Gabinete Akro - Psicología Infantil y Adolescente

INICIANDO NUEVO CURSO

Llegamos al inicio del curso escolar y estos días se llenan de actividad frenética: compra de materiales, libros, ropa, cerrar horarios de actividades extraescolares, reuniones en los centros educativos, etc. para tenerlo todo preparado para el primer día de cole.

También se llenan de muchas emociones tanto para los adultos como para los niños y niñas: nervios al empezar una nueva etapa, ilusión por los materiales nuevos (¡las libretas nuevas son lo mejor del mundo!), alegría por los reencuentros, y emoción por todo lo inesperado que está por llegar.

Pero también aparecen temores y preocupación, dependiendo de la edad y etapa que comience, ya que tanto los más pequeños como los adolescentes van a enfrentarse a nuevos cambios y retos a los que se tendrán que adaptar (inicio de guardería o colegio, cambio de etapa a primaria o secundaria, etc.).

Os ofrecemos unas pautas y recomendaciones generales para ayudar a nuestros hijos e hijas a empezar el curso de forma positiva, con motivación, dándole seguridad y confianza para enfrentarse a las nuevas situaciones con tranquilidad y felicidad.

Tener una actitud positiva y de respeto hacia la escuela y el aprendizaje

Aunque parece algo obvio, hay veces que sin mala intención los adultos hacemos comentarios sobre la escuela que pueden provocar una visión negativa en el niño. Comentarios como ‘ahora en secundaria empieza el trabajo duro’, ‘se te acabó el jugar como en infantil’ o ‘te portas bien o te mando al cole’ pueden hacer que lo vean como una situación amenazante. Mejor motivar hacia el aprendizaje, sobre los nuevos retos que va a superar y que perciba que vamos a estar a su lado.

Evita hablar mal del colegio.

Puede que no estemos de acuerdo con algún aspecto del centro, pero que nuestros hijos e hijas nos oigan hablar mal de su colegio y el profesorado hace que les pierdan confianza y respeto. Cualquier desacuerdo trátalo por los cauces adecuados, hablando con el equipo educativo del centro de forma respetuosa. Recuerda, nuestros hijos e hijas hacen lo que ven. Si en casa tenemos una predisposición a aprender cosas nuevas, a cuestionar, a leer, a aplicar lo aprendido, ellos también lo harán.

No dejes de aprender para seguir enseñando a tus hijos.

Que la familia esté involucrada en la escuela ayuda a los hijos a mejorar su visión de ésta y verla como importante. Asistir a las reuniones convocadas por el profesorado, conocer y estar informado del proyecto de centro y sus políticas puede ayudarte a conocer el funcionamiento del centro. Dentro de las posibilidades de horario y disponibilidad, es recomendable participar en los espacios que el colegio destina a las madres y padres: AMPAS, consejo escolar, ser delegado de clase, o colaborar puntualmente en las peticiones del cole. Esto hará percibir a nuestro hijo o hija que la escuela es importante para ti también.

Establecimiento de rutinas

Durante las vacaciones las rutinas suelen ser más relajadas y desorganizadas. Pero ahora es necesario establecer horarios para cuadrar las actividades de toda la familia, además de las tareas habituales. Toca ir poco a poco adaptando los horarios y las dinámicas a las que se van a tener durante el curso.

Entre las más importantes a tener en cuenta:

– Rutinas de sueño: la falta de sueño provoca irritabilidad, falta de atención e incluso hiperactividad. Durante estos días previos ve adelantando la hora de acostarse y levantarse, para acercarlo lo más posible al horario que van a tener en el colegio. En la rutina de sueño hay que incluir tiempo suficiente para relajarse antes de dormir: baño, cena ligera, hablar con la familia, leer un cuento, etc. y evitar las actividades que puedan estimular, como la televisión, el móvil o videojuegos e internet.

– Buena alimentación y ejercicio: durante el verano la alimentación se descontrola un poco, comemos a deshora, fuera de casa, en ocasiones comida más calórica y azucarada, helados, refrescos. Toca ir controlando las comidas, que sean saludables y aporten los nutrientes necesarios para tener energía durante el día. Bajar todo lo posible el consumo de productos con azúcar añadido, para ayudar a la concentración y la atención, así como dedicar tiempo del día al ejercicio físico, ya sea en actividades extraescolares o tiempo de actividades al aire libre: parques, pasear en bici, patines, jugar con otros niños, etc. La psicomotricidad y el ejercicio físico aportan de una manera lúdica múltiples beneficios al aprendizaje, ayuda a la concentración, la atención, la memoria, se practica la lateralidad, tan importante en la lecto-escritura, la secuenciación, tan importante para las matemáticas, habilidades sociales y muchas otras y además ¡son muy divertidas!

– Rutinas de actividades y estudio: es recomendable organizar las tardes para tener tiempo para todo. Muy útil es crear una tabla de rutinas y actividades de la tarde adaptada a cada familia, en la que participen los niños con el fin de que puedan decidir y tener algo de control sobre lo que quieren y deben hacer. Aunque hay cosas que tampoco podemos controlar nosotros, como horarios de extraescolares, es fundamental su participación para fomentar su pertenencia y su responsabilidad.

Pasos para realizar una tabla de rutinas:

establecer los horarios fijos de extraescolares (si las hay) y las rutinas fijas de sueño, merienda, cena, etc., establecer entre toda la familia el horario dedicado a estudio y deberes, juegos, televisión, salidas. Es muy útil tener la tabla escrita y colgada en algún lugar visible en casa, para poder consultar cuando sea necesario. Al principio de establecer la tabla es importante el acompañamiento de los progenitores, ya que no sólo por ‘tener un horario’ es fácil de cumplir.

Hasta que no se habitúen habrá que ir recordándoles lo que se han comprometido a hacer en cada momento. Con nuestro acompañamiento le ayudaremos a estar presente y concentrarse en cada actividad que poco a poco ellos irá asumiendo e integrando en su rutina.

¡Ten constancia y paciencia! Fomento de la responsabilidad y la independencia Hay familias que se quejan de ser las ‘agendas’ de sus hijos e hijas, sobre todo desde que existen los grupos de whatsapp de padres. Pero este problema es totalmente responsabilidad de los adultos, que por facilitar, proteger o quitarse de problemas terminan solucionándolos por ellos. Para fomentar la responsabilidad y la independencia tenemos que tener en cuenta que los errores son oportunidades para aprender. Cuando nuestro hijo o hija se olvida los deberes, no estudia para un examen o no prepara sus cosas a tiempo y llega tarde al cole, debe asumir su responsabilidad, sin culpabilizar, y ayudarle a buscar soluciones para evitar que vuelva a suceder esa situación.

En muchas ocasiones, cuando esto sucede, los adultos solemos protestar, advertir y decir ‘ya te lo dije’ y a la vez lo vamos solucionando por ellos (preparando su mochila rápidamente o acudiendo a los grupos de whatsapp para saber qué deberes tiene), y eso no les beneficia nada. Es importante organizar y repartir las responsabilidades y las tareas de cada uno, adultos y menores (dependiendo de la edad, por supuesto), establecer límites sobre lo que se puede o no se puede hacer, y con firmeza y amabilidad asegurarnos de llevarlas a cabo.

No hacer las cosas por ellos, se aprende haciendo, ¡no lo olvides! Informa a tu hija o hijo qué has decidido hacer y hazlo, no quiere decir que se le abandone a su suerte, sino que tiene que asumir las responsabilidades que le corresponde. Por ejemplo, en el caso de olvido reiterado de la agenda le puedes decir: «cariño, no volveremos a preguntar sobre tus deberes a otros padres por whatsapp, esa es tu responsabilidad, y si se te olvidan no será esa la forma de solucionarlo porque creemos que eso no te ayuda a ti, te lo soluciona en el momento, pero no te ayuda a ser responsable. Estamos seguros que eres capaz de encontrar la manera que no te vuelva a pasar y si necesitas ayuda para darte alguna idea aquí estamos para hacerlo juntos».

Toca a los adultos de nuevo tener paciencia y constancia, la responsabilidad no se adquiere solo por establecer una organización en casa y la autonomía e independencia no se desarrolla solo porque se lo digamos. Los niños y niñas necesitan comprensión, paciencia y a la vez firmeza. Y por supuesto darle confianza de que lo pueden conseguir y valorar el esfuerzo que han hecho para conseguirlo.

Entrada y adaptación a la escuela infantil y colegio

La entrada a la guardería o al cole por primera vez supone un gran cambio en la vida de los peques, pasan de estar con sus progenitores, su familia en casa, a un entorno nuevo donde no van a estar sus figuras de apego y está lleno de adultos y niños desconocidos. Infórmate si en el centro existe ‘período de adaptación‘, muy recomendable cuando entran por primera vez al colegio, y que esta adaptación sea progresiva y pueda ser acompañado de sus padres en los inicios es mejor que mejor.

A la hora de marcharnos, siempre despedirnos, no ‘desaparecer’ de pronto, ya que puede provocar más angustia. Puede que llore, es normal y casi inevitable. Despedíos con un beso, diciéndole lo que van a hacer ahora y por supuesto que más tarde vendrán mamá y/o papá a por ellos, con muchas ganas de verle y de que les cuente las cosas que ha hecho.

El control de esfínteres también es una preocupación importante de las familias al entrar en la etapa de infantil, ya que casi ningún centro dispone de espacios para cambiar el pañal a los pequeños, por lo que se pide y se recomiendan que al inicio del curso ya controlen esfínteres y vayan sin pañal. Esta ‘exigencia’ no es fácil para todos, ya que quitar el pañal no es una cuestión conductual, sino madurativa. El cerebro del niño o niña tiene que haber madurado lo necesario para este acto y no todos los que entran a esa edad tienen esta condición cumplida, algunos de ellos ni siquiera han cumplido los 3 años.

En esta situación tenemos menos poder de intervención, por lo que recomiendo diálogo y comunicación con el profesorado para ayudar a los niños y niñas en este proceso, buscar soluciones que puedan beneficiar a todos y lo más importante que sean muy, muy respetuosas con el pequeño y la pequeña, sin castigarles o hacerles sentir mal o culpables porque se han hecho pis en clase o que mamá o papá han tenido que venir del trabajo o de donde estuviesen. Sí, es un trastorno para los adultos, pero tú hijo no lo ha podido evitar, está madurando y aprendiendo ¡Ten paciencia! De todas formas, os animo a que desde las AMPAS y órganos de participación de los padres y madres reivindiquéis que desde la administración pongan monitores de apoyo que se ocupen de estas tareas y puedan estar atendidos. 

Transición entre etapas De Infantil a Primaria

El tránsito a primaria conlleva cambios significativos: cambios de edificio y aula, de mobiliario, horarios (sólo 30 minutos de recreo), de dinámica y metodología, materias diferentes entre sí y tareas más repetitivas y descontextualizadas. El papel de la familia es decisivo en esta adaptación. Asumid este cambio con positividad y alegría, advirtiendo que van a cambiar las cosas pero como un reto a conseguir. Transmitir de forma clara a los niños y niñas que estamos a su lado para ayudarle en esta nueva etapa, en todas las áreas, y no fijándonos exclusivamente en su evolución académica.

Durante infantil se disponía de más tiempo de juego, que se reduce de forma importante en primaria, por lo que es recomendable proporcionar ese tiempo en otro horario. Son pequeños, ¡necesitan jugar mucho mucho!

De Primaria a Secundaria

Al igual que en la transición a Primaria, el paso a Secundaria tiene unos cambios importantes (cambio de centro, metodología, varios profesores, de compañeros, espacios más grandes), a eso se le añade el inicio de la adolescencia con su pretendido deseo de independencia y libertad mezclado con miedos e inseguridades. En esta etapa el profesorado señala la menor participación de la familia cuando los hijos pasan a Secundaria. Se deja de asistir a las reuniones, a tutorías y la comunicación entre centro y familia se hace menos fluida, como si ya los chicos y chicas pudiesen ir solos, y en realidad es todo lo contrario, porque aunque reclamen su espacio, que no les controlemos, también siguen necesitando amor, afecto, guía y apoyo incondicional.

Sigue participando en su vida, aún te necesita, y mucho. Es necesario seguir fomentando la responsabilidad y la autonomía. Ya no hay tanto seguimiento por parte de los profesores y tienen que organizarse solos. Podemos sugerirles y ayudarles a crear su espacio de estudio, cómodo, tranquilo y motivador. Hacer con ellos una tabla de rutinas y de estudio según sus necesidades y motivarles a cumplirla. Controlarle el uso, hasta que tengan hábito de estudio, de los ‘robatiempos’ (móviles, redes sociales, videojuegos) porque pueden impedirle cumplir sus compromisos de horarios.

Por otro lado, nos surgen temores sobre cómo le afectará este cambio a nivel emocional, de adaptación y si eso le influirá a nivel académico, ya que los chicos y chicas se tendrán que enfrentar a nuevas situaciones en cuanto a relaciones sociales, pertenecer al grupo de iguales, tendrán que resolver conflictos, nos asustan el ‘bullying’ y ‘ciberbullying’, etc., Por eso es muy importante que nos sientan presentes, que pueden contar con nuestro apoyo, fomentar la comunicación, evitar las luchas de poder y validar sus sentimientos y emociones, que serán como una montaña rusa.

Puede ayudar también conocer a sus nuevos amigos y amigas, promover el pensamiento crítico sobre valores y situaciones que pueden ser conflictivas y guiándole en la resolución, sin caer en el proteccionismo. ¿Y la emociones? No todo es establecer rutinas, horarios, preparar los materiales, el cuarto, etc. ¿Dónde dejamos las emociones? Como hemos señalado más arriba, la vuelta (o entrada por primera vez) al cole genera múltiples emociones y preocupaciones dependiendo de la edad, entre ellas: ¿llorará? ¿Aguantará el pipí? ¿Hará nuevos amigos? ¿le gustará el profesor? ¿Tendrá miedo? …

Estos pensamientos pueden rondar la cabeza de los niños y los padres durante estos días previos como un comportamiento normal al enfrentarse a algo nuevo y desconocido. Por eso es importante cómo vivamos los adultos este momento y podemos ser ejemplo para nuestros hijos e hijas. Según vivamos nosotros esta situación como problema o como reto, estaremos condicionando también cómo lo viven nuestros hijos. Son totalmente normales estas emociones, tampoco las vamos a negar o bloquear, no se trata de eso. Se trata de aceptar esa emoción y tomar distancia siendo conscientes y ocupándonos para encontrar soluciones. Que nuestro hijos nos escuchen decir ‘¡qué bien te lo vas a pasar!’ o ‘¡el instituto va a estar genial!’, pero nuestra cara y postura sea de tensión o preocupación no va a surtir ningún efecto, porque los niños no nos escuchan ni nos ven, nos sienten.

Nuestra tranquilidad y actitud les dará más confianza y seguridad para enfrentarse a cada etapa.  Cada etapa que pasamos las personas en nuestra vida están llenas de ‘pros’ y ‘contras’, de situaciones que fluyen y de otras en la que nos bloqueamos, de problemas y de soluciones, de momentos inolvidables. No compliquemos más las cosas echando de menos otras etapas de los peques o preocupándonos por lo que va a venir. Cada período de vida de nuestros hijos va a tener momentos únicos que vais a superar y vivir juntos, que os van a hacer crecer a ambos y que os harán conectar para siempre.

Sonríe, vive con alegría y disfruta de cada instante, de cada reto, de cada logro, de cada caída, de todo, porque todo pasa y serán irrepetibles. ¡No tengas miedo de vivirlos!

 

 

FUENTE https://ladiversiva.com/ayudo-hijo-inicio-del-curso-escolar