EL LADO POSITIVO DEL CONFINAMIENTO
Enviado por adm.akro el Lun, 18/05/2020 - 00:59En estos momentos duros de confinamiento, hemos estado todos intentando estar lo más informados posible. Pero la información no siempre es suficiente. Nos olvidamos de que a nivel emocional es necesario conocer y utilizar herramientas, metodologías y estrategias propias de la educación emocional, para que la sociedad pueda entender una situación como la que ha generado el nuevo coronavirus.
Los psicólogos y educadores tenemos un papel esencial para frenar esta pandemia: si ponemos nuestro conocimiento al servicio de la sociedad, podemos ayudar mucho.
Las especiales características de esta emergencia, el hecho de que una parte importante de personas; niños y adolescentes incluidos, estén en sus casas, la necesidad de apoyarnos en medios digitales para compartir y socializar, la falta del trato personal, la imposibilidad abrazar, de salir y con ello poder compartir sentimientos entre iguales hacen que sea más difícil gestionar todas esas emociones que surgen.
Las emociones pueden potenciar o frenar el aprendizaje en determinados momentos. La situación generada por el COVID-19 es altamente emocional y va a resultar difícil que una persona que no tiene los recursos emocionales, habilidades emocionales e inteligencia emocional trabajadas, salga sin “daño” de esta situación.
Las emociones que están dominando o predominando en nuestros niños y adolescentes son:
- Miedo
- Ansiedad
- Estrés
- Incertidumbre
- Inseguridad
- Incredulidad
- Escepticismo o negación
- Enfado, irritabilidad
- Desconexión (“no va conmigo”)
- Tristeza…
También es verdad que nos pueden provocar otras más positivas como:
- Solidaridad
- Mayor responsabilidad o madurez.
- Deseo de ayudar
- Empatía ….
La adaptación a esta situación y a la emoción o emociones que ello genera es algo que depende de las personas de su entorno más próximo. Por ello, sus padres o referentes tienen un papel fundamental. Si nos damos cuenta de cuál es la emoción que está predominando, podremos establecer una conexión con ellos más fácilmente. Su emoción predominante y la nuestra van a confluir en esa relación por eso es tan importante conocerla. Pongamos un ejemplo, si nuestro hijo tiene una emoción predominante de miedo, y la nuestra es ansiedad, va a ser difícil ayudarlo a gestionar sus miedos. Reconociendo nuestra emoción primero y buscando un lugar en nosotros de calma, podremos ayudar en ese miedo.
Lo ideal sería que llegáramos a poder utilizar un enfoque emocional para ayudar a aliviar las emociones negativas y llegar a aquellas emociones (solidaridad, esperanza, confianza…) que nos permitan guiar a niños, niñas y adolescentes a obtener mayor calma emocional y aprendizajes valiosos de esta situación.
Las crisis ponen a prueba una capacidad muy importante de las personas, los grupos y las sociedades: la resiliencia y pueden llegar a ayudarnos a aprender cosas que nos valdrán toda la vida y que nos ayudarán a afrontar otras crisis, grandes o pequeñas, internas o externas, con una “caja de herramientas emocionales” bien preparada y un gran aprendizaje hecho. Seguro que al salir de ella estaremos en otro lugar diferente, habiendo conseguido un bonito crecimiento personal.
Una crisis nos puede ayudar a:
- Aprender a prepararnos para imprevistos.
- Conocernos mejor, conocer nuestras emociones ante situaciones límites.
- Aprender a planificar, a organizarnos y a priorizar.
- Aprender a “prescindir” de lo innecesario y a centrarnos en lo importante y en lo esencial.
- Empatizar con las personas más vulnerables y entender mejor la situación de las personas que se enfrentan a emergencias cada año en el mundo.
- Desarrollar nuestro sentido de la responsabilidad, de la colaboración y madurar.
- Motivarnos a formar parte de la solución y no del problema.
Pero en situaciones excepcionales todos tenemos que hacer un esfuerzo, por el bien de todos. Todos y entre todos podemos ayudarnos.
Cuando decimos que el esfuerzo debe ser de todos nos referimos a:
- Las familias necesitan paciencia
El esfuerzo extra que están haciendo las familias allí donde se han suspendido la vida como la conocíamos es necesario, pero también tenemos que cuidarnos para poder cuidar. Desde los hogares podemos enseñar cosas muy importantes.
También podemos ayudar a los docentes entendiendo que se encuentran en una situación nueva y que los primeros momentos son de prueba y error. Por ejemplo: está claro que la educación a distancia no es “poner deberes” y, seguramente, con el tiempo los docentes podrán implementar métodos más adecuados, motivadores y adaptados a las dinámicas familiares para la enseñanza a distancia.
Es importante que el ambiente familiar este lo más tranquilo posible y las críticas poco ayudan.
- Por supuesto, los niños y adolescentes también tienen que poner de su parte
Los niños, niñas y adolescentes son ciudadanos de pleno derecho y, salvo los más pequeños o aquellos que sean especialmente vulnerables, no pueden quedarse de brazos cruzados cuando toda la sociedad se enfrenta a una crisis. No es el momento de sumar problemas en sus familias y los adultos debemos hacerles conscientes de ellos, facilitando que sean parte de la solución, no del problema.
En nuestro centro estamos de regreso para ayudar entre otras cosas a la gestión emocional en estos tiempos de crisis. Apoyando a nuestras familias en todo aquello que necesiten. Entre todos podemos ayudarnos y hacernos responsables de salir de esto.
Fuente: https://www.unicef.es/educa/blog/covid19-por-que-es-importante-educar-sobre-el-nuevo-coronavirus