención del mediador. El conflicto en el ámbito familiar se presenta de diferentes formas y con diversa intensidad, influido por la dinámica que caracterice a la familia (Dupla-Marin y Puget, 2012).

Todo conflicto familiar tiene una historia que explica su evolución y, como todas las historias, esta no se inicia con un hecho aislado que desencadena todo. Es cierto que siempre existe una chispa que enciende el fuego, pero al analizar la situación conflictiva se descubren múltiples elementos que despiertan el conflicto y lo avivan. Debido a sus características, los conflictos familiares son más complejos que los que pueden producirse en otros ámbitos.

Entre esas características están el conocimiento que tienen las partes entre ellas, el distanciamiento de las visiones y posiciones ante una misma realidad, que por lo general comenzó mucho tiempo atrás, las expectativas no cumplidas con respecto al otro y los sueños en común que no fueron alcanzados. Por otra parte, la presencia de ciertos “agentes externos” complejiza la situación, ya que, si bien no son parte de la estructura familiar, su actitud puede afectar de forma negativa el conflicto. Las partes suelen buscar opiniones de amigos y familiares como forma de avalar su postura, y la mayoría de las veces esas opiniones no quedan al margen del conflicto, sino que se involucran y pasan a formar parte de él.

Cuando en mediación se gestionan conflictos derivados de una separación, el foco del proceso suele estar centrado en el sistema parental, el cual, aunque se disuelva el sistema conyugal, sienta las bases para la necesaria reestructura familiar. Ignacio Bolaños (2008) define la mediación como un espacio transicional de diálogo cooperativo en el que al menos dos partes implicadas en determinada situación conflictiva, junto con al menos una tercera parte inicialmente no implicada en ella (mediador), abordan de manera constructiva los temas que los protagonistas del conflicto desean tratar.

Para trabajar en mediación familiar se debe partir de una premisa que es básica para poder funcionar: que cada familia tiene sus propios recursos para gestionar sus conflictos. Muchas veces lo que sucede en situaciones conflictivas, como puede ser el caso de una separación, es que las partes se bloquean temporalmente debido a la pérdida de comunicación, y el mediador debe generar la oportunidad para que vuelvan a comunicarse, a través de una escucha activa, que es el camino para lograr acuerdos que satisfagan los intereses de ambas partes.

Cuando una pareja decide separarse, lleva consigo una historia común llena de sentimientos positivos y negativos. Si acude a la justicia para que un tercero le resuelva sus desacuerdos, es difícil que todo ese bagaje emocional pueda expresarse a través del lenguaje jurídico, y entonces las partes comienzan a no trasmitirse sus verdaderos intereses. Por otro lado, al tratar de fundamentar su posición para lograr acuerdos según su interés, cada parte emite una catarata de argumentaciones y fundamentos que, al ser escuchados por la otra parte, a menudo producen una escalada del conflicto, lo que afecta cada vez más la comunicación entre ellos.

El proceso judicial tiene como resultado final una sentencia que con frecuencia no satisface el interés de las partes, y entonces puede suceder, según Ignacio Bolaños (2008) que las normas legales se sustituyan por las familiares, generando una interminable dependencia del Poder Judicial. Muchas veces el no conseguir lo deseado lleva a culpar del fracaso al sistema judicial, al juez o al abogado. Según el autor, es fundamental hacer comprender a cada parte su responsabilidad en el resultado de los procesos que le incumben, a los efectos de que tome conciencia de que sus acciones inciden en los resultados obtenidos.

La mediación es un sistema óptimo para gestionar este tipo de conflictos, que puede funcionar de forma complementaria –previa o posterior– al sistema judicial.  La mediación, como medio alternativo de resolución de los conflictos derivados de la separación, surge como un intento de desmentir el lema de que los conflictos se resuelven a través del enfrentamiento entre las partes. La posibilidad de trabajar la mediación con un enfoque interdisciplinario o con apoyo de técnicos especializados genera un espacio donde se permite compartir y normalizar sentimientos; recibir información de una misma persona y en forma simultánea sobre los posibles caminos de resolución, evitando malas interpretaciones y utilizaciones negativas de lo dicho. Genera conocimiento de alternativas de resolución y tras ello ayuda a las partes a percibir otras posibilidades.

Es unánime la opinión de los autores que analizan el tema en cuanto a que el proceso de mediación no pretende sustituir al judicial, sino contribuir con él; no pretende sustituir la labor de los abogados, que son piezas fundamentales en su rol de asesores en el proceso. Sin perjuicio de que la mediación puede tener lugar antes del proceso legal, también puede darse en cualquier parte del proceso, incluso una vez finalizado este. Entre los conflictos que se asocian a los procesos de separación y que son susceptibles de mediación están los denominados conflictos de lealtades y alienación parental.

El conflicto de lealtades es la situación en que el proceso de separación coloca muchas veces a los hijos, quienes tienen que optar por uno de sus padres en detrimento del otro. Es bastante inevitable que el hijo sufra este hecho aunque sus padres gestionen el conflicto de manera óptima, pero el sufrimiento se agrava cuando dicha gestión se realiza de manera contenciosa y el hijo debe optar entre la tenencia y el régimen de visitas. Es este el campo cautivo para que se generen los síntomas del SAP, y es en este tipo de conflictos donde consideramos que la mediación es una vía de resolución eficaz para obtener buenos resultados.

La base de la mediación es la voluntariedad; es decir, para que ambas partes puedan gestionar este tipo de conflictos a través de un proceso de mediación deben estar de acuerdo en participar en él. En este sentido, los jueces, abogados y demás profesionales que intervengan tienen un rol fundamental, que es alentar a las partes sobre su propia capacidad de gestionar sus conflictos y llegar a soluciones acordadas por ellas mismas. Salius y Dixon, citados por Bolaños (2008, pp. 103-112), destacan una serie de presupuestos básicos para gestionar la mediación en el ámbito de los conflictos derivados de procesos de separación:

• La mayor parte de las personas son padres responsables y capaces de determinar conjuntamente los arreglos parentales posteriores a su separación que mejor responden a las necesidades de sus hijos. • La autodeterminación y la implicación activa en el proceso de toma de decisiones son efectivas promotoras de resultados positivos y duraderos para padres e hijos.

• El estrés y la ansiedad asociados con la separación y el divorcio, particularmente en los hijos, pueden ser reducidos.

• La mediación concibe al conflicto como natural y normal, y concibe las disputas entre las partes desde un punto de vista más emocional que legal.

• La mediación enfatiza que el divorcio no es el fin de la familia, y que es posible una continuidad de la parentalidad conjunta, incluso en familias reorganizadas.

• La naturaleza neutral, confidencial y no terapéutica de la mediación alienta la participación de los padres que de otra manera no podrían involucrarse en el proceso de discusión de aspectos relacionados con el interés de sus hijos.

• Padres e hijos pueden ser ayudados a construir una nueva y reorganizada base para sus relaciones futuras.

Desde este punto de vista, la mediación es un método que proporciona a la familia un espacio en el que tienen cabida todos aquellos temas sobre los que se deben tomar decisiones relevantes para sus miembros en el momento de transición en que se encuentran. Es un método que no se limita a gestionar aquellos hechos que tienen relevancia judicial, sino que se extiende a la gestión de aspectos que nunca tendrían cabida en un proceso de ese tipo.

Cuando en una mediación se manifiestan síntomas del SAP, los mediadores deben tener presentes ciertas acciones, en las diferentes etapas del proceso, que pueden ayudarnos a gestionarlo junto con el resto de los conflictos que se presentan. Lo primero que debemos chequear, siguiendo los principios básicos de cualquier proceso de mediación, es la voluntariedad de las partes. Las partes deben aceptar voluntariamente intervenir, y esa voluntad debe permanecer durante todo el proceso. Una vez iniciado el proceso, en el primer encuentro, luego de la presentación de las partes y del mediador, cada parte narra su historia de los hechos, de la que surgirán los primeros datos con los que el mediador comenzará a trabajar. En cuanto a los síntomas del SAP, el mediador analizará en primer lugar cuál es su intensidad, disolviendo culpas y ayudando a las partes a comprender que ambas tienen responsabilidad y poder para gestionar dicho conflicto, que la búsqueda de una solución está en sus manos.

Este hecho es muy importante, ya que muchas veces el progenitor rechazado siente que ya no está en sus manos gestionar el problema y que todo el poder lo tiene quien está viviendo con el menor. También implica que ese progenitor no se atribuye responsabilidad en los hechos. La lógica del proceso de mediación es transformar esta idea para que ambas partes pasen a ser responsables del proceso y tengan el poder de buscar una solución en forma conjunta. En la etapa en que se busca encuadrar el proceso, la finalidad es generar un espacio cooperativo donde se gestionarán prioritariamente los conflictos derivados del vínculo parental, no del conyugal, con la finalidad de fortalecerlo.

Otro tema fundamental en esta etapa es trabajar con los padres la idea de que, aunque hayan comenzado a transitar caminos diferentes, cada uno necesita del otro. En cierta medida dependen uno de otro, tienen en los hijos un objetivo común. Y estos necesitan por el resto de su vida contar con un padre y una madre no enfrentados, sino enfocados en los intereses de los hijos. Algunas técnicas sugeridas por Bolaños (2008, p.194) para esta etapa son: transformación de las acusaciones en peticiones, cambios repentinos hacia aspectos más positivos, desvíos, bloquear y tranquilizar, tomar una postura asertiva, sesiones privadas o caucus, normalizar la ambivalencia, neutralizar amenazas.

En la etapa de definición del conflicto se deben analizar los temas que resultan conflictivos, entre los que se presentarán los síntomas del SAP. Es importante tener en cuenta que estos síntomas deben trabajarse junto con el resto de los conflictos, ya que nunca se presentan aislados. A través de las preguntas abiertas y cerradas, la reflexión y la observación, en esta etapa el mediador debe percibir los posicionamientos de las partes respecto a cada uno de los temas, las emociones identificadas con ellos, los cuestionamientos mutuos y los problemas de comunicación.

Es fundamental que el mediador logre redefinir el conflicto con las partes, sustituyendo los términos legales por los familiares, generando una historia diferente de la que venía siendo manejada por ambas hasta entonces, dotada de positivismo y oportunidades de cambio. La etapa de los encuentros individuales, si el mediador considera oportuno que existan, es el momento de abordar, además del resto de los conflictos, el tema de la alienación parental y cómo la ha vivido cada progenitor.

Al progenitor rechazado por su hijo el mediador debe ayudarlo, por medio de diversas técnicas, a que se dé cuenta de que su hijo no lo rechaza porque no lo quiera, sino que, por estar inmerso en esa situación, no puede hacer otra cosa. Debe tratar de analizar junto con él los intentos que ha hecho de recuperarlo, cuáles fueron sus resultados, y también ayudarlo a que se dé cuenta de que su principal aliado en esa tarea es el progenitor aceptado.

Es importante que tome conciencia de que debe trabajar en forma conjunta con el otro progenitor y por eso es vital que mejoren su relación y la calidad de su comunicación. Con el progenitor aceptado se debe analizar su responsabilidad en el hecho y el traspaso inevitable de emociones por su parte. Es preciso trabajar fuertemente la idea de que debe decidir si quiere que su hijo tengo un padre o dos, y que en el segundo caso debe actuar en consecuencia.

En la etapa de la definición alternativa del conflicto lo que se busca, a través de las necesidades familiares que se han venido trabajando, es traducir las posturas que las partes han tenido hasta ese momento, legitimando sus intereses y las necesidades individuales.

Muchas veces esa historia que se viene construyendo entre ambas partes y personas externas –que intervienen a menudo y no siempre constructivamente– está llena de malentendidos y fallas de comunicación que generan problemas inexistentes, y es este el momento de detectarlos y de que las partes puedan darse cuenta de ello. En el momento en que el mediador promueve el perdón entre las partes, incentiva que se escuchen. Con frecuencia esa es la gran falla que vienen cometiendo y de esa forma ambas logran desahogarse. El mediador debería cerrar esta etapa tratando de construir una historia –lo que denominamos una historia alternativa, en la que las partes abandonan las posiciones iniciales que las mantenían enfrentadas–, es decir, crear una historia nueva, en la que se sentarán las bases para caminar hacia un acuerdo consensuado entre ambas (Munuera, 2007, pp.85-106). En la etapa de creación de opciones, cada parte hará nuevas propuestas que negociarán entre ellas.

Es muy importante en este tipo de procesos que las partes estén dispuestas a probar las alternativas, poniendo una pausa en el proceso y marcado una nueva sesión para evaluar cómo esas alternativas han funcionado. Esta modalidad brinda la posibilidad que las partes evalúen el funcionamiento de lo que ellas mismas han propuesto y los hechos vayan demostrando cuál es la mejor opción.

Muchas veces en esta etapa se aborda el tema de la familia de origen, que cuando se presenta SAP es común que sea un tema conflictivo. Se procura que las partes acuerden que, más allá de lo que cada una piensa de la familia de la otra –hecho que nadie va a cambiar–, es importante que no la descalifique frente a sus hijos, ya que el vínculo de esa familia con el hijo puede ser diferente del que ese miembro de la pareja experimentó. Si el mediador lo considera oportuno, pueden generarse encuentros con los hijos. Este hecho dependerá de la edad y la situación en que se encuentren los menores. Puede haber encuentros con padres e hijos, es decir, encuentros familiares. Y también podría haber encuentros con otras personas implicadas, como las nuevas parejas o integrantes de la familia de origen.

Todo esto dependerá de la situación y de lo que el mediador y las partes consideren oportuno. No es necesario, pero puede ser conveniente. En la última etapa, si es posible, se redacta el acuerdo, que puede tener modalidades variadas, según lo que las partes decidan. Puede ser un acuerdo informal o ser enviado al juez; puede ser un acuerdo provisorio para ser evaluado en una nueva sesión o un acuerdo definitivo. Pero, sea como sea, siempre el mediador lo trabajará desde una perspectiva de compromiso; es decir, tratará de concienciar a las partes de que deben asumirlo con compromiso.

También es importante que ambas partes tengan claro que los hechos cambian y las necesidades de las partes también, y que por lo tanto ningún acuerdo es inmodificable. Eso no implica que sea bueno vivir modificándolo, ya que los hijos necesitan cierta estabilidad en las decisiones que se tomen respecto a ellos. El mediador queda a disposición para, si los hechos cambian, retomar el proceso en busca de nuevas soluciones. Conclusiones En torno a la familia se han generado diferentes discursos, y su transformación a lo largo del tiempo es evidente. La estructura familiar ha ido cambiando. Son muchos los hijos que crecen con sus padres separados, conviviendo con personas con quienes no los vincula ningún lazo de parentesco.

Los procesos de separación cada vez son más complejos y las partes involucradas quedan inmersas en situaciones conflictivas que muchas veces, por ser mal gestionadas, generan daños irreparables para ellas y sobre todo para sus hijos. A menudo, cuando los miembros de la pareja toman la decisión de separarse, no logran realizar un adecuado proceso de disolución del vínculo conyugal, y este hecho comienza a afectar su vínculo parental. No es fácil funcionar como padres cuando no logramos aceptar que no funcionamos como cónyuges; los conflictos se generan, las prioridades y los intereses se confunden. No está claro qué se debe discutir en un escenario y qué en el otro; cuáles son los intereses de los cónyuges y cuáles los de sus hijos; cuál es el fundamento de cada posición adoptada por cada uno de los cónyuges. Es este el campo cautivo para que los cónyuges comiencen a generar hechos que afectan a sus hijos. Es el caso de los síntomas del denominado síndrome de alienación parental.

Sin perjuicio de que su existencia como síndrome no está probada científicamente, es real que este tipo de síntomas se presentan en los hijos en muchos procesos de separación. Los profesionales que intervienen en procesos de esta naturaleza son responsables de gestionarlos de manera de llegar a soluciones que realmente reflejen las necesidades de las partes y, sobre todo, las necesidades de los hijos, porque en definitiva es sobre ellos que se toman las decisiones y en la mayoría de los casos no tienen posibilidad de participar en los procesos. Este tipo de conflictos familiares tienen tendencia a ser judicializados, ya que las partes llegan con su vínculo tan deteriorado que no son capaces de acudir a un proceso alternativo en forma voluntaria.

De todas maneras, una vez judicializado, los jueces, operadores del derecho y todos los profesionales que intervengan en calidad de peritos o asesores de las partes siempre tienen la puerta abierta para derivar el proceso a mediación, donde se dispone de otras posibilidades para gestionar conflictos –ni mejores ni peores, sino diferentes y complementarias. Tratándose de dos partes vinculadas nada menos que por sus hijos, fortalecer la relación entre ellas o volver a construirla –ya que con frecuencia se ha destruido– es el camino para lograr acuerdos que reflejen los intereses de los miembros de la familia y sean efectivos en cuanto a su cumplimiento.

 

Fuente https://revistademediacion.com/articulos/la-mediacion-y-el-sindrome-de-a...

LA EXPLICACIÓN DEL DIVORCIO A LOS HIJOS

Consejos para hablar de la separación con los niños

En general, el divorcio es muy traumático para los hijos, pero si los cónyuges consideran insoportable no separarse, mantenerse juntos supondría un engaño para todos, una farsa familiar y, probablemente, los niños sufrirían mucho más viendo discusiones diarias y una falta de amor o cariño patente, que si el divorcio se consumara.
Pensar aquello de no me separo por mis hijos es un error. Ya que estamos enseñando a nuestros hijos un modelo familiar disfuncional y de alguna manera transmitimos la experiencia y la creencia de que el amor conlleva dolor.
Está claro que el divorcio no es bueno y, muchas veces, dependiendo de cómo se desarrolle la separación puede significar un dolor difícil de superar para los hijos. Por este motivo, ante todo, hay que evitar meter a los niños dentro del conflicto.
Es importante para su estabilidad emocional, que los padres sepan diferenciar entre el rol de pareja y el papel de padre y/o madre.

En terapia es esto lo que nos encontramos a menudo:

- Padres y madres que vuelcan el odio hacia su ex pareja en el hijo.
- Que identifican al hijo en el padre o madre, o proyectan en el hijo el odio hacia la ex pareja.
- Que hacen un conflicto abierto colocando en el centro al hijo.
- Que hablan de su ex pareja delante del hijo.
- En familias reconstruidas solemos encontrar cambio de roles , nuevas parejas que asumen el papel de madre o padre erróneamente…etc

Sería ideal que los hijos fuesen informados sobre la situación de ruptura de una forma adecuada, según la edad de cada uno, que no se hablase mal a los hijos de su padre o madre, que se concediese tiempo a los hijos para que asimilen y entiendan la nueva realidad, que los hijos se sintiesen seguros, y que todos tuviesen una orientación profesional y consejos que les ayudasen a comunicarse y a resolver el problema.
También sería importante que los propios padres informaran directamente a sus hijos sobre su proceso de separación y que no se enterasen por terceras personas.
En nuestro centro contamos además de con la orientación profesional de psicólogos, profesionales específicos en mediación para ayudar en este sentido.
Algunas cosas que podemos hacer son:

- Comenta la situación con claridad. Explica a tu hijo que papá y mamá ya no pueden y no desean vivir juntos y, que a partir de ahora, vivirán en distintas casas. Que siempre serán sus papas pero que ahora no convivirán. Es importante que quede claro que el peque no perderá ni a su papa ni a su mama.
- Explícales qué es la separación y sus consecuencias. Habla con tus hijos de la realidad de la separación, teniendo el cuidado de no culpabilizar a nadie. No hacer idealizaciones de la separación, como decir que tendrán doble de atención o regalos. No hacer responsable a nadie de la separación más que a la pareja, a ambos padres.
- Consolida lazos de amor y cariño. Asegura repetidamente a tus hijos que ambos continuáis siendo sus padres. Intentar respetaros y decidle que os respetáis. No estamos de acuerdo con decir que os queréis tanto como antes porque es un mensaje contradictorio. Que tenga seguridad (siempre que sea el caso) que puede hablar con el otro padre o madre cuando quiera y que va a seguir viéndole.
- Respeta la rutina de tus hijos. Mantén sin cambios la rutina habitual de tu hijo: domicilio, entorno, relaciones con los amigos, colegio, horarios, etc. Siempre que sea posible. Aunque tenga dos casas de alguna forma respetar sus cosas, sus gustos, juguetes etc…
- Evita culpabilizar. Asegura a tus hijos que ellos no tienen ninguna responsabilidad en el divorcio. Ellos no tienen la 'culpa'. La responsabilidad es de papá y mamá por igual. Igual que el amor es cosa de dos, las circunstancias que llevan a la separación también lo son.
- Habla de una situación definitiva. Explica claramente que el divorcio es definitivo, que no existe la posibilidad de volver atrás. Es muy nocivo para los niños cuando ambos padres separados siguen conviviendo; ya que ellos no terminan de entender lo que ocurre. Al igual que lo es idas y venidas de la pareja; ya que esto desestructura y damos un ejemplo incorrecto de lo que debe ser una convivencia en el amor y el respeto.
- Mantén opiniones positivas. Trata de proteger las opiniones positivas que tu hijo tenga de ambos padres. Esto es muy importante. Sea como sea su otro padre o madre, la pareja y el padre o madre que elegimos para él de alguna forma.
- Facilita la relación de tu hijo con el otro progenitor. Siendo flexible en los horarios de visitas y cediendo en fechas señaladas, contribuirás a que tu hijo mantenga sus referentes emocionales. Es otro de los conflictos frecuentes que surge, los horarios. Creemos que la flexibilidad y el ser tolerantes con el otro es siempre un beneficio que redundará en vuestros hijos.
- Comparte preocupaciones y tareas. Trata con el progenitor no custodio todo lo relacionado con la educación y la salud de vuestro hijo. No solo es beneficio para el niño en cuanto a su salud física sino también en cuanto a su salud emocional. Ver que los padres van a una en los temas importantes para ellos, les dará tranquilidad y seguridad.

Algunas recomendaciones para los padres separados que no viven con sus hijos

- Los hijos no son objetos. Lucha no por apropiarte de ellos y sí por su libertad. No son nuestra propiedad y tienen sus propias opiniones y deseos.
- Cariño y presencia. Es necesario estar con ellos para darles amor. Estar presentes en sus vidas si no es posible en presencia física si emocional.
- Sigues siendo padre. Lucha por tus hijos movido siempre por tu amor y no por el odio o el rencor.
- Eres un ejemplo para ellos. Los hijos seguirán aprendiendo de tu comportamiento. Pórtate bien. Si lo que quieres es respeto, respeta a tu hijo. Es importante ya que es imposible no fallar (somos humanos) saber pedir disculpas ante nuestros errores. Así también les estamos enseñando a rectificar mediante nuestro ejemplo.
- Valora la importancia de ambos. Los hijos necesitan al padre y a la madre. No importa lo humillado, desprotegido que te encuentres, nadie puede darle a tu hijo lo que necesita, sólo sus padres. Para ellos, el padre y la madre son únicos e irremplazables.
Por más odio que sientas, no olvides que las dificultades con tu ex pareja fueron con esa ex pareja y tus hijos no tienen por qué heredarlas. Su relación como padre/madre-hijo no tiene que ser la misma

Fuente: https://www.guiainfantil.com/educacion/familia/divorcio/explicaciones.htm

QUE SON, TIPOS Y PARA QUÉ SIRVEN LAS HABILIDADES SOCIALES.

Las habilidades sociales son el conjunto de estrategias de conducta y las capacidades para aplicar dichas conductas que nos ayudan a resolver una situación social de manera efectiva, es decir, aceptable para el propio sujeto y para el contexto social en el que está. Permiten expresar los sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de modo adecuado a la situación en la cual el individuo se encuentra mientras respeta las conductas de los otros. Así, nos hacen mejorar nuestras relaciones interpersonales, sentirnos bien, obtener lo que queremos y conseguir que los demás no nos impidan lograr nuestros objetivos. Estos comportamientos son necesarios para interactuar y relacionarse con los demás de forma efectiva y mutuamente satisfactoria.

Podemos hablar de habilidades sociales básicas y algunas un poco más complejas.

Habilidades sociales básicas:

• Escuchar

• Iniciar una conversación

• Formular una pregunta.

• Dar las gracias.

• Presentarse.

• Presentar a otras personas.

• Realizar un cumplido.

Habilidades sociales complejas:

• Empatía. Capacidad de ponerse en el lugar de la otra persona.

• Inteligencia emocional. La inteligencia emocional es la habilidad social de una persona para manejar los sentimientos y emociones, discriminar entre ellos y utilizar estos conocimientos para dirigir los propios pensamientos y acciones.

• Asertividad. Habilidad para ser claros, francos y directos, diciendo lo que se quiere decir, sin herir los sentimientos de los demás ni menospreciar la valía de los otros, sólo defendiendo sus derechos como persona.

• Capacidad de escucha. Ser capaz de escuchar con comprensión y cuidado, entendiendo lo que la otra persona quiere decir y transmitiendo que hemos recibido su mensaje

• Capacidad de comunicar sentimientos y emociones. Poder manifestar ante las demás personas nuestros sentimientos de una manera correcta, ya sean positivos o negativos.

• Capacidad de definir un problema y evaluar soluciones. Habilidad social de una persona para analizar una situación teniendo en cuenta los elementos objetivos, así como los sentimientos y necesidades de cada uno.

• Negociación. Capacidad de comunicación dirigida a la búsqueda de una solución que resulte satisfactoria para todas las partes.

• Modulación de la expresión emocional. Habilidad de adecuar la expresión de nuestras emociones al entorno.

• Capacidad de disculparse. Capacidad de ser conscientes de los errores cometidos y reconocerlos.

• Reconocimiento y defensa de los derechos propios y de los demás. Habilidad de ser consciente de nuestros derechos y los de los demás y defenderlos de una manera adecuada.

¿Para qué sirven las habilidades sociales? Son el conjunto de conductas que nos permiten relacionarnos con los demás de manera satisfactoria, por lo que son imprescindibles en cualquier ambiente que nos podamos encontrar (en familia, en el trabajo, en la calle, etc.). Una adecuada puesta en práctica de estas habilidades es beneficiosa para aprender a expresarse y comprender a los demás, tener en cuenta las necesidades e intereses de todo el mundo, intentar encontrar la solución más satisfactoria para todos ante un problema o ser solidario, cosas fundamentales si queremos vivir en sociedad.

LA SOMBRA

La Sombra y su Integración Psicológica

En el proceso de individuación de la psicología de Carl Gustav Jung se tiende hacia el centro superior de la psique, es decir, al Sí-Mismo (Self), y para ello el Yo, nuestra conciencia o consciencia, va ampliando su autoconocimiento e integrando los diversos arquetipos que configurarán su personalidad total.

El primer arquetipo que debe ser integrado es lo que Jung denominó con el nombre de sombra. Esto supone comenzar conscientemente el proceso de individuación reconociendo y vivenciando los contenidos de nuestro inconsciente personal. Percibir la sombra es como mirarse en un espejo que nos muestra los recovecos de nuestro inconsciente personal, y, por lo tanto, aceptar la sombra es aceptar el “ser inferior” que habita en nuestro interior.
La sombra que todavía no ha sido integrada en la conciencia origina multitud de proyecciones.
La sombra proyectada es la causante de la gran mayoría de los actos cotidianos en los que la intercomunicación es obstruida por “ruidos” psíquicos. Acusamos a los demás de defectos que anidan en nuestro interior y que no nos gusta reconocerlos como tales:
“Cuando un individuo hace un intento para ver su sombra, se da cuenta (y a veces se avergüenza) de cualidades e impulsos que niega en sí mismo, pero que puede ver claramente en otras personas, cosas tales como egotismo, pereza mental y sensiblería; fantasías, planes e intrigas irreales; negligencia y cobardía; apetito desordenado de dinero y posesiones…” .

La sombra, además de este tipo de omisiones presenta también una faceta que se manifiesta en actos reflejos impulsivos:
“Antes de que se tenga tiempo de pensarlo, el comentario avieso estalla, surge el plan, se realiza la decisión errónea, y nos enfrentamos con resultados que jamás pretendimos o deseamos conscientemente”.
“La sombra impulsa al ser humano al contagio colectivo”, a la psicología de masas y a las actuaciones del hombre-masa:
“Cuando un hombre está sólo, por ejemplo, se siente relativamente bien; pero tan pronto como “los otros” hacen cosas oscuras, primitivas, comienza a temer que si no se une a ellos le considerarán tonto. Así es que deja paso a impulsos que, realmente, no le pertenecen. Es particularmente en contacto con la gente del mismo sexo cuando una persona se tambalea entre su propia sombra y la de los demás. Aunque si vemos la sombra en una persona del sexo opuesto, generalmente nos molesta mucho menos y estamos más dispuestos a perdonar”.

La sombra se personifica, por tanto, en personas del mismo sexo, tanto en sueños como en los mitos y manifestaciones artísticas. Suele personificarse como una persona primitiva inferior, “como alguien que tiene cualidades desagradables o que nos molesta”.
La sombra es también la causante de muchísimos conflictos políticos, sociales y religiosos; la agitación política por ejemplo, está llena de proyecciones de la sombra en el enemigo o el traidor:
“La agitación política en todos los países está llena de proyecciones, en gran parte parecidas a las cotilleos de vecindad entre grupos pequeños e individuos. Las proyecciones de todo tipo oscurecen nuestra visión respecto al prójimo, destruyen su objetividad, y de ese modo destruyen también toda posibilidad de auténticas relaciones humanas”.

La represión que nuestra “función superior” (la función psicológica más imperante en nuestro Yo consciente de las cuatro posibles: intuir, pensar, sentir y percibir) y nuestra tipología psicológica (introvertido o extravertido) lleva a cabo con todo aquello que no se ajusta a ellas origina un incremento de energía psíquica en la sombra, con lo cual ésta se torna más negativa. La misión de ser humano es integrar este “hermano oscuro” y dejar de creer que somos mejores que los demás, siendo conveniente no intentar reprimir totalmente la sombra.
La sombra personifica al inconsciente personal pero también es una componente arquetípica ya que todos los seres humanos portan consigo una sombra, un “aspecto sombrío” que actúa mediante la proyección de contenidos del inconsciente personal. Estas proyecciones conforman un comportamiento arquetípico que configura a la sombra como un fenómeno colectivo. Además la sombra, como arquetipo, se encuentra vinculada al mal; por ello, el aspecto colectivo de la sombra ha sido personificado en las figuras de los demonios, brujas y brujos, Satán, Mefistófeles, cábiros, faunos, etc.
Pero la sombra es algo consustancial al individuo, ya que la propia naturaleza del mundo implica que exista luz y exista oscuridad. La fuerza de la sombra no sólo actúa negativamente sino también positivamente:
“La sombra no sólo consiste en tendencias moralmente desechable sino que muestra también una serie de cualidades buenas, a saber: instintos normales, reacciones adecuadas, percepciones fieles a la realidad, impulsos creadores, etc.”.

Por ello, la integración de la sombra es un auténtico conflicto moral pues la confrontación con la sombra supone tener “conciencia crítica despiadada del propio ser”:
“Que la sombra se convierta en nuestro amigo o en nuestro enemigo depende en gran parte de nosotros mismos… La sombra no es siempre, y necesariamente, un contrincante. De hecho es exactamente igual a cualquier ser humano con el cual tenemos que entendernos, a veces cediendo, a veces resistiendo, a veces mostrando amor, según lo requiera la situación. La sombra se hace hostil sólo cuando es desdeñada o mal comprendida”.
“Si la figura de la sombra contiene valiosas fuerzas, y fuerzas vitales, tienen que ser asimiladas a experiencias efectivas y no reprimidas. Corresponde al Yo renunciar a su orgullo y fatuidad y vivir conforme a algo que parece oscuro, pero que, en realidad, puede no serlo. Esto ha de requerir un sacrificio tan heroico como la conquista de la pasión pero en sentido opuesto”.
El conflicto surge debido a que, en principio, ignora el Yo si un impulso de la sombra es positivo o negativo. Este es uno de los problemas más conflictivos del proceso de individuación en esta primera fase del camino de la integración de los arquetipos y de la búsqueda del Sí-Mismo. “El reconocimiento de la sombra predispone a la modestia y hasta al temor a la esencia insondable del ser humano”. Con el reconocimiento de la nombra el individuo comienza, consecuentemente, a relacionarse con los demás de otra forma:
“Todavía hoy debemos tener sumo cuidado para no proyectar nuestra propia sombra de un modo harto vergonzoso, y estamos como inundados por ilusiones proyectadas. Al representarse a una persona suficientemente valiente como para desprenderse por entero de toda proyección piénsese en un individuo consciente de poseer una sombra considerable. Tal hombre se ha cargado de nuevos problemas y conflictos; se ha convertido en tarea seria para sí mismo, dado que no puede decir ya que son los otros quienes hacen tal o cual cosa, ni que son ellos los culpables, y que hay que combatirlos. Vive en la “casa del autoconocimiento, de la concentración íntima. Sea cual fuera la cosa que ande mal en el mundo, este hombre sabe que igual ocurre también dentro de él mismo y si aprende solo a “componérselas” con su sombra habrá hecho en verdad algo para el mundo. Habrá logrado entonces dar respuesta a una ínfima parte, al menos, de los enormes problemas que se plantean en el presente, buena parte de los cuales oponen tantas dificultades en razón de hallarse como envenenados por las mutuas proyecciones. ¿Y podrá ver claramente quien no se ve a sí mismo ni aquellas oscuridades que, inconscientemente, está transfiriendo en todas sus acciones?”.

La cita es larga pero sustancial. Se precisa una decisión moral considerable para confrontarse, reconocerse, admitir e integrar a la sombra con el Yo. El mismo Jung advierte que “vivir consigo mismo requiere una serie de virtudes cristianas que cada uno debe aplicar a la propia persona, o sea, paciencia, amor, fe, esperanza y humildad”. La tolerancia es, pues, una virtud que primero debe aplicarse uno consigo mismo y después con los demás.
Por todo lo comentado se deduce que el encuentro con la sombra coincide en muchas personas con la concienciación del tipo de función psicológica y actitud tipológica al que pertenece ya que las funciones indiferenciadas y la actitud psicológica reprimida conforman parte de nuestra sombra. Su desarrollo, por tanto, va ligado al Yo y actúa de forma complementaria o compensatoria con respecto a la conciencia mientras no se es consciente de dicha sombra.

http://jungcr.com/la-sombra-y-su-integracion-psicologica/

AKRO PRESENTE EN LAS PRIMERAS JORNADAS SOBRE EL SÍNDROME ALCOHÓLICO FETAL

Ayer asistimos a las I Jornadas de SAF celebradas en el hospital virgen Macarena de Sevilla. El sindrome de alcoholico fetal es una de las denomidnadas enfermedades raras y que affecta a muchos niños (no se sabe incidencia a ciencia cierta porque no estan censados como tal) cuyas madres biológicas consumieron alcohol principalmente o sustancias teratógenas durante el embarazo. Muchos niños adoptados en Europa del este presentan SAF o alguna version de este trastorno mas leve TEAF .

Ayer comprobamos como es una relaidad acuciante atender a estos niños de forma correcta tanto desde el sistema sanitario como escolar; donde segun nos ofreciero la vision de las familias alli asistentes, no estan en absoluto bien atendidos ni siquyiera diagnosticados y qué decir de la lamentable situacion que viven en las escuelas. 

En las ponencias médicas llevadas a cabo por el DR Meneses y el DR. Diego Pascual se hablo de dismorfología y evaluacion diagnostica del SAF. resulto bastante interesante.

En las ponencias desde el ámbito psiquiatrico y psicológica intervinieron Nuria Gómez -Barros y Raquel Vidal desde el Hospital Vall d´Hebron y dejaron a la sala mas que satisfechos con sus pònencias , que traslucían muchisima experiencia en esta enfermedad y un buen hacer que es todo un ejemplo a seguir. 

Tras la comida tocó el turno del sistema educativo, lo cual caldeó la sala; ya que las familia estan muy desbordadas y el sistema , como quedó mas que claro con las experiencias de las familias, no está dando una adecuada atencion a estos niños. Manuel Vazquez y Ana una orientadora con formacion médica ademas de psicológica (disculpad que no recuerde el apellido pero fue un cambio de persona de la agenda inicial) se encargaron de hablarnos de escuela inclusiva. 

El propio Manuel Vazquez, nos ilustro acerca de que no existe actualmente una escuela inclusiva aunque segun sus palabras y opinion se está caminando hacia ello. Cosa que las familias en absoluto estaban de acuerdo. 

La orientadora hizo una emotiva ponencia de su experiencia y trabajo (gran trabajo personal con un nene disgnosticado de SAF con mal pronostico que termino cursando secundaria con una importante mejoría actual. 

Más tarde Rafael navarrete hablo de recursos y prestaciones desde el ambito público y con un cierre de oro vivimos la experiencia de una familia adoptante con hijo con SAF. Estas experiencias de ambos, hijo y madre asi como un video inicial donde un nene de 8 años con la enfermedad nos explica que es un SAF fueron absolutamente emocionantes y nos llegaron al corazon. 

Hoy continuan y terminan hablando de recursos sociales a menores con riesgo y soluciones desde la fiscalía ante problemas que se plantean en el ambito socio-familiar. Terminara  con la exposicion del video "Ángeles dañados". 

Desde nuestro centro en el que llevamos años de trabajo con niños adoptados , algunos de ellos diagnosticados de SAF , otros de TEAF y mucho0s otros de TDAH que esconden un SAF o un Trastorno en el vínculo, agradecemos iniciativas como estas que nos enseñan mas sobre estos niños y dan ayuda a las familias. 

Dar la enhorabuena a Afasaf , asociacion de familias afectadas por el sindrome de alcoholismo fetal , por la promocion y direccion de estas jornadas. Agradecer a todos los ponentes su granito de arena y a todas las familias afectadas alli presentes por su presencia, constancia y amor a sus hijos. 

La verdadera discapacidad no esta en ellos sino en todos los profesionales que deberían ayudar y hacer su trabajo y en un sistema sanitario y educativo que actualmente , como indicaron las familias, no está atendiendo a estos niños y niñas. Y como dijo un papa de la sala , la atención  a estos niños es un derecho para los niños y debe ser un deber para la institucion. 

 

 

 

CHARLA SOBRE RESILIENCIA PARENTAL

El pasado sábado 27 de Octubre tuvo lugar en nuestro centro la charla sobre resiliencia parental, dentro del ciclo de charlas gratuitas mensuales que ofrece nuestro centro. 

Queremos agradecer a todas las familias asistentes por no solo su atencion y disposicion sino por su participacion activa en la misma y la confianza depositada en nosotros en todo el momento. Se creo un clima cálido y afectuoso donde cada familia abrio su corazón y depositaron su confianza en nosotros, hablandonos de sus hijos y su papel como madres de forma honesta y sincera, con el unico objetivo de crecer en esta tarea. 

Agradecemos a nuestras compañeras que dirigieron la charla, Laura Silva y Rocio López. Continuaremos con las charlas mensuales. cualquier informacion que necesiteis podeis contactar con el centro. 

LA AGRESIVIDAD INFANTIL

Muchos niños muestran comportamientos agresivos como pegar, empujar, arañar o morder. Este comportamiento suele aparecer al comenzar Educación Infantil, pero en algunos casos se prolonga a lo largo de los años escolares.

TENER EN CUENTA

- La presencia de estas conductas hasta los 5 o 6 años puede ser un proceso normal, ya que a esa edad, la capacidad de autocontrol es todavía reducida. Pero aunque su presencia forme parte del desarrollo, se trata de comportamientos inadmisibles que hay que corregir.
- El comportamiento agresivo tiene consecuencias negativas para los demás niños porque puede provocar daños y heridas importantes. Pero también tiene consecuencias para el propio agresor. Si este comportamiento se repite, el niño será rechazado y evitado por los demás. Además, está aprendiendo una forma inadecuada de actuar que cuando sea un poco mayor le traerá consecuencias negativas; y por último, un niño o niña agresivo, se arriesga a que sea también objeto de una agresión como respuesta a su conducta por otro niño.

FACTORES QUE PUEDEN ESTAR ASOCIADOS

- El ejemplo de sus padres. Los niños aprenden por imitación y si en el hogar muchas situaciones se resuelven con cierta violencia, el niño aprenderá esa forma de resolver problemas similares.
- Las dificultades de comunicación. Los retrasos del lenguaje o las dificultades para expresarse, favorecen estos comportamientos.
- La exposición a escenas violentas. La exposición a escenas violentas aumenta la agresividad de los niños, porque aprenden un modelo que tratarán de imitarlo posteriormente. Programas de televisión, películas, deportes de lucha, videojuegos y similares, con cierta carga de violencia también contribuyen directamente a que reproduzcan conductas agresivas.

- Ambientes familiares competitivos. Ambientes familiares donde los niños están descuidados, no existen normas coherentes y donde de alguna manera impera la “ley del más fuerte”, son proclives a que se desarrollen comportamientos violentos.

- Poca tolerancia a la frustración y estrés. Los niños que toleran poco las frustraciones o sometidos a situaciones de estrés, también suelen ser más violentos.

- Otras razones que pueden influir son la falta de habilidades sociales para resolver situaciones conflictivas de manera adecuada y sobre todo, que el niño consiga, con su comportamiento violento, dominar a los demás y obtener beneficios, porque de esta manera está recibiendo un “premio” a ese comportamiento inadecuado.

MEDIDAS QUE DEBEN ADOPTARSE

1º. HABLEN CON SU HIJO
- Explíquenle que las conductas violentas como arañar o pegar son inadecuadas y las consecuencias negativas que tienen para los demás niños y para él mismo.

2º. NO EXPONER A ESCENAS VIOLENTAS
- Deben evitar a toda costa que los niños presencien escenas violentas, ya sean en películas, videojuegos, espectáculos deportivos, etc.
- Los niños no distinguen entre la realidad y la ficción y tratarán de reproducir esas situaciones en su vida real.
3º. EJEMPLO EN EL HOGAR

- Los niños aprenden por imitación, el ejemplo que le den a su hijo o hija será decisivo.
- El niño debe ver en sus padres un modelo de afrontar las situaciones dialogando, negociando, pero sin recurrir a la violencia física o verbal. Tengan en cuenta que su hijo les observa y escucha siempre.

4º. ENSEÑELE OTRAS OPCIONES
- Los padres deben enseñarle de manera concreta alternativas a su conducta, es decir, cómo puede resolver las situaciones de otra manera.
- Esto se suele hacer a partir reflexionando sobre episodios sucedidos en el colegio o en contacto con otros niños, por ejemplo, en el parque.

5º. NO REFUERCE LAS CONDUCTAS AGRESIVAS

- Sin querer, muchas familias “premian” el comportamiento agresivo de su hijo. Bromeando, presumen de esta forma de ser ante otros familiares y amigos con comentarios como “preferimos que él pegue a que le peguen”. De esta forma están aprobando el comportamiento de su hijo o hija.
- En otros casos, se etiqueta al niño como “pegón”, lo que también refuerza este tipo de conductas.

6º. ELOGIE Y APRUEBE
- Sorpréndalo resolviendo las situaciones adecuadamente, con sus hermanos u otros niños.
- En esos casos, préstele una especial atención, elógielo y apruebe su conducta.
- Será una forma muy concreta de decirle: “así me gustaría que actuaras la próxima vez”.

7º. ADOPTE MEDIDAS
- Cuando el niño pegue o agreda a otro niño, adopte medidas de manera que ese comportamiento tenga consecuencias negativas. Las medidas se deben adoptar lo antes posible.
- En primer lugar regáñelo y déjele bien claro que no quiere que se comporte así.
- Si acaba de presenciar una reacción violenta, utilice la técnica de “tiempo fuera”: déjelo en un lugar aburrido pero supervisado, tantos minutos como años tiene.
- Otra forma de actuar, consiste en retirarle algunos privilegios: como no poder ver la TV, o retirarle un juguete. Aquí, el criterio general será retirárselo tantas horas como años tiene.

8º. SI NADA FUNCIONA
- Si a pesar de todas las medidas, y pasado un tiempo prudencial el niño o la niña continúa con una conducta agresiva, sería necesario que un especialista valorara el comportamiento para proponer un programa de mejora
Los niños no son agresivos, sino que se pueden comportar de forma agresiva por algún motivo. Lo primero sería buscar la causa de este comportamiento e intentar actuar lo antes posible. Para que el niño se de cuenta de lo que le está ocurriendo, nada mejor que los cuentos, una forma maravillosa de transmitir valores a los niños.
Algunos manuales que os pueden ayudar:
1. Cuando estoy enfadado
Trace Moroney

Con este libro experimentaremos cómo se siente nuestro amigo el conejo cuando se encuentra enfadado. Sentirse enfadado es normal. Lo que no es normal es el comportamiento agresivo que se adopta cuando se está enfadado. El libro tiene páginas en relieve.
2. Cuando estoy enfadado

Lucía Serrano

Hay veces que me enfado mucho, mucho, tanto que asusto. Menos mal que tengo amigos que me hacen olvidar por qué me he enfadado.

3. El pequeño Edu no está enfadado

El pequeño Edu no está enfadado. ¡Está contento! Edu es travieso y hace caer la torre de bloques de su amigo. Pero después los recoge y juntos construyen una nueva torre. Edu ha sido amable. Un libro tierno sobre las expresiones de las emociones. A partir de 18 meses.
3. Nerviosismo, ¿qué sientes?

Violeta Monreal

Dar nombre a lo que se siente es una forma de empezar a conocerse a uno mismo y, por tanto, una forma de madurar. Con la lectura de los títulos de esta colección, revisada por psicólogos, los padres y educadores tendrán una herramienta eficaz para hablar con sus niños y que ellos se identifiquen con algunos de los personajes para, así, empezar a superar algunos aspectos de sus sentimientos que pueden derivar en conductas contraproducentes. A su vez, cada cuento es una divertida y amena historia que los niños disfrutarán leyendo de principio a fin.

Fuentes de información:
https://familiaycole.files.wordpress.com/2011/04/35-pautas-para-prevenir...
http://www.guiainfantil.com/libros/cuentos/nervios.htm

EL BULLYING

Actualmente es relevante mediáticamente eso que llamamos BULLYING O ACOSO. Por momentos escuchamos casos de acoso escolar con finales trágicos en los medios. Muchas veces nos preguntan si esto es tan real como parece. Nuestra respuesta es que la consulta por casos de bullying ha aumentado en nuestro centro y en muchos casos encontramos casos donde el motivo de consulta es depresión o ansiedad o somatizaciones que esconden episodios de acoso.
¿Qué clases de bullying existen y cuáles son los rasgos característicos de cada uno?
El bullying es un término que ha ganado popularidad a lo largo de los últimos años, pero este fenómeno ha existido desde que el hombre existe. Ahora bien, ¿Qué entendemos exactamente por acoso escolar o bullying? Esta palabra anglosajona se utiliza de forma frecuente para denominar a los típicos matones de clase. Es decir, los maltratadores, ya sea de forma física o psicológica.
El bullying es un fenómeno que se caracteriza por el acoso y/o intimidación del abusador sobre la víctima, dentro del ámbito escolar. El acosador disfruta sintiéndose superior al acosado y se regocija con el sufrimiento de éste. La exposición repetida de esta condición por parte de la víctima puede traer consigo consecuencias graves a nivel psicológico. En algunos casos, los alumnos que han sido víctimas de acoso escolar pueden llegar a suicidarse.
Las causas del acoso escolar
El bullying es un fenómeno que puede manifestarse por distintas causas (personales, familiares o escolares), y por eso puede darse en cualquier centro educativo: sea privado o público. Respecto a las causas escolares, parece haber más riesgo de acoso escolar en los centros grandes que en los pequeños, por la dificultad en la vigilancia de los primeros.
Una causa personal podría ser, por ejemplo, la baja autoestima del acosador. Sentirse superior al acosado sería una manera de suplir la poca confianza en sí mismo. En cuanto a las causas familiares, el origen de la violencia de los niños acosadores podría encontrarse en el modelo de padre agresivo. Además, la tensión económica, la mala relación entre los progenitores, los valores adquiridos, la ausencia de reglas de convivencia, etc. podrían ser causas probables del desarrollo de este fenómeno.
Consecuencias y efectos
Las víctimas de acoso escolar pueden sufrir distintos efectos psicológicos negativos.
Una investigación realizada en 2014 en la la King’s College London descubrió que los efectos psicológicos negativos que sufren las personas con bullying permanecen durante 40 años después de haber sido víctima de acoso.
Esto nos debe hacer reflexionar sobre el grave impacto psicológico del acoso en el resto de la vida de la persona afectada, presentando peores indicadores de su salud mental y física y un peor desempeño cognitivo respecto a los individuos que no sufrieron acoso.

Efectos negativos en la salud física y psíquica detectados en víctimas de bullying.
1. Estrés
Las víctimas de acoso escolar presentan estrés no solo durante la época escolar sino también años después. Las personas afectadas segregan más cortisol, una hormona directamente implicada en la sensación de estrés.
Esto explicaría buena parte de las consecuencias para la salud a largo plazo en estas personas, por ejemplo la aparición de trastornos mentales, como señaló un estudio de la Universidad Johns Hopkins.
2. Ansiedad y depresión
Otra investigación, detectó que las víctimas de acoso tenían una mayor probabilidad de sufrir trastornos como la agorafobia, el trastorno de ansiedad generalizado y las crisis de pánico. También presentaban mayores tasas de depresión y de aislamiento social.
3. Somatizaciones
También pueden presentar trastornos psicosomáticos.
4. Suicidio
Mayor probabilidad de suicidios en estas personas. El primer caso de suicidio de una persona que sufría bullying fue el del joven español Jokin, que a sus 14 años decidió poner fin a su vida después de llevar años sufriendo abusos y hostigamiento en su colegio en la localidad de Hondarribia.
5. Problemas en la socialización y en el futuro laboral
Las víctimas de acoso en la escuela presentan, estadísticamente, peores indicadores en lo que refiere a su calidad de vida familiar y en su capacidad adquisitiva en su vida adulta. También pueden sufrir un peor desempeño en sus habilidades sociales y comunicativas.
Los tipos de bullying
Pero, ¿qué tipos de acoso escolar existen? Según el Centro Nacional Contra el Bullying (NCAB, por sus siglas en inglés) el bullying puede clasificarse de la siguiente manera siguiendo distintos criterios.
1. Bullying verbal
El bullying verbal o acoso escolar verbal se caracteriza porque el acosador expresa palabras crueles, insultos, amenazas, intimidación, bromas y frases excluyentes sobre la apariencia, la condición sexual, la etnicidad, la raza o la discapacidad de la victima. Los niños son más sensibles a este tipo de comentarios.
¿Cómo detectarlo?
Los niños que son víctimas de este tipo de bullying pueden mostrarse ausentes, malhumorados o mostrar un cambio de apetito. Además pueden decir algo de lo que les han dicho y preguntar si es cierto.
2. Bullying físico
El bullying físico se caracteriza por un comportamiento agresivo e intimidatorio por parte del acosador, que incluye patadas, golpes, zancadillas, bloqueos o empujones. Es la forma más conocida de Bullying.
¿Cómo detectarlo?
Por desgracia, muchos niños no cuentan a sus padres lo que ha sucedido. Pero los padres pueden detectar si su hijo está sufriendo acoso escolar físico porque este tipo de bullying suele dejar marcas en el cuerpo de la víctima, lo que manda una señal de alarma. Algunas de estas marcas corporales son: cortes, moratones, ropa rota, etc. Además, la víctima puede quejarse frecuentemente de dolores de cabeza o de barriga.
3. Bullying social o relacional
Este tipo de bullying es más complicado de detectar y suele suceder a espaldas de la víctima. El objetivo suele ser que la persona no se una o no forme parte de un grupo. Ya sea en el comedor, en los partidos de fútbol del recreo o cualquier actividad social o educativa del centro, la víctima es ninguneada o repudiada por sus compañeros.
Ejemplo: Un grupo de chicas en una clase de gimnasia sacan sus fotos sobre una fiesta en la que una de las chicas de la clase no estaba invitada, y estando ella presente, la tratan como si fuese invisible.
¿Cómo detectarlo?
Es frecuente que la víctima muestre cambios de humor, evite los grupos de compañeros y esté solo más de lo normal. Las chicas son más propensas a sufrir este tipo de bullying. El dolor emocional producido por el bullying social puede ser igual de intenso que el sufrido por el bullying físico y las secuelas puede durar incluso más tiempo.
4. Cyberbullying
El cyberbullying es un fenómeno que ha nacido debido al auge de las redes sociales. Se caracteriza por el acoso o la intimidación producida a través de las redes sociales, mensajes de texto y correos electrónicos. A través del medio digital, el acosador difunde falsos rumores, mentiras, amenazas, comentarios sexistas o racistas, causando un enorme malestar y problemas psicológicos y emocionales en la víctima.
¿Cómo detectarlo?
Es posible que la víctima del cyberbullying pase mucho tiempo online y se muestre triste y ansioso después. Además, la persona que sufre este tipo de acoso (y cualquier forma de acoso escolar) puede tener problemas para dormir, y puede llegar a suplicar no ir al colegio, ausentándose de actividades que antes disfrutaba.
5. Bullying carnal
Este tipo de bullying es posiblemente el más complicado de analizar, pues muchas personas se niegan a aceptar que haya niños que realicen este tipo de conductas. Esta clase de acoso en la escuela se caracteriza por comentarios machistas u obscenos, por tocar a la víctima en lugares íntimos o presionar a ésta para que haga algo que no quiere (por ejemplo, ver películas para adultos). Esta clase de bullying puede causar graves problemas psicológicos y marcar para siempre las relaciones íntimas y afectivas de la víctima.
¿Cómo detectarlo?
Generalmente, la víctima de este tipo de bullying no expresará lo que le ocurre, pero evitará situaciones en las que pueda encontrarse con el acosador. Por ejemplo, no asistiendo la escuela.
OTRA VISION DEL ACOSO
Otra opción es verlo desde otra óptica: desde una mirada hacia adentro, ver el conflicto con una mirada interior.
Poniendo atención en qué hay en nosotros que hace que se genere una situación determinada y porqué la vivimos como un conflicto.
Desde el punto de vista sistémico, los conflictos que se generan en nuestro día a día son llamadas de nuestro sistema familiar para que pongamos atención. Si miramos el Bullying desde la perspectiva de Bert Hellinger y las constelaciones familiares hablamos desde otra perspectiva más amplia.
Bert Hellinger describe los conflictos en su libro Pensamientos Divinos, habla de sus raíces y sus efectos como:
“Todo conflicto es una aproximación, una intensa aproximación. Pues hay que enfocar al otro y afrontarlo. Hay conflictos en los que no se enfoca, por ejemplo cuando uno se ha formado una imagen del otro y mira esa imagen en lugar de mirar al otro.

A veces, un conflicto solo se ha trasladado hacia una persona más débil que tiene que hacer las veces del más fuerte, al que tememos. Por ejemplo, el conflicto con la pareja a veces se traslada al hijo, o el conflicto con el padre o la madre haca el marido o la esposa. Entonces el conflicto solo puede solucionarse si enfocamos a aquellos con quien realmente lo tenemos, si lo miramos hasta que lo veamos bien…”

Esto lo podemos ver a veces cuando una situación de conflicto entre dos niños una vez explorada nos indica que el conflicto inicial era de las madres de ambos niños por ejemplo.
Gestionando los conflictos desde lo que se conoce como “el espejo” podemos observar diferentes situaciones desde este punto de vista interior para ver porqué se generan éstas en mi vida.
Si conseguimos identificar de quien aprendimos este comportamiento. Si conseguimos identificar cuantas veces hemos reaccionado de esa manera en nuestra vida. Si conseguimos tomar consciencia que por amor a nuestros adultos de pequeños les dijimos “Yo como Tu” podremos darnos cuenta qué es un comportamiento adquirido.
Podremos poner conciencia a este patrón y así poder transformarlo. En este sentido vemos que esta puede ser una herramienta muy potente para liberar reacciones y conflictos en nuestra vida. Es una herramienta que nos permite entrar en el campo energético de la situación y poder observar que es lo que están mirando las personas con las que estamos teniendo el conflicto.
De esta manera obtenemos un entendimiento de la situación pudiendo observar nuestra auto responsabilidad en el mismo.
Cuando observamos lo que nos sucede en nuestra vida desde la autorresponsabilidad podemos transformar nuestra vida hacia una mirada amorosa entendiendo que todo lo que nos sucede es necesario para nuestro propio aprendizaje.

Referencias bibliográficas:
• De Acevedo, A. (2010). Alguien me esta molestando: el bullying. Ediciones B.
• Barri, F. (2006). S.O.S. Bullying: Prevenir el Acoso Escolar y Mejorar la Convivencia. Praxis, S.A.
• Norman K.J., Seiden J.A., Klickstein J.A., Han X., Hwa .LS., et al. (2015). Social stress and escalated drug self-administration in mice I. Alcohol and corticosterone. Psychopharmacology.
• Ricou Sanz, J. (2005). Acoso escolar. RD Editores.

LAS INTELIGENCIAS MÚLTIPLES

Hoy queremos hablar de la Teoría de las Inteligencias Múltiples. Esta teoría proviene de Howard Gardner que teorizó sobre este tipo de inteligencias en contra del paradigma de una inteligencia única.
Gardner propuso que la vida humana requiere del desarrollo de varios tipos de inteligencia. Así admite la existencia de varios tipos de inteligencia que pueden coexistir en el individuo.
Las Inteligencias Múltiples
Howard Gardner y sus colaboradores de la prestigiosa Universidad de Harvard advirtieron que la inteligencia académica (la obtención de titulaciones y méritos educativos; el expediente académico) no es un factor decisivo para conocer la inteligencia de una persona.
Un buen ejemplo de esta idea se observa en personas que, a pesar de obtener excelentes calificaciones académicas, presentan problemas importantes para relacionarse con otras personas o para manejar otras facetas de su vida. Es decir hay personas que desarrollan más y mejor ciertas facetas de su vida, como puede ser la social, el deporte, el arte etc…
Por otro lado, Howard Gardner señala que existen casos claros en los que personas presentan unas habilidades cognitivas extremadamente desarrolladas, y otras muy poco desarrolladas. Por ello habla de Inteligencias múltiples: concretamente plantea al menos 8 tipos de inteligencia
La investigación de Howard Gardner ha logrado identificar y definir hasta ocho tipos de inteligencia distintas. Vamos a conocer de manera más detallada cada una de las inteligencias propuestas por la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Gardner a continuación.
► Inteligencia lingüística
La capacidad de dominar el lenguaje y poder comunicarnos con los demás es transversal a todas las culturas. Desde pequeños aprendemos a usar el idioma materno para podernos comunicar de manera eficaz.
La inteligencia lingüística no solo hace referencia a la habilidad para la comunicación oral, sino a otras formas de comunicarse como la escritura, la gestualidad, etc.
Quienes mejor dominan esta capacidad de comunicar tienen una inteligencia lingüística superior. Profesiones en las cuales destaca este tipo de inteligencia podrían ser políticos, escritores, poetas, periodistas, actores…
► Inteligencia lógico-matemática
Durante décadas, la inteligencia lógico-matemática fue considerada la inteligencia en bruto. Suponía el axis principal del concepto de inteligencia, y se empleaba como baremo para detectar cuán inteligente era una persona.
Como su propio nombre indica, este tipo de inteligencia se vincula a la capacidad para el razonamiento lógico y la resolución de problemas matemáticos. La rapidez para solucionar este tipo de problemas es el indicador que determina cuánta inteligencia lógico-matemática se tiene.
Los célebres test de cociente intelectual (IQ) se fundamentan en este tipo de inteligencia y, en menor medida, en la inteligencia lingüística. Los científicos, economistas, académicos, ingenieros y matemáticos suelen destacar en esta clase de inteligencia. Asimismo, los ajedrecistas también requieren de capacidad lógica para desarrollar estrategias de juego mejores a las de su oponente, y a su vez anticipar sus movimientos.
► Inteligencia espacial
También conocida como inteligencia visual-espacial, es la habilidad que nos permite observar el mundo y los objetos desde diferentes perspectivas. En esta inteligencia destacan los ajedrecistas y los profesionales de las artes visuales (pintores, diseñadores, escultores…), así como los taxistas, que deben poseer un exquisito mapa mental de las ciudades por las que transitan.
Las personas que destacan en este tipo de inteligencia suelen tener capacidades que les permiten idear imágenes mentales, dibujar y detectar detalles, además de un sentido personal por la estética. En esta inteligencia encontramos pintores, fotógrafos, diseñadores, publicistas, arquitectos, creativos…
► Inteligencia musical
La música es un arte universal. Todas las culturas tienen algún tipo de música, más o menos elaborada, lo cual lleva a Gardner y sus colaboradores a entender que existe una inteligencia musical latente en todas las personas.
Algunas zonas del cerebro ejecutan funciones vinculadas con la interpretación y composición de música. Como cualquier otro tipo de inteligencia, puede entrenarse y perfeccionarse.
No hace falta decir que los más aventajados en esta clase de inteligencia son aquellos capaces de tocar instrumentos, leer y componer piezas musicales con facilidad.
► Inteligencia corporal y cinestésica
Las habilidades corporales y motrices que se requieren para manejar herramientas o para expresar ciertas emociones representan un aspecto esencial en el desarrollo de todas las culturas de la historia.
La habilidad para usar herramientas es considerada inteligencia corporal cinestésica. Por otra parte, hay un seguido de capacidades más intuitivas como el uso de la inteligencia corporal para expresar sentimientos mediante el cuerpo.
Son especialmente brillantes en este tipo de inteligencia bailarines, actores, deportistas, y hasta cirujanos y creadores plásticos, pues todos ellos tienen que emplear de manera racional sus habilidades físicas.
► Inteligencia intrapersonal
La inteligencia intrapersonal refiere a aquella inteligencia que nos faculta para comprender y controlar el ámbito interno de uno mismo en lo que se refiere a la regulación de las emociones y del foco atencional.
Las personas que destacan en la inteligencia intrapersonal son capaces de acceder a sus sentimientos y emociones y reflexionar sobre estos elementos. Según Gardner, esta inteligencia también permite ahondar en su introspección y entender las razones por las cuales uno es de la manera que es.
Por otro lado, tanto saber distanciarse de la situación para desdramatizar eventos con un impacto emocional negativo como saber identificar los propios sesgos de pensamiento son herramientas muy útiles tanto para mantener un buen nivel de bienestar como para rendir mejor en diferentes aspectos de la vida.
► Inteligencia interpersonal
La inteligencia interpersonal nos faculta para poder advertir cosas de las otras personas más allá de lo que nuestros sentidos logran captar. Se trata de una inteligencia que permite interpretar las palabras o gestos, o los objetivos y metas de cada discurso. Más allá del contínuum Introversión-Extraversión, la inteligencia interpersonal evalúa la capacidad para empatizar con las demás personas.
Es una inteligencia muy valiosa para las personas que trabajan con grupos numerosos. Su habilidad para detectar y entender las circunstancias y problemas de los demás resulta más sencillo si se posee (y se desarrolla) la inteligencia interpersonal. Profesores, psicólogos, terapeutas, abogados y pedagogos son perfiles que suelen puntuar muy alto en este tipo de inteligencia descrita en la Teoría de las Inteligencias Múltiples
► Inteligencia naturalista
Según Gardner, la inteligencia naturalista permite detectar, diferenciar y categorizar los aspectos vinculados al entorno, como por ejemplo las especies animales y vegetales o fenómenos relacionados con el clima, la geografía o los fenómenos de la naturaleza.
Esta clase de inteligencia fue añadida posteriormente al estudio original sobre las Inteligencias Múltiples de Gardner, concretamente en el año 1995. Gardner consideró necesario incluir esta categoría por tratarse de una de las inteligencias esenciales para la supervivencia del ser humano (o cualquier otra especie) y que ha redundado en la evolución.
Hay que señalar que aunque para Gardner este tipo de inteligencia se desarrolló para facilitar el uso creativo de los recursos que nos brinda la naturaleza, actualmente su uso no solo se limita a los entornos en los que no hay construcciones humanas, sino que estos últimos también podrían ser "explorados" de la misma forma.
En contexto
Gardner afirma que todas las personas son dueñas de cada una de las ocho clases de inteligencia, aunque cada cual destaca más en unas que en otras, no siendo ninguna de las ocho más importantes o valiosas que las demás. Generalmente, se requiere dominar gran parte de ellas para enfrentarnos a la vida, independientemente de la profesión que se ejerza. A fin de cuentas, la mayoría de trabajos precisan del uso de la mayoría de tipos de inteligencia.
La educación que se enseña en las aulas se empeña en ofrecer contenidos y procedimientos enfocados a evaluar los dos primeros tipos de inteligencia: lingüística y lógico-matemática. No obstante, esto resulta totalmente insuficiente en el proyecto de educar a los alumnos en plenitud de sus potencialidades. La necesidad de un cambio en el paradigma educativo fue llevado a debate gracias a la Teoría de las Inteligencias Múltiples que propuso Howard Gardner.
Por otro lado, Howard Gardner ha señalado que lo importante de su teoría no son las 8 inteligencias que propone, sino la conceptualización de la cognición humana como procesos paralelos y relativamente independientes los unos de los otros. Por ello, ha señalado varias veces que posiblemente las inteligencias múltiples no son las que él propuso, sino otras que no ha tenido en cuenta o que agrupa bajo el nombre de una sola inteligencia.
Observa a tu hijo, veras que siempre es inteligente. Descubrir en qué tipo de inteligencia destaca y fomentarla le ayudara y te ayudara.

os dejamos un vídeo interesante

https://youtu.be/5dT2rMoVAXk

fuente: https://psicologiaymente.com/inteligencia/teoria-inteligencias-multiples...

¿QUE TAREAS PUEDEN HACER NUESTR@S HIJOS EN CASA SEGÚN LA EDAD?

Los padres tendemos a considerar a nuestros hijos bebés por mucho más tiempo del que en realidad son. Es por eso que cada vez encontramos nenes y nenas mas inmaduros en el terreno emocional. Niñ@s que no quieren crecer ya que se encuentran muy a gusto en su rol de pequeños. El amor y los mimos no están reñidos con las responsabilidades adaptadas a su edad y con ello su madurez. Muchas veces asumimos tareas como hacerles la cama, recoger sus juguetes o prepararles la ropa aun cuando ellos mismos podrían hacerlas sin ningún problemas. Lejos de ayudarles, estamos perjudicándoles con este tipo de actitud. No les dejamos ser autónomos, crecer, aprender o ser independientes. Un niño que no se siente autónomo , no se siente útil y esto le genera inseguridad que puede terminar provocando dificultades en su autoestima y en su desarrollo social después. El método Montessori, reconocido por expertos de todo el mundo, tiene como pilar lograr la autonomía del niño. Además, expertos, pedagogos y psicólogos abogan por lo mismo. Los niños pueden vestirse solos, atarse los zapatos, recoger su habitación, poner la mesa, cargar el lavavajillas, hacer su cama... Los padres, en muchas ocasiones no exigimos estas tareas a los niños y somos nosotros quienes les hacemos perezosos y poco responsables sin darnos cuenta, les estamos haciendo un mal creyendo que lo protegemos o les hacemos un bien. Sin embargo, para que un niño sea responsable debemos dotarle de la capacidad de ser autónomo, que sea capaz de hacer sus tareas, y hacerlas bien. Sin embargo, no podemos exigir a un niño de 2 años que haga su cama, o a uno de 4 que saque a pasear al perro. Es importante tener en cuenta la edad o el momento madurativo del niño para exigirle responsabilidades. En Guiainfantil.com han elaborado esta tabla que muestra qué tareas puedes pedirle a tu hijo según su edad. Recuerda que su autonomía redundará en su seguridad, sensación de poder hacer las cosas y con ello madurez y felicidad. SE SENTIRÁ CAPAZ, que no es poco.

ACOMPAÑAMOS ESTA ENTRADA DE UNA IMAGEN DE LAS TAREAS QUE PUEDE HACER UN NIÑO A CADA EDAD.