Gabinete Akro - Psicología Infantil y Adolescente

CUANDO LA ADOPCIÓN PARECE SER UN PROBLEMA

CUANDO LA ADOPCION PARECE SER UN PROBLEMA.

Tener un hijo es probablemente el hecho que más cambia la vida y el corazón de una persona. Cuando este hijo llega por adopción, la ilusión, el amor y la entrega es tan grande e importante como en cualquier caso de maternidad-paternidad. Sin embargo a veces aparecen dificultades inherentes al hecho de que estos niños no tienen una experiencia de vida con sus nuevas familias y sus padres tampoco la tienen como padres de ESTE hijo, que sin duda difiere del imaginado o fantaseado. No es ni peor ni mejor, es simplemente SU HIJO VERDADERO. No su hijo soñado, fantaseado perfecto e ideal. Es simplemente EL QUE TIENE QUE SER y por ello es PERFECTO.

Pueden aparecer pues algunas dificultades de este hecho, sumados a las mochilas previas de padres e hijos y la condición de abandono. Además de su bagaje emocional y el de sus padres. Por ello en mi experiencia profesional observo que existen posibles dificultades que se van a derivar de la adopción (de esa vida previa a la adopción y de la adaptación a esta nueva familia) en el terreno psicológico.

Entre otros podemos encontrar:

Problemas de Maduración y/o Aprendizaje.

En muchos casos la deprivación cultural, en otros la falta de experiencia previa de escolarización o socialización y en todos o casi todos el no haber estado previamente en una familia, con la falta de estimulación que eso supone, crea o produce los denominados problemas de desarrollo madurativo; que pueden o no terminar siendo problemas de aprendizaje (o déficit cognoscitivo acumulativo). Nos encontramos con ello cuando la edad madurativa del niño no coincide con la real. En las distintas áreas que se evalúan; Personal-social, adaptativa, motórica, comunicación y cognitiva, nos encontramos con dificultades provocadas por la falta de estimulación. Veámoslo por áreas.

Personal-social.

La interacción social, la expresión de sentimiento y afecto pueden estar evidentemente afectados por la falta de experiencia previa. Solo en sociedad aprendemos a estar en sociedad y son normalmente los padres, los que nos dan las pautas y las habilidades necesarias para el correcto desenvolvimiento en ella. Partimos de la base de la inexperiencia por falta de ensayo y error en el terreno social y la falta de padres que les den las normas necesarias. La expresión de afecto es deficiente en el momento en que nos falta a quien expresarlo y que no nos lo expresan a nosotros. Esas miradas de afecto, esas caricias primeras y posteriores, esas palabras expresándoles amor les han faltado durante algún tiempo o mucho tiempo en algunos casos.

No han estado en la mente de nadie el suficiente tiempo, por lo cual tienen una pobre estructuración mental. Sabemos que el aprendizaje vicario es fundamental en ello. En consecuencia el auto concepto se ve debilitado y la autoestima a la vez, ya que nadie les dice lo válidos, lo guapos y lo importante que son, al contrario de los hijos biológicos (en los casos normalizados) a los que, lo normal, es que se lo digamos desde su concepción y después desde su nacimiento. Por lo tanto si les falta la sociedad y sus relaciones, la expresión afectiva y su autoestima; entonces su rol social ¿cuál es?, ¿dónde encontrarlo?, ¿Cómo soy? ¿Qué soy para los demás?, ¿cómo debo comportarme? Son las preguntas que sin tener aún capacidad para hacérselas las sienten y las viven por tanto.

No debemos esperar entonces que sean niños que colaboren a la primera y que acaten normas, unas normas que no pueden tener interiorizadas.

Adaptativa.

La adaptación al medio supone una relación armónica con él, es además el ajuste de la atención, el sentimiento, la voluntad y hasta el pensamiento a un contenido. Hablamos también de la capacidad de adaptación a un nuevo país, casa y familia a veces. Pidiéndoles incluso habilidades de autoayuda como vestido, aseo y responsabilidad personal. Su propia definición nos alerta de lo duro que puede llegar a ser esto y que en consecuencia surjan dificultades en ello. Nadie les ha mostrado la armonía familiar, no tienen experiencia previa en el sentimiento de amor mutuo, no conocen nuestra casa, sus normas y pautas de convivencia ni a veces el país y sus formas, olores, clima etc....

El ejemplo muy típico pero ilustrativo, en el que nos imaginamos lo siguiente: “alguien llama a tu puerta y te sacan de tu casa, te llevan a un lugar lejano donde no entiendes lo que hablan, tienes demasiado frío o calor, la presión atmosférica es tan distinta que te duele la cabeza, hay demasiada gente nueva que espera que los abraces y beses; huele muy diferente y esa comida que te dan es tan diferente que no acostumbras tan fácilmente a tu paladar, aunque te estén dando el mejor salmón o caviar y el mejor champán francés. Y además, no consigues que entiendan lo que les hablas......”. algunos adoptados adultos que han comentado su experiencia adoptiva nos hablan de sentimiento de secuestro.

Después está el hecho de la autonomía, normalmente nos sorprende lo bien que hacen sus cosas solos. Se visten, lavan, recogen sus cosas, controlan pronto esfínteres.... ¡qué bien!, se podría pensar. Pero de pronto, a veces, la mayoría de las veces, dejan de hacerlo y quieren que nosotros los papás y educadores lo hagamos. Estas regresiones son normales y es que nunca han tenido a papá y mamá para hacérselo y ahora les gusta.

Nuestro consejo es que se lo permitan, que le demos eso que nos piden y no tuvieron, ya tendremos tiempo para enseñarles de nuevo a hacerlo otra vez, como cualquier padre hace al principio. Algunos padres nos dicen - ahora es más difícil hacerlo- , un buen truco es decirles que son grandes, se han hecho grandes con nosotros y nosotros con ellos; que ahora papá y mamá dedicarán ese tiempo a hacer cosas más divertidas juntos como jugar a sus juegos preferidos, se trata de ofrecer algo divertido, amoroso a cambio de un esfuerzo que ellos están haciendo.

Otra dificultad que nos encontramos son los déficit de atención. Es normal que aparezcan dificultades de atención ante tanto estímulo nuevo que atender. Esta dificultad irá cediendo con la experiencia repetida que demandan con estos estímulos. Si haces una construcción con cubos; querrán repetirla cien veces y aún más, de forma que el resto de cosas parecen desaparecer. Poco a poco centraran un foco más amplio de atención y tendrán más capacidad de atención, aunque como veremos; estas dificultades atencionales, pueden permanecer.

Comunicación.

Por el mismo motivo expuesto de falta de experiencia, el lenguaje encuentra dificultades. Tanto la comprensión como la expresión pueden estar temporalmente limitadas. Encontrando entonces un pensamiento que no puede expresarse en ideas, pues hay falta de lenguaje actual o dificultades en la comprensión. Debemos entender entonces que las formas de expresión lleguen a ser excesivas, rozando la euforia o la cólera según el contenido emocional de este. La rabia suele ser fruto de la frustración que provoca el no poder expresarse. A esto añadimos la diferencia de idioma si es el caso. Pero no suele haber muchos problemas en este sentido que el tiempo no cure y es que suelen ser “esponjitas” para aprender el nuevo idioma.

Aunque a veces pueden quedar dificultades en el lenguaje derivadas de estas limitaciones. Además debemos diferenciar entre el lenguaje funcional, ese que requiere la comunicación para el día a día y el lenguaje cognitivo, ese que se requiere en el aprendizaje formal. Es este segundo el que puede permanecer con dificultades.

Área Motora.

En casos de niños institucionalizados la falta de movimiento, al ser muchos y ser pocos los cuidadores hacen que existan dificultades en la motricidad gruesa y fina. Además en casos de niños más mayorcitos que no han acudido a la escuela pueden aparecer dificultades en la motricidad perceptiva. Pero si no existen anomalías añadidas, la reeducación de estas destrezas suele ser positiva.

Área Cognitiva

De nuevo debemos referirnos a la falta de estimulación. Esto hace que tengan deficiencias en la percepción, la memoria, el razonamiento, el desarrollo conceptual y las habilidades propiamente escolares. Normalmente cuando estimulamos estas destrezas el resultado suele ser positivo, si no existe otro condicionante de tipo intelectual, neurológico, conductual o emocional. Cuando estos problemas de tipo madurativo se mantienen a lo largo del tiempo y no se corrigen del todo con la terapia, pueden convertirse en:

Dificultades en el aprendizaje.

Estas dificultades no tienen por qué llevar implícito un mal funcionamiento intelectual, aunque pueden llevarlos. Estas dificultades se centran en una dificultad mantenida a la hora de adquirir nuevos aprendizajes que se corresponden normalmente a aquellos de tipo predominantemente académicos.

El resultado o la consecuencia es que les cuesta llevar el ritmo de aprendizaje escolar normalizado. Sus adquisiciones de los contenidos escolares son más lentas y tienen continuos retrocesos en lo aprendido. Muchas veces estas dificultades aparecen junto a unas capacidades intelectuales medias o incluso en ocasiones superiores a la media. Existe entonces un bloqueo cognitivo que normalmente, en los casos que nos ocupan, suelen tener como trasfondo un bloqueo de tipo emocional.

Ante esto nuestro trabajo se centra además de atender a las demandas cognitivas, intelectuales o curriculares que nos está presentando el niño/a; atender a las demandas emocionales y paliar en la medida de lo posible las consecuencias que las carencias emocionales sufridas han dejado en el niño. Es fundamental la constancia, la paciencia y el cariño en forma de aliento constante; dejándolos expresar a su forma, la rabia contenida o la tristeza íntima que pueden aparecer.

Hiperactividad o TDAH

Es muy común que al acudir con nuestros niños al pediatra, en plena fase de adaptación, este nos diga que el niño es hiperactivo. Normalmente solemos tranquilizar a los padres comentando que es una pauta habitual durante la fase de adaptación. Sin embargo hemos observado que tras este periodo lógico de adaptación, en algunas ocasiones, continúan estas dificultades. Siendo este problema, el TDAH, el más asociado a la adopción cuando se hablan de dificultades que presentan o pueden presentar los niños adoptados.

Estamos totalmente en desacuerdo con este diagnóstico sin que exista un trasfondo neurológico en tal dificultad. Aún así previamente definimos brevemente esta dificultad. El TDAH es uno de los trastornos neuroconductuales más comunes diagnosticados en la infancia, el cual puede perdurar hasta la edad adulta. En la actualidad no se conocen las causas. Una persona con el TDAH experimenta un nivel crónico de falta de atención, hiperactividad e impulsividad, o todas las conductas, lo cual compromete seriamente su funcionamiento diario.

Los síntomas de este trastorno deben presentarse a niveles por encima de los esperados para la etapa de desarrollo de una persona y deben interferir en la habilidad de esa persona para funcionar en diferentes ambientes (p. ej., en la escuela y en la casa). No se diagnostica hasta los 6 años de edad. Es probable que una persona con el TDAH tenga problemas en diferentes áreas de su vida, como por ejemplo en sus relaciones con la familia y otras personas de su misma edad, y en su rendimiento escolar y laboral.

Se han establecido tres tipos de TDAH según el nivel de los síntomas que experimenta el individuo.

1. Predominantemente inatento. Es difícil para el individuo organizar o terminar una tarea, prestar atención a los detalles, o seguir instrucciones o una conversación. La persona afectada se distrae fácilmente u olvida los detalles de las rutinas diarias.

2. Predominantemente hiperactivo-impulsivo. La persona se muestra inquieta y habla mucho. Le es difícil permanecer tranquila por mucho tiempo (p. ej., para comer o para realizar un trabajo). Los niños más pequeños tienden a correr, saltar o trepar constantemente. El individuo se muestra impaciente y tiene problemas de impulsividad. Cuando una persona es impulsiva, puede que interrumpa mucho a los demás, le quite cosas a otra persona o hable en momentos inoportunos. Se le dificulta esperar su turno u oír instrucciones. Una persona impulsiva puede tener más accidentes y lesiones que otras

3. Combinado. La persona afectada experimenta los síntomas de los tipos anteriores por igual. Muchas de las dificultades pueden explicarse por falta de aprendizaje e interiorización de normas de nuestros niños, pero cuando permanecen más allá de un periodo lógico normal, debemos intentar corregirlas con terapia.

De cualquier forma al existir unas causas de tipo psicosocial (como la institucionalización) podemos hablar de sintomatología o comportamiento de tipo hiperactivo, impulsivo o desatento; no debemos diagnosticar el trastorno. Así hablamos de que nuestro niño funcionalmente presenta un TDAH; esto significa que está funcionando conductualmente así, sin etiquetar con el trastorno; ya que desde nuestra opinión debemos darle mucho tiempo, incluso años y puede llegar a producirse el cambio; mientras que una persona neurológicamente Hiperactiva lo tendrá más complicado.

Se trata simplemente de pararse a pensar cómo se siente un niño abandonado, que pasa por varios abandonos hasta llegar a su nueva familia, ¿qué piensa? ¿Que siente? …. El cuerpo simplemente expresa y a veces se expresa con estos síntomas…. TIEMPO AL TIEMPO…

Problemas de Lenguaje

En ocasiones se observan dificultades específicas en el lenguaje de tipo disléxico, disortográfico; además de problemas a niveles sintáctico, semánticos y pragmáticos. Es común ver niños y niñas ya mayorcitos; que llevan mucho tiempo en su familia adoptiva y aún les cuesta expresarse. Su sintaxis es dificultosa y la expresión verbal deficiente.

Observamos además que estas dificultades aumentan cuando nos centramos en un discurso de tipo emocional, cuando habla de sus preocupaciones o emociones y sentimientos. Creemos, en el caso de adopciones internacionales y niños que se han adoptado más allá de los tres o cuatro años, que al ser niños cuya lengua materna dista mucho de la nuestra en gramática y estructura; su pensamiento elaborado mediante el lenguaje mezcla o confunde ambas estructuras, la del lenguaje de origen y el posterior.

En estos casos se trabaja logopedia a nivel lingüístico: estructuración de frases, gramática, expresión oral y escrita. Se trabaja de forma similar a la que trabajamos con niños disléxicos o que presentan Disortografia. Es decir, se trabaja como en los casos de problemas específicos en la lecto-escritura. Sin dejar de atender el trasfondo emocional que pueda existir.

Problemas de Alimentación o Sueño

Es otra de las demandas en consulta que más presentan los padres. Sus hijos no comen bien o duermen muy poco. En la literatura sobre adopción hay bastante escrito al respecto. La adaptación de los niños más pequeños suele resentirse en esto, ya que el sueño y la comida son las formas más primitivas que tienen para informarnos de lo que están viviendo. Lo normal es que cuando el niño establece un apego seguro con sus padres y entienda la incondicionalidad de esta familia y que es ya definitiva para él, vayan cediendo estas dificultades.

Teniendo siempre en cuenta que para ello es fundamental establecer una adecuada parentalidad. Los expertos en el tema nos hablan de padres-terapeutas. A veces se mantienen a lo largo del tiempo y en estos casos está relacionada con la ansiedad excesiva que manifiestan los padres por ello. Los niños observan un punto débil en sus padres, unos padres que han dado prioridad a la salud física de sus hijos, que no consiguen reponerse en ocasiones del impacto inicial ante la primera visión de su hijo, en ocasiones desnutrido o con miedo a dormir.

En estos casos el mantenimiento de la conducta es una clara necesidad de atención, porque saben que sus padres les atienden en estas circunstancias en las que no duermen o se niegan a comer. En estos momentos “papá y mamá están conmigo todo el tiempo y no se mueven de mi lado” es el pensamiento o la vivencia de estas situaciones. Fruto de un profundo sentir, un trauma de abandono que los expone a un miedo intenso a estar solos. NOS NECESITAN. NECESITAN NUESTRA PERMANENCIA.

Y como sabemos en un periodo de su vida, han tenido que comer y dormir sin nadie que los mimara y vigilara su sueño o alegrara su comida, con la indefensión y soledad que esto puede provocar. Además si me duermo, ¿estarán de nuevo cuando despierte? O ¿quizás despierte de nuevo en el orfanato?; estos son los pensamientos mágicos que pueden aparecer temporalmente. Es por ello lógico que ahora quiera recuperar el tiempo perdido.

Es importante pasar tiempo con ellos en otro tipo de actividades lúdicas, cachorrear con ellos en otros momentos de tranquilidad y sosiego familiar y tomar la alimentación y sueño como un hábito donde nuestro tono emocional sea en todo momento neutro y donde le demos unas claras pautas conductuales que NO LOS SOBREPASEN. POCO A POCO.

Problemas Emocionales o Psicoafectivos

Es lógico que surjan problemas de este tipo, que suelen aparecer más en la pre adolescencia y adolescencia. Son problemas derivados del abandono, identidad, pérdida o una inadecuada imagen emocional que mantienen de su familia biológica.

En este sentido es común en los adolescentes sentirse rechazados y abandonados por todos y proyectar este primer abandono en sus posteriores relaciones. El motivo es que interiorizan que fueron abandonados o rechazados porque no eran válidos. Estos problemas de autoestima se arrastrarán si no se hace una correcta elaboración de su abandono y el sentimiento de rechazo y desamparo los acompañará en sus vidas y las relaciones que establecen.

Es por ello que debemos trabajar las dificultades respecto a su identidad que les surjan. Ya desde pequeños deben tener claro que son adoptados y en consecuencia tuvieron unos padres biológicos anteriores. Si basamos una relación en mentiras y ocultamos información generamos desconfianza y baja autoestima, ya que “si me lo han ocultado es porque es malo” o “si me han mentido no puedo confiar en ellos”; son pensamientos que pueden acudir a su mente. Igualmente son diferentes (raza, aspecto….) y hay que trabajar esa diferencia.

Trabajar la integración y aceptación de la diferencia. Responder a sus preguntas de forma coherente y lógica, atendiendo a la información real que tenemos es importante. Es primordial no fantasear ni dar datos que no tenemos por endulzarles la realidad, ya que se formarán una imagen irreal de su adopción y pueden crear mentalmente unos padres mágicos y paralelos dotados de todas las cualidades que ellos querrían, que no existen.

Si existen diferencias étnicas o culturales en su origen también debemos trabajarlas, pues no debemos olvidarnos que ante el espejo es negro, indio o chino y que la sociedad ve eso, además de un niño adoptado. Mientras más interiorice su imagen física y la integre a su persona, a su familia y a su entorno; y esta diferencia esté presente también en nuestras vidas, siendo valorada por nosotros los padres y profesionales que trabajamos con ellos; mejor interiorización tendrán de éstas y en definitiva de ellos mismos. Del hecho de ser una china en España, una india en Barcelona o un negro en Sevilla.

La revelación es algo que debemos encauzar desde el principio. Debemos mantener vivo el hecho de que son adoptados y que tienen una historia previa a nuestro encuentro con ellos. Si hablamos de niños muy pequeños podemos elaborar un cuento con su historia y elegir un momento agradable del día, de complicidad para transmitirlo.

Después debemos hablar de las diferentes familias que existen y de que todas las personas han estado en un útero (una barriguita según la edad) pero a veces las familias se configuran sin que esa primera persona, sea la madre o el padre con los que compartimos la vida. Siempre, nos obstante, serán sus padres biológicos. Sus primeros padres, ellos llegaron primero y deben ser honrados y respetados.

Por ejemplo, contarles que una persona los tuvo en la barriga y después papá y mamá fueron a recogerlo para cuidarlo, porque esa persona no podía cuidar a un bebé. Más tarde, podemos hablar de la mamá y papá biológicos que nos ayudaron a que formemos la familia que somos y por último hablar del término adopción legal y burocrática. A cada edad y maduración emocional del niño debemos adaptar nuestras versiones del proceso adoptivo, pero siempre debemos hablar de él.

Otra cuestión importante es tener una imagen positiva de la familia de origen, pues esta es la que vamos a transmitirles. No debemos olvidar que provienen de ellos y tienen cosas en común. Si odiamos o no nos reconciliamos con su familia de origen, tampoco lo harán ellos; en consecuencia, tampoco se reconciliarán con esa parte de sí mismos.

Por último comentar que todo abandono pasa por un duelo tarde o temprano. La adopción se basa en algo trágico que es un abandono o un rechazo y esto no podemos ocultarlo o taparlo, sino elaborarlo y trabajarlo. Antes o más tarde toda persona adoptada se enfrentará a este hecho y es nuestra labor de padres y profesionales estar ahí y ayudar a la persona, compartir su historia. La empatía emocional en este proceso es fundamental. Yo hablaría de tres términos fundamentales en este punto que nos ocupa: verdad, unión y amor.

Dificultades en relación con la edad del menor y país de procedencia.

Es tradicional leer o trasmitir desde los profesionales que forman a los padres adoptivos, que la edad y el país de procedencia del menor no son importantes o no suponen factores de riesgo, nuestra experiencia no es esta. Comenzando por la edad, comentar que existen dificultades de adaptación a cualquier edad pero la dificultad difiere. Cuando hablamos de dificultad hablamos desde las dos direcciones, no solo puede costar la adaptación del niño a sus padres sino al contrario también.

En el caso de los bebés los problemas de adaptación suelen estar más relacionados con los hábitos. Manifestando más dificultad en la alimentación o el sueño. También pueden aparecer más manifestaciones de tipo somático; expresando su malestar a través del cuerpo. En ausencia de un lenguaje estructurado aun, el cuerpo habla. Otras veces aparecen reacciones conductuales como irritabilidad, llantos o apatía. Es importante adaptarse a los horarios del bebé o a la forma en que los alimentaban, aseaban, dormían etc...

En el caso de niños mayores (cuatro o cinco años en adelante) dependerá mucho la adaptación de su historia previa, los vínculos afectivos o no que establecieran antes, la educación recibida etc.... El factor positivo en la adaptación de estos niños es que pueden tener claro el hecho de querer tener una familia. Al principio suelen intentar no alterar o disgustar a su ambiente “ser buenos” para no ser rechazados; no siendo ellos mismos, este es otro tema a trabajar porque lo más sano es que lo antes posible se permitan ser ellos mismos.

Algunas dificultades conductuales son necesarias ya que necesitan “poner a prueba” y saber hasta dónde pueden llegar. Necesitan saber hasta dónde estamos dispuestos a llegar por ellos y sentir la incondicionalidad del amor que vamos a brindarles. Pero para ser realistas y hacer honor a la verdad debemos decir que el sufrimiento del pequeño será menos en tanto en cuanto tiene menos vivencias de abandono, maltrato en ocasiones o soledad. Es decir cuanto antes establezca lazos afectivos fuertes y un apego estable, menos consecuencias emocionales surgirán el futuro.

Es importante apreciar el peso de esa mochila, mientras menos carga negativa tenga (da menos tiempo a cargarla si están menos tiempo institucionalizados) menos pesa y más liviana es la marcha ante la futura vida.

Finalmente resaltar que no todos los niños tienen que sufrir los mismos problemas de adaptación y que éstos a veces se superan con normalidad y sin dejar huellas. Por otro lado hay que sumar las posibles dificultades de adaptación que encuentren los padres. Su propia mochila, su propia forma de ser, sus expectativas que pueden o no ser cubiertas y eso desencadenar dificultades, sus propias contradicciones etc…

Los padres deberían revisar en ellos mismos estas cuestiones, analizarlas y trabajarlas si es necesario con el objetivo de no añadir o añadir lo menos posible al proceso de adaptación. Es importante no cargar excesivamente en esto al adoptado. Es común ver la dificultad y lo negativo en el adoptado y no analizar y mirar la posible parte del adoptante.

En cuanto al país de origen podemos hablar de los siguientes tipos de adopciones y países:

 Adopciones nacionales. NO TIENEN PORQUE APARECER DIFICULTADES PERO LO QUE NOS HEMOS ENCONTRADO EN EL CASO DE APARECER ES: están condicionadas normalmente por factores de tipo sociales; drogas, alcoholismo, delincuencia, maltrato u otras que provoquen la retirada del menor. Las principales dificultades se relacionan con estos factores y por tanto provocan dificultades conductuales y/o emocionales. Por descontado no todos los casos de adopciones nacionales son iguales.

 Adopciones internacionales. NO TIENEN PORQUE APARECER PROBLEMAS O DIFICULTADES PERO LO QUE NOS HEMOS ENCONTRADO EN EL CASO DE APARECER ES: Suelen ser más numerosas los casos de niños provenientes de Sudamérica (Colombia, Brasil, Perú), países de Europa del este (Rusia, Rumania, Bulgaria) y países asiáticos (China, India, Vietnam…)

En el caso de niños de procedencia sudamericana lo más común es que existan problemas de deprivación cultural. Son niños que no se han escolarizado y no han sido estimulados cognitivamente. Con lo cual los problemas más frecuentes son retrasos madurativos o problemas de aprendizaje. También es bastante común el déficit atencional acompañado, aunque en menor grado de hiperactividad o impulsividad en el estilo cognitivo. El resultado de la terapia en estos casos suele ser positivo. Siempre que no haya dificultades más severas como abusos, maltratos, negligencias severas etc…

En el caso de los países del este de Europa, en los informes de asignación ya suelen aparecer el término Retraso Madurativo del Desarrollo. Ya en España nos encontramos, en algunas ocasiones, con niños que han estado en orfanatos con unas condiciones muy desfavorables. Sumamos a esto el ser una población más fría en carácter y emotividad; en consecuencia son niños más faltos de afecto.

Un tercer factor de riesgo es el físico; suelen ser poblaciones con un alto grado de alcoholismo genético u otras adiciones; y estos niños suelen proceder de abandonos en ambientes desfavorecidos socialmente. Sumamos entonces embarazos de riesgo en la salud, institucionalizaciones más desfavorables, un ambiente afectivo más pobre (deprivación emocional) y el resultado es a veces muy negativo.

En estos casos nos podemos llegar a encontrar niños donde el retraso madurativo es el factor menos condicionante en la terapia, son niños con los denominados SAF (síndrome alcohólico fetal) o TEAF (Trastornos del espectro alcohólico fetal).

En los casos más severos sintomatología autística, con los denominados TEA (trastornos del espectro autista), con componentes psicóticos en su conducta. Aparecen una ruptura con la realidad y permanecen mucho tiempo evadidos, aparecen alucinaciones, estereotipias etc... La realidad ha llegado a ser tan cruda en sus vidas que prefieren vivir en otra alternativa que se han montado interiormente.

En todos los casos y dependiendo de la elaboración del abandono, el tratamiento de su identidad o transmisión de los orígenes culturales por parte de su familia, pueden o no derivar en problemas emocionales.

Éstos no están vinculados en absoluto a su lugar de procedencia sino al propio proceso de búsqueda de identidad. Muchas veces no tienen antecedentes biológicos, es decir son desconocidos, desconectados de su ascendencia genética, viviendo en un país del que no provienen e incluye muchas veces diferencia étnica, es difícil para ellos la aceptación de la perdida y la elaboración de su identidad, entrando en crisis personal.

Nuestro legado como padres adoptivos es una adecuada educación emocional que de salida a sus necesidades. Es estar ahí, permanencia, constancia y presencia. Acompañamiento en sus zonas sensibles; en las que todo lo referente a la adopción suele serlo. Apoyar, atender, aceptarlo incondicionalmente (son como son y en muchas ocasiones no lo que podemos “desear” que sean) entender sus crisis, dar salida a su enojo, facilitad su necesidad de saber, su necesidad de buscar, comprender y AMAR incondicionalmente. Cuando somos capaces de ver su esencia, comprendemos que ésta es siempre hermosa. Cuando podemos agradecer tenerlos al lado, a pesar de todo se nos abre un mundo de ternura y amor desconocidos hasta ese momento que simplemente hace que pronunciemos esa frase de “por supuesto que vale la pena” ante esa pregunta que tanto nos hacen como padres adoptantes.

 

Laura Silva Vargas.

Madre adoptante y psicóloga